La Jiribilla l La Habana, abril 28 a mayo 4 de 2012.
Tuesday, May 1, 2012
Gracia de Matanzas: anatomía y fisiología de un TALLER
La Jiribilla l La Habana, abril 28 a mayo 4 de 2012.
Friday, December 10, 2010
FANGO de María Irene Fornés.


Fotos: Pablo Durán.
FANGO
de
María Irene Fornés
Dirección
Alberto Sarraín.
Sábado, 15 de enero de 2011 a las 20:00 - Sábado, 05 de febrero de 2011 a las 21:30
LugarSala La Usina,
C/Palos de la frontera, 4,
Madrid de Spain
FANGO
Traducción, dramaturgia y puesta en escena:
Alberto Sarraín
Actores y personajes:
Dayana Contreras: Mar
Fidel Betancourt: Lino
Joseán Bengoetxea: Hernán
Ayudante de dirección y Regidor de escena:
Ernesto Ruenes
Escenografía:
Alberto Sarraín y Pablo Durán
Vestuario:
Equipo de artenlace
Diseño de iluminación:
Sergio Barreiro
Banda sonora
Alberto Sarraín
Fotografía:
Pablo Durán
Videografía
Leandro Martínez Cubelas
Producción ejecutiva:
Pablo Durán
Una producción de: Artenlace
Wednesday, October 27, 2010
Presentación TEATRO CUBANO EN MIAMI

Teatro cubano en Miami
By ARTURO ARIAS-POLO
El volumen será presentado por su compilador y el escritor Rodolfo Martínez Sotomayor, director de la Editorial Silueta, como parte de las actividades de TEMfest, la muestra de teatro local que concluirá el 21 de noviembre.
Los parientes lejanos (Julio Matas), Tirando las cartas (Matías Montes Huidobro), Rehenes (José Abreu Felippe), Fuerte como la muerte (Daniel Fernández), El reloj dodecafónico (Ernesto García), La noche de Eva (Yvonne López Arenal) y Triángulos obtusos (Julie de Grandy) conforman la entrega.
"Después de buscar los nombres de los dramaturgos cubanos de Miami comencé a seleccionar los que mejor se ajustaban al criterio inicial que me había propuesto: ofrecer una visión del teatro cubano escrito por distintas generaciones de exiliados'', explicó De la Paz, quien, además, financió el proyecto conjuntamente con Silueta.
El escritor atribuyó la escasez de obras de teatro impresas en este lado del Estrecho de La Florida al desinterés de algunos editores y del público. Y por tratarse de un género concebido para ser visto, más que para ser leído, las publicaciones especializadas tienden a concebirlo como un producto de minorías. No obstante, destacó los esfuerzos de algunas universidades, del dramaturgo Pedro Monge Rafuls, director de la revista Ollantay, y del propio Matías Montes Huidobro en su serie de ensayos Cuba detrás del telón.
Al referirse al tema de las obras, De la Paz subrayó que, si bien reflejan estilos y puntos de vista diferentes, todas se emparentan en la recurrencia al tema de la familia, la muerte y el exilio.
"Mientras que en Los parientes lejanos Matas cuenta una historia ambientada en Miami con sabor local, en Tirando las cartas, único texto inédito del libro, Montes Huidobro juega con el tema del exilio en una obra de vanguardia'', dijo.
En el caso de Abreu Felippe y Fernández, autores de Rehenes y Fuerte como la muerte, respectivamente, De la Paz subrayó que se trata de intelectuales formados entre finales de la etapa republicana y la revolución, pertenecientes a la llamada Generación del Mariel. De igual forma mencionó que en la primera obra se aborda el tema del exilio a través de las relaciones interraciales y la segunda se centra en dos víctimas del sida que confrontan sus visiones sobre la vida ante la proximidad del desenlace fatal.
"García y López Arenal se educaron bajo la sombrilla del Instituto Superior de Arte de La Habana bajo la premisa de `dentro de la Revolución todo, contra la Revolución nada' '', amplió De la Paz, que resaltó que en El reloj dodecafónico García explora la relación filial, la vejez y la muerte; mientras que en La noche de Eva López Arenal presenta un juego atemporal entre la escritora Simone de Beauvoir y Eva Fréjaville.
"Cerré la selección con Triángulos obtusos, donde se presenta la relación entre dos mujeres que supuestamente han sido secuestradas'', dijo De la Paz, que escogió la obra de Julie de Grandy por reflejar la dualidad de la dramaturga nacida en Cuba y formada en Miami.
Presentación de Teatro cubano de Miami. Miércoles 27 a las 8 pm en Teatro en Miami Studio, 2500 SW Calle 8. Entrada libre. Informes: (305) 551-7473.
http://www.elnuevoherald.com
Tuesday, July 6, 2010
Cuba detrás del telón: Insularidad y Exilio.

Diseño de portada: Luis García Fresquet. Obra en la portada: "Esta gente" Antonia Eiriz.

Friday, April 23, 2010
Alberto Sarraín. Protagonistas de los 60.
El teatro como protagonista: La paradoja del teatro cubano de los 60
Alberto Sarraín
“El teatro está en crisis” ya lo dice Aristóteles en La Poética y desde sus orígenes una permanente crisis se ha extendido sobre él a través de los tiempos. Para la gente de teatro, la falta de dinero para hacerlo y la ausencia de público en los lugares de representación es un componente más de la profesión. El teatro ha permanecido en las sociedades contemporáneas por esa especie de martirio resignado de la tropa que acepta su permanencia en un arte, de y para muy pocos, como un designio de los dioses.
En las pocas ocasiones en que el teatro florece y se convierte en un actante social, atrae como la luz a los insectos nocturnos, a muchos que esperan el milagro: conocer cuál ha sido la fórmula precisa para que el público, sentado cómodamente frente a una pantalla de cine, de televisión o de computadora, se levante y ocupe las casi siempre molestas butacas de una improvisada sala de representación en la próxima temporada.
Estos pocos momentos de esplendor y protagonismo del teatro han sido tan escasos y fugaces que saltan de los clásicos al renacimiento, de lo victoriano a lo contemporáneo, de Chejov a Ibsen, de O’Neill a Williams y Miller, de Stanislavski a Grotowsky.
Pocas han sido las etapas de florecimiento teatral en nuestra América hispana. Todavía en los años cuarenta el teatro hispanoamericano, y me refiero al teatro vivo, al acto mismo de representar, se encontraba prácticamente colonizado por las grandes compañías españolas que hacían “la América”. Sólo Buenos Aires y Ciudad de México tenían un movimiento teatral estable, sin ninguna repercusión estética. Las compañías de estas ciudades eran consideradas importantes en la medida que se acercaran al patrón peninsular, sus repertorios, puestas en escenas y estilos, eran miméticas de esas compañías que llegaban por quince días y hacían nueve obras de repertorio. Mientras las vanguardias dejaban huellas en Europa, nuestros teatros se empecinaban en el melodrama, la declamación y el romanticismo trasnochado.
Es a principios de los años cuarenta, con el exilio español de la República y otros europeos que escapaban de los movimientos fascistas, que el teatro comienza a movilizarse hacia otras tendencias estéticas. Figuras como Margarita Xirgu, Alberto de Paz y Mateo, Alejandro Casona, Ludwig Schajowics y José Rubia Barcia, comenzaron un proceso de renovación con el que se inicia una nueva era teatral en nuestra América. Cuba no fue la excepción, la presencia de Ludwig Schajowics y José Rubia Barcia, representó un gran salto de desarrollo con la creación de la Escuela Libre de La Habana, la Academia de Artes Dramáticas y el Teatro Universitario. En la Academia se formaron por primera vez profesionales del teatro con recursos innovadores para el momento. También se prestó atención a la formación de personal técnico y en 1941 fueron los primeros en suprimir la concha y el apuntador, haciendo un giro definitivo hacia el canon de la Modernidad: alcanzar lo inalcanzable.
Ya en 1949 encontramos a los hermanos Raquel y Vicente Revuelta junto a Miguel Navarro interpretando la obra, Diálogo del malecón, bajo la dirección de Modesto Centeno, alejándose de todos los patrones estéticos anteriores. La pieza era en realidad una conferencia dialogada de Luís Amado Blanco sobre Fidelio Ponce de León. Con esta ruptura dramatúrgica e interpretativa entran los cincuenta con un aumento significativo de los cubanos sumados ya profesionalmente a un movimiento de urgencia por conseguir un teatro nacional. Aparecieron algunas figuras que después se convertirían en brillantes personalidades del teatro de la isla: Virgilio Piñera, Carlos Felipe, Rolando Ferrer, Rubén Vigón, Julio Matas, Nora Badía, Eduardo Manet, Raúl González de Cascorro, René Bush, Ramón Ferreira, Flora Díaz Parrado, Andrés Castro, Francisco Morín, Adolfo de Luis, Fermín Borges, Antón Arrufat y Matías Montes Huidobro. Pero el 24 de octubre de 1950 Gaspar Pumarejo lanza la primera señal comercial de TV por el canal 4 desde un estudio hecho en su propia casa de Mazón # 52 esquina San Miguel. Para orgullo nacional una de las primeras programaciones comerciales del mundo. Pero para desgracia del incipiente movimiento teatral representó la pérdida de muchos de los nombres importantes, de un público cada vez mayor y de la desleal competencia económica que supone el medio televisivo en relación con el teatro.
No obstante todo este movimiento surgido en los años cuarenta comienza a florecer en las pequeñas salas de teatro habanero en la década de los cincuenta. Las máscaras, Talía, Prometeo, Hubert de Blanck, Arlequín, Idal, El sótano, Prado 260. Un total de 10 salas con 1,900 asientos disponibles y una audiencia potencial de 10,000 espectadores. Nueva York, Roma y París se convirtieron entonces en los lugares más visitados por estos iniciados para consolidar estudios, conocer nuevas técnicas y ver espectáculos. Francisco Morín, Rubén Vigón, Adolfo de Luis, Vicente Revuelta, Eduardo Manet, Antón Arrufat y Julio Matas, por citar sólo a algunos, hicieron pininos por salir, estudiar, ver, regresar, compartir y hacer. Ya al final de la década podía hablarse de un movimiento bien articulado, con características definidas de todos los grupos que lo componían. Un gran espectro de tendencias estéticas desde el bufo hasta la experimentación, desde Candita Quintana y Alicia Rico hasta Francisco Morín, Julio Matas y Antón Arrufat.
Me he detenido en este panorama teatral general porque quisiera antes de hablar del protagonismo del teatro cubano del 60, poner un acento en que la eclosión, protagonismo y liderazgo del teatro cubano durante estos años, no fue un fenómeno mágico, ni de generación espontánea, ni surgido simplemente al calor de las reformas sociales que traía la revolución del 59. Durante más de 20 años este movimiento surge, crece y se desarrolla, y en ese punto culminante de la consolidación de sus bases e infraestructuras, utiliza para convertirse en protagonista social las facilidades que la nueva política nacional le ofrece, al menos desde al 59 al 68, año en que la Ofensiva Revolucionaria, que radicalizaría la ideología de la dirección del país hacia la ortodoxia soviética, profundiza la lucha de clases a través de la represión y el absolutismo político, haciendo retroceder al teatro a la categoría de actividad peligrosa.
Sobre la base de esta estructura teatral en pleno desarrollo llega el año 1959 y con él una serie de facilidades que durante el primer lustro y parte del segundo convierten al teatro cubano en un protagonista social, con una presencia importantísima en el debate cultural y logros concretos en la profesionalización, audiencia y resultados estéticos. Podría afirmarse sin temor a equivocarnos que es el momento más alto, la década de oro del teatro cubano. Virgilio Piñera lo describe de la siguiente manera:
"De las exiguas salitas-teatro se pasó a ocupar grandes teatros; de las puestas en escena de una sola noche se fue a una profusión de puestas y a su permanencia en los teatros durante semanas; de precarios montajes se pasó a los grandes montajes; del autor que nunca antes pudo editar una sola de sus piezas se fue a las ediciones costeadas por el Estado y al pago de los derechos de autor sobre dichas ediciones; se hizo lo que jamás se había hecho: dar una cantidad de dinero al autor que estrenara una obra. Al mismo tiempo se crearon los grupos de teatro, formados por actores profesionales; nacieron las Brigadas Teatrales, la Escuela de Instructores de Arte y el Movimiento de Aficionados".
Algunas cifras ofrecen una visión más concreta de la situación. Sólo en 1959 fueron estrenadas 48 obras cubanas, más que todas las obras cubanas estrenadas entre el 52 y el 58. Entre 1960 y 1969 se estrenaron cerca de 400 obras cubanas. Los actores, directores, diseñadores y técnicos fueron profesionalizados con un salario fijo. Algunos grupos existentes recibieron una sede para representación y en muchos casos, una segunda para ensayos y otras actividades afines. Se fundaron grupos y otros crecieron y se fortalecieron especializados en diferentes repertorios, entre ellos: Teatro Nacional de Cuba, Ballet Nacional de Cuba, Teatro Estudio, Conjunto Folklórico Nacional, Teatro Nacional de Guiñol, Compañía de Teatro Lírico, Conjunto Dramático Nacional, Danza Nacional de Cuba, La rueda, Guernica, Rita Montaner, Teatro Musical de La Habana, Ocuje, Teatro Juvenil de La Habana, Brigadas Covarrubias, Nuevo Teatro, Los Doce. Una serie de nuevas organizaciones fomentaron y apoyaron el teatro entre ellas: Lunes de Revolución y su Casa Editorial Ediciones R, Casa de las Américas, su Festival Latinoamericano de Teatro y la Revista Conjunto. Atraídos por el esplendor, llegaron a La Habana una pléyade de teatristas latinoamericanos que contribuyeron a través de diversos grupos y organizaciones a la consolidación del joven movimiento cubano. Entre ellos Néstor Raimondy, Ugo Ulive, Ada Nocetti, Adolfo Gutkin, Virginia Gruther, Juan Larco, Osvaldo Dragún, Andrés Lizárraga, Wanda Garaty, Josefina Hernández y Alfonso Arau. Ellos fueron responsables en parte de la creación de organizaciones que tuvieron muchísima repercusión en el desarrollo ulterior de la escena cubana. Sobresalen: El seminario nacional de dramaturgia, que contribuyó de manera esencial a la formación de toda una generación de importantes dramaturgos y las escuela Nacional de Arte y de Instructores de artes, que formaron a miles de jóvenes como actores, mimos, bailarines, cantantes, directores de escena, coreógrafos, diseñadores y técnicos, muchos de ellos de origen rural sin ningún contacto previo con el teatro.
La incorporación de grandes teatros a las temporadas teatrales y las representaciones de martes a domingo (con dos funciones los domingos) sacaron de proporción las audiencias. De unos escasos cientos por obra durante la década anterior pasaron ahora, en algunos casos a decenas de miles. María Antonia de Eugenio Hernández Espinosa dirigida por Roberto Blanco con su Grupo de Teatro Ocuje en el Teatro Mella o Fuenteovejuna dirigida por Vicente Revuelta y su grupo Teatro Estudio con un espléndido e innovador dispositivo escénico de Rafael Mirabal, entre otras, rompieron todos los records y pronósticos posibles, hechos sobre la base del desarrollo anterior.
De toda esta época fueron quedando en la memoria mítica de la estética teatral cubana textos y puestas, como La noche de los asesinos de José Triana dirigida por Vicente Revuelta, Vassa Yeléznova o Una familia burguesa de Máximo Gorki dirigida por Néstor Raimondy con la brillante interpretación de Adela Escartín, Miriam Acevedo y Raquel Revuelta, La tragedia del Rey Cristóbal de Aimé Cesaire con puesta de Nelson Dorr, Aire frío de Virgilio Piñera en el montaje de Humberto Arenal, Romeo y Julieta dirigida por el Checo Otomar Kreicha con un elenco interracial, y seleccionada por el crítico Ricard Salvat como una de las puestas más importantes de la década, Okantomí de Eduardo Rivero, Medea y los negreros de Ramiro Guerra, La viuda alegre de Julio Matas, El mago de Oz de Dumé, o Peer Gynt del Grupo Los doce que constituyó un verdadero hito estético en América Latina.
Mientras este esplendor era la cara visible del teatro cubano comenzaba a gestarse un movimiento funesto que al final de la década y durante muchos años más, daría otro tipo de protagonismo al teatro de la isla. En 1965 comenzaron las purgas en la escuela de instructores de arte. Aunque la nueva moral revolucionaria consideraba execrables varios tipos de comportamientos del estudiantado como centro de interés para la depuración de las escuelas de arte sin duda alguna la categoría estrella fue la homosexualidad. Así decía el editorial de la revista Alma Mater del 5 de junio de 1965:
“Algunos pretenden, en su afán de frenar el proceso de Depuración por lo que les tocas de cerca, el dividirlo en dos procesos distintos: el de los contrarrevolucionarios y el de los homosexuales. Nosotros decimos que la depuración es una sola, que tan nociva es la influencia y la actividad de unos como de otros.”
Cientos de estudiantes de la escuela de instructores de Artes fueron expulsados de los planteles tras un bochornoso acto de repudio frente a sus compañeros. Algunos nombres importantes me vienen a la mente: José Milián, Natacha Hernández, Pepe Santos Marrero, Ernesto Morejón, Magali Alabau, Aurora Collazo. Y esto sólo sería el principio de un tenebroso proceso que concluiría con la célebre “parametración” como consecuencia orgánica de las directivas del 1er Congreso de Educación y Cultura que llevado de la mano de Luís Pavón Tamayo y Armando Quesada desarticuló completamente el movimiento teatral cuyo esplendor fuera vitrina internacional de los triunfos culturales de la revolución.
Algunos han querido depositar las responsabilidades de este proceso en esas figuras menores a las que sólo corresponde la parte ejecutiva. El I Congreso de educación y cultura dejó claro que estas políticas emanaban de la dirección del país, aunque se recogen en un documento colegiado del seno del congreso. Pero seis años antes de este congreso, en 1965, el comandante Faure Chaumón desde una tribuna en la Universidad dijo las siguientes palabras:
“Y aquellos otros, los corrompidos y los inmorales que la Unión de Jóvenes comunistas también se va proponiendo erradicar, exactamente igual. ¿Cómo vamos a ser tolerantes nosotros, jóvenes, con quién no quieren actuar como jóvenes? ¿Cómo vamos a mantener nosotros en nuestras filas la desfachatez?... ¿Cómo vamos a tolerar nosotros a gente extraña, a tipos de actitud rara, que un día los conocemos en la Plaza Cadenas y otro como traidor, entregando a Fructuoso Rodríguez, a Juan Pedro Carbó, a José Machado y a Joe Westbrook. Porque esa gente responde al mismo aspecto de Marcos Rodríguez. ¿Cómo vamos a mantener a los Marcos Rodríguez, carne de traición, en el seno de nuestra juventud?
Pero estos lineamientos pronto se desplazaron de la universidad a otros planteles de enseñanza. Estas líneas se encuentran en la Revista Mella de Mayo de 1965:
“Por estas razones las organizaciones juveniles de nuestro país, hemos decidido plantearles a ustedes, estudiantes secundarios, la necesidad de expulsar de los planteles a todos aquellos elementos que no son capaces de inspirarse en la obra de la revolución… Estos elementos contrarrevolucionarios y homosexuales, es necesario expulsarlos de los planteles en el último año de su carrera en la enseñanza secundaria superior, para impedir su ingreso en las universidades…”
Con la hoguera encendida el fuego comienza a expandirse irremediablemente. El 14 de agosto de 1965 y sólo por tres días sube a escena la pieza de Abelardo Estorino Los mangos de Caín. Inmediatamente censurada y proscrita de los escenarios hasta el año 2002. Treinta y siete años en los cuales su autor escribió y dirigió muchas obras, recibió el premio Nacional de Literatura y el de Teatro y aunque ya nadie prohibía que el texto llegara a escena un extenso silencio se mantenía sobre ella. Y no estamos hablando de una obra complicada de montaje o de una obra olvidada por el mundo. Durante esos 37 años de silencio en La Habana, Los mangos de Caín tuvo más de 20 montajes en el mundo, fue traducida a varios idiomas y muchas páginas de ensayo se escribieron sobre ella. Recientemente la Dra. Lillian Manzor investigando para el archivo digital que dirige en la Universidad de Miami, encontró una puesta en escena de la misma en Calcuta.
Lo mismo sucedió con Las monjas de Eduardo Manet ganadora del prestigioso
Premio Lugne-Poe en Francia y una de las obras cubanas más representadas de todos los tiempos en el mundo, se quedó con los diseños hechos y los ensayos avanzados en 1967 no fue hasta el 2005 que el texto fue publicado por la Revista Tablas. Es curioso que con el texto accesible, la obra no haya llegado a los teatros habaneros.
Mientras que la censura llegaba sin escándalo en aquellos años 60 a muchas puestas y obras de teatro como Los mangos de Caín y La casa vieja de Estorino, Las monjas de Manet, La toma de La Habana por los ingleses de José Milián, Los juegos santos de Pepe Santos Marrero y la de todas las obras de los autores exiliados, Antón Arrufat no podía pasar por debajo de la mesa. Los siete contra Tebas premio José Antonio Ramos 1968 gana con una nota de dos de los jurados (Raquel Revuelta y Juan Larcos) en la que dicen:
…nuestras discrepancias con la obra premiada son de carácter político-ideológico.
…una obra que mantiene a nuestro juicio posiciones ambiguas frente a problemas fundamentales que atañen a la revolución cubana.
Y un prólogo de la Unión de Escritores y Artistas (UNEAC) en el que se informa:
“...las obras (se refiere aquí al poemario Fuera del juego de Heberto Padilla y a Los siete contra Tebas de Antón Arrufat) son ideológicamente contrarias a nuestra revolución. …textos literarios cuya ideología, en la superficie o subyacente, andaba a veces muy lejos o se enfrenta a los fines de nuestra revolución.”
Comienza así el escándalo de censura más grande que ha atravesado la política cultural cubana. Una carta con las firmas de los más prestigiosos intelectuales del mundo retumba en la isla y con ello la aceptación por parte de la dirección del país de una radicalización ideológica y la instauración definitiva del llamado telón de bagazo. Queda bien claro en la declaración de la UNEAC:
“(Esta declaración)…puede señalarse por nuestros enemigos declarados o encubiertos y por nuestros amigos confundidos, como un signo de endurecimiento. (…) será altamente saludable para la revolución, porque significa su profundización y su fortalecimiento al plantear abiertamente la lucha ideológica.
Para Antón Arrufat representaron 14 años de silencio en el oscuro sótano de la biblioteca pública de Marianao. Ni una letra publicada, ni una obra representada. Los siete contra Tebas tuvo su primera edición después de aquella del premio de sólo 500 ejemplares, a mediados de esta década y su estreno en Cuba en el año 2007. Apenas treinta y nueve años después.
Estos sucesos de finales de los sesenta, condujeron al teatro cubano a un protagonismo paradójico al de comienzos de la década, censura, persecución, ostracismo, exilio, humillación frente a la anterior brillantez cultural que coronó los primeros años. La consolidación de estas políticas allanó el camino para el 1er Congreso de Educación y Cultura, la parametración y la desarticulación durante los años setenta del movimiento teatral cubano nacido de la mano de aquellos exiliados españoles en los cuarenta y la lucha por la creación de un teatro nuevo, una estética nueva, con profundas raíces ideológicas y fines instrumentales.
Bibliografía consultada:
Rine Leal: Breve historia del teatro cubano, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1980
En primera persona, Instituto del Libro, La Habana, 1980
Matías Montes Huidobro: Persona, vida y máscara del teatro cubano, Ediciones
Universal, Miami, 1973
Jorge Domingo Cuadriello: Los exiliados españoles en el movimiento teatral cubano.
Biblioteca Cervantes Virtual.
Carlos Espinosa Domínguez: A Century of Theatre in Cuba. Repertorio Español, N.Y.
Natividad González Freire: Teatro Cubano, 1927 – 1961, Ministerio de Relaciones
Exteriores, La Habana, 1961
Magaly Muguercia: El teatro cubano en vísperas de la revolución, Editorial Letras
Cubanas, 1988
Revista Alma Mater, Órgano Oficial de la FEU, 5 de junio de 1965. “Nuestra opinión”.
Revista Mella, Universidad de La Habana, 31 de Mayo de 1965, Nº 326
Dany Herranz Delgado: Breve historia de la TV en Cuba. HYPERLINK "http://www.monografías.com" www.monografías.com
El archivo de Connie: HYPERLINK "http://archivodeconnie.annaillustration.com/" http://archivodeconnie.annaillustration.com/
Saturday, April 3, 2010
Abelardo Estorino. Protagonistas de los 60.
Foto: JULIO DE LA NUEZ. Diseño: MARIO GARCÍA JOYA. En la foto: ABELARDO ESTORINO.
Una larga vida nos hace comprender que nada surge de improviso, para decirlo de una manera kitsh; no hay flor sin raíz. Es así que cuando decimos “con la llegada del año 1959 ocurre una transformación completa en la vida de los cubanos y se siente una fe en el futuro que crea en todos los campos artísticos una necesidad de búsqueda e investigación” sabemos que la eclosión en el mundo artístico viene de los pequeños pasos con que andábamos antes. El teatro que hoy llamamos Amadeo Roldan fue antes el Auditorium, y se vio pasar por su escenario a grandes figuras de la danza, la ópera, el teatro. Allí, dirigida por el inmenso Louis Jouvet, el elegante publico asiduo a las funciones nocturnas de los sábados, pudo ver L’annonce fait à Marie de Claudell o el estreno de obras de éxito internacional como Un tranvía llamado deseo, dirigida y actuada por artistas cubanos; también en ese teatro se estrenaron autores cubanos. Lo que contado así parece un gran paso pierde su grandeza cuando se dice que esos actores trabajaban durante semanas para ofrecer una sola representación al mes.
Es cierto que a partir del año 1959 las diferentes disciplinas artísticas sufren transformaciones a causa de la actitud optimista que vive el país y es conveniente recordar, aunque nuestro tema es el teatro, que eso no ocurre solamente en las artes dramáticas sino también en todo lo que tiene relación con el mundo cultural.
Pintura
En la pintura el grupo Los Once, formado por pintores y escultores muy jóvenes, inconformes con la llamada Escuela de La Habana, alcanza una posición de preeminencia que les permite exponer con frecuencia en el país y en el extranjero: Venezuela, New York en EEUU y otros países del continente. Al contrario de los artistas que les precedieron su mirada se fija esta vez en el arte de Norteamérica y dejan de considerar a la Vieja Europa como un modelo a seguir. Su pintura busca texturas y contrastes agresivos completamente alejados de “lo cubano” que les precedía. Dos miembros del Grupo, Guido Llinás y Raúl Martínez, se unen para decorar el Restaurante La Roca, obra del Arquitecto Hugo de Acosta quien trabaja con los mismos principios heredados de la Escuela de Bauhaus. Esto demuestra la actitud que considera el arte como materia capaz de integrarse a diferentes espacios. Estos artistas también diseñaron escenografitas para el teatro, carteles para el cine y el teatro.
Tomas Oliva, cuyo trabajo como diseñador de la escenografía de la obra El robo del cochino fue capaz de expresar con medios muy simples la atmósfera requerida, trabajaba con el soplete uniendo viejos pedazos de hierro encontrados en cualquier lugar y crear objetos avalados por su encanto formal y rítmico. El resto del Grupo, (Hugo Consuegra, Agustín Cárdenas) sigue los mismos principios y así sus trabajos forman un conjunto reconocido como la mirada de los Once.
La Música
Leo Brower, quien ha logrado recientemente el X premio SGAE Tomás Luiis de Victoria 2010 crea texturas sonoras, utilizando en algunos casos elementos considerados ajenos a la musicalidad. Recuerdo una obra en que los músicos estrujaban papeles para disfrutar de su crujido.
El compositor ha dicho “con esa tendencia multicultural, que usa la belleza de las disonancias, la cultura popular, las relaciones pasado-presente, la intertextualidad... suma de una visión no excluyente e integradora de arte-espectador". Fue el creador del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC que transformó la música popular de donde proceden Silvio Rodríguez , Pablo Milanés y Noel Nicola. Juan Blanco compone también de forma experimental por otros caminos de la vanguardia e donde proceden.
Danza
En la danza se destacan tres nombres de coreógrafos muy jóvenes entonces: Ramiro Guerra. Su pieza Suite yoruba, parte de los mitos de la cultura afrocubana y utiliza una música apoyada en la percusión; Guido G. del Valle, maneja un espacio no tradicional para presentar su espectáculo Juego para actores y utiliza actores que dicen los textos mientras bailan, entre ellos Adolfo Llauradó e Isabel Moreno; Iván Tenorio en Cantata (música de Carl Orff) viste a sus bailarines como seres primitivos y utiliza de utilería elementos de la naturaleza. En la pieza hay un momento de gran belleza visual cuando unas naranjas ruedan con tal lentitud por el piso del escenario que parecen tocadas por la magia.
Teatro
La creación de nuevos grupos teatrales apoyados económicamente por el Estado encuentran la posibilidad de abandonar la idea de complacer al público y dedicarse a autores contemporáneos que gozan de gran prestigio universal o montan las obras de autores nacionales que han sido distinguidos en los concursos de instituciones culturales (Casa de las Américas y la UNEAC).
Dramaturgos
Entre los dramaturgos que más se llevan a escena encontramos nombres que venían trabajando desde antes: digamos de Virgilio Piñera, conocido además como novelista y poeta, mencionaremos el estreno de Aire frío, saga de una familia de clase media que vive sofocada por el peso de una sociedad que le impide realizar sus sueños. Antón Arrufat estrena varias obras en la Sala Arlequín para después alcanzar su mayor brillantez (dar el zapatazo, como decía Virgilio Piñera) con la obra en verso premiada en el concurso UNEAC, Los siete contra Tebas, que con motivo de una actitud intolerante no se estrena hasta muchos años después.
Eugenio Hernández Espinosa logra llenar el inmenso teatro Mella con una obra donde una mulata cuenta vida y pasiones que la atormentan. Maria Antonia, creación de Hilda Oates, se convierte en un mito del teatro cubano. Rolando Ferrer estrena en el Teatro de los Yesistas Lila la mariposa. El Grupo de Andrés Castro se arriesga con el teatro cubano y logra una puesta en escena llena de poesía.
Matías Montes Huidobro, quien escribe un teatro diferente al de sus contemporáneos, según algunos críticos, estrena varias obras, entre ellas Los acosados, Gas en los poros y Las vacas, Premio José Antonio Ramos 1960. Ejerce la crítica teatral en el periódico Revolución y colabora frecuentemente en el semanario Lunes de Revolución. Los acosados es también montada en Camagüey en un programa de dramaturgos jóvenes donde aparecen Rolando Ferrer y Abelardo Estorino.
Estorino, es decir yo, soy estrenado por Dumé quien usa a Tomás Oliva como escenógrafo para una puesta con un mínimo de elementos. Magali Alabau, se inicia como directora con Los mangos de Caín, pieza que me ha dado a conocer más allá del mar Caribe y detrás de la cual hay una triste historia: la obra fue censurada en su estreno, hubo que eliminarla de la programación y pasaron años para que volviera a montarse en Cuba. La situación cambió y el año pasado hubo cuatro puestas en escena en diferentes grupos.
Vicente Revuelta lleva a escena La noche de los asesinos de José Triana. La puesta pone al día los métodos de montaje del teatro contemporáneo europeo. Asistido por Wanda Garatti y la escenografía del maestro Raúl Oliva logra convertir el escenario de la sala Hubert de Blanck en un espacio múltiple donde la anécdota y los estados de ánimo surgen a partir del intenso trabajo físico de los actores y para ello cuenta con un equipo que ha sido sometido a un entrenamiento que les permite desplegar una gran energía. Este momento será situado siempre como un hito en la historia del teatro cubano, ganó el premio Gallo de la Habana y viajó a París para presentarse en el Teatro de las Naciones.
Diseñadores
Debo dedicar un espacio a los diseñadores y entre ellos mencionaré a los que trabajaron en mis obras.
Salvador Fernández fue el escenógrafo de la comedia musical Las vacas gordas en una puesta en escena de Dumé en el García Lorca. Después, junto a Raúl Oliva, diseñaron Las impuras estrenada en Abril de 1962, según el programa que conservo.
Rafael Mirabal crea para La casa vieja un espacio de sorprendente impacto visual al lograr que los dos primeros actos transcurran en el interior de una casa donde los personajes se sienten prisioneros de la situación que viven. Para el tercer acto hace desaparecer algunos elementos escenográficos y deja la escena con una gran simplicidad cuando ocurre la discusión que propicia la anagnórisis que traerá un poco de paz a la familia.
Ahora voy a leerles mi currículo y así me doy un poco de autobombo.
En 1954 escribo “Hay un muerto en la calle”. (Sin estrenar). Más tarde se estrena “El peine y el espejo” (1956) bajo la dirección de Dumé en una pequeña sala en el Ministerio de Obras públicas.
Ya en los 60 el fiel Dumé estrena “El robo del cochino” Mención Premio Casa de las Américas. (1961)Para más tarde por petición suya escribo y el dirige “Las vacas gordas”, comedia musical y adapto “Las impuras”, la novela de Miguel de Carrión.
1964 Escribo “La casa vieja”, Mención Premio Casa de las Américas. Puesta en escena de Berta Martínez en Teatro Estudio.
1965 Escribo y estreno “Los mangos de Caín”. Puesta en escena de Magali Alabau.
1967 Codirección con Raquel Revuelta de “La ronda” de Schnitzler.
1968 Escribo “El tiempo de la plaga” y “La dama de las camelias”, versión para títeres.(Ambas sin estrenar).
Grupos
En la década que nos proponemos estudiar se crean conjuntos con diferentes intereses y características. Así el Conjunto Dramático Nacional, formado como lo dice su nombre para ser el grupo emblemático que representará lo más importante del teatro cubano, donde participan los más destacados actores de ese momento..
El teatro La Rueda fue una agrupación diferente, si no recuerdo mal Rolando Ferrer trabajó mucho con ellos y su tránsito fue fugaz.
Teatro Estudio se distinguió por la presencia de Vicente Revuelta y su preocupación por la investigación y la búsqueda de nuevos métodos y autores. Había una programación más convencional de fin de semana y otra para los demás días donde dio a conocer a Edward Albee y otros autores de vanguardia.
En el Teatro musical se llevo a escena lo más importante del género, desde My fair lady hasta obras cubanas. Por allí pasaron directores de gran entusiasmo: Alfonso Arau, Armando Suárez del Villar y Héctor Quintero.
Teatro Nacional de Guiñol, creado por los hermanos Camejo, Carucha y Pepe, al tener su sede llevaron al mundo de los muñecos grandes obras de autores cubanos e internacionales, entre ellas Don Juan Tenorio de Zorrilla fue una puesta muy novedosa al mezclar títeres actores y darle un intención humorística.
Se crearon también grupos en casi todas las capitales de provincias: Cienfuegos, Santiago de Cuba y Matanzas entre los que más se destacaron.
El grupo Teatro Escambray se crea a partir de la necesidad de gente de teatro que siguen las ideas de Sergio Corrieri, quien como un moderno Rousseau, hastiado del teatro de la ciudad, emigra hacia la provincia de Las Villas para indagar en zonas campesinas y hacer un repertorio tomando como base los resultados de esas investigaciones en los conflictos que afectan a los habitantes cercanos al lugar escogido.
Directores
Vicente Revuelta es siempre el actor y director inquieto que conocemos. Se interesa en nuevos dramaturgos (El cuento del Zoológico) y crea los 12, un grupo de experimentación partiendo de las teorías de Grotowski.
Roberto Blanco utiliza con gran sabiduría su estilo espectacular en la amplitud del escenario del teatro Mella para convertir en una hermosa puesta en escena la obra Divinas palabras de Valle Inclán.
Con sus Entremeses japoneses Rolando Ferrer convierte el Teatro Nacional de Guiñol en un local apropiado para descubrirnos el Teatro Noh.
Abelardo Estorino comienzo mi labor de dirección junto a Raquel Revuelta en la Sala Hubert de Blanck para la puesta de La ronda de Schnitzler y así gané la experiencia que me permitió dirigir más tarde mis propias obras.
La actriz Berta Martínez devenida directora desde tiempo atrás comienza su pasión por García Lorca con Bodas de sangre y ofrece su versión de la obra del gran poeta de Granada plena de un deslumbrante encanto visual.
El espíritu inquieto de Pepe Santos, director un tanto olvidado, da fe plena a las palabras jouer y play, apoyado por un grupo de actores muy jóvenes, encontró su sitio con Los juegos santos utilizando el espacio de la sinagoga en la calle 17.
El joven director Dumé regresa de un viaje a Europa con una energía que le permite conseguir espacios donde poner en práctica lo que ha visto y aprendido y trabaja durante algunos años en pequeños escenarios de ministerios o sindicatos. Ya en la década de los 60 consigue la Sala Hubert de Blanck y allí lleva a escena El robo del cochino y Mulato del dramaturgo y poeta norteamericano Langston Hugues entre otras.
Presencia de directores extranjeros: latinoamericanos y europeos.
Avanzada la década de los 60 visita Cuba el prestigioso director checoeslovaco Otomomar Krejcha y estrena en el Teatro Mella Romeo y Julieta, una admirable puesta en escena de hermosa plasticidad y sorprendente actualidad.
Procedentes de Latinoamérica tenemos entre otros la visita de Néstor Raimondi y Ugo Ulive. Raimondi es encargado de la dirección del Conjunto Dramático Nacional, uno de los grupos recién creados, como ya dije y monta con sus actores varias obras del dramaturgo alemán Bertolt Brecht.
El director uruguayo Ugo Ulive, asume la tarea de llevar a la escena del teatro Mella El círculo de Tiza Caucasiano del mismo autor, con una deslumbrante actuación de Vicente Revuelta.
La presencia de estos directores al frente de grupos importantes interesados mucho mas en obras europeas y un absoluto olvido del teatro escrito en Cuba causó cierto resquemor entre dramaturgos y directores del país quienes consideraron que había una actitud tendenciosa al contratarlos.
Desde mi punto de vista, he tratado de hacer un recorrido por lo más notable ocurrido en el teatro en La Habana en los años 60. Creo que en provincias sucedieron también hechos de importancia, pero tendría que haber hecho una investigación previa para conocerlos con más profundidad..
Si solo he conseguido ofrecer un esquema de lo que vivimos en esos años, por favor, espero que no me tilden de esquemático. Esa palabra me suena siempre como una bofetada.
"El ICRA irá colocando, según vayan llegando, todos los trabajos presentados en Protagonistas de los 60. Hemos hablado con la mayoría de los participantes, los que no hemos podido contactar están invitados a envíar sus trabajos si así lo desean."
Tuesday, March 30, 2010
Mesurada reunión teatral en UM por Olga Connor.

"...la figura que encabeza este grupo el verdadero protagonista de la sacudida teatral y revolucionaria que representan los sesenta, no es otro que Virgilio Piñera..."
Matías Montes Huidobro.
Mesurada reunión teatral en la Universidad de Miami
Olga Connor.
NUEVO HERALD
Fotos: Julio de la Nuez. (Protagonistas de los 60. Cuban Heritage Collection UM)
Las conferencias tuvieron lugar en el Pabellón Roberto Goizueta de la Colección de la Herencia Cubana, en la Biblioteca Otto Richter de UM, organizada por Lillian Manzor, del Archivo Digital del Teatro Cubano de UM; Uva de Aragón, directora asociada del Centro de Investigaciones Cubanas (CRI), de la Universidad Internacional de la Florida (FIU), y Alberto Sarraín, del grupo La Ma Teodora. Los moderadores fueron Beatriz Rizk, Alexandra Gonzenbach y José Quiroga.

RESUMEN DE LOS 60
Montes Huidobro describió a los 60 como ``el escenario de una vorágine histórica'', y a los dramaturgos envueltos en una violenta sacudida que los forzó a decidir los caminos a elegir. Y dio un sucinto resumen de la década: ``Un proceso ascensional que tiene un primer resquebrajamiento en 1961 con las Palabras a los Intelectuales [de Fidel Castro] y el cierre de Lunes de Revolución, pero que a pesar de los escollos tiene un recorrido progresivo hasta el clímax del teatro de vanguardia y resistencia estética que representa el éxito de La noche de los asesinos [de José Triana], para después, bajo las presiones de la realidad histórica, tener un nuevo resquebrajamiento representado por el caso de Los siete contra Tebas, hasta finalmente hundirse en los abismos de la creación colectiva, representados por el Teatro Escambray, el realismo socialista y el `parametraje' [restricciones y censura] con los que se inician los 70''. (Ver el trabajo completo en: Instituto Cultural René Ariza
Abelardo Estorino, residente en Cuba, destacó a muchos músicos, actores, escenógrafos y directores, etc. Sobre todo, habló de sus propias obras año por año, apuntando que Los mangos de Caín fue censurada en su estreno (1965).
AUSENCIA Y PRESENCIA
Eduardo Manet, otro dramaturgo exiliado, sorprendió en una conferencia telefónica, visual y espontánea desde Rabat, Marruecos, donde se encontraba representando a los escritores de Francia, en la que enfatizó también la libertad que tiene al escribir desde París.
Una gran ausencia fue el fallecido Virgilio Piñera, una estrella de los 60, escritor bastante marginado en su época, que ha vuelto a ser reconsiderado y puesto en escena en la isla y desde siempre en el exilio. Pero lo rescató a la vida Alberto Sarraín, con su excelente ponencia sobre la historia del teatro en Cuba que trazó desde sus comienzos, y en cuyo contexto citó a Virgilio Piñera, quien, pudo ser recordado por sus anotaciones escritas: ``De las exiguas salitas-teatro se pasó a ocupar grandes teatros; de las puestas en escena de una sola noche se fue a una profusión de puestas y a su permanencia en los teatros durante semanas; de precarios montajes se pasó a los grandes montajes''. Las cifras que dio Sarraín: en 1959 fueron estrenadas 48 obras cubanas, más que todas las obras cubanas estrenadas entre el 52 y el 58, y entre 1960 y 1969, cerca de 400 obras cubanas.
ESCENOGRAFIA Y VESTUARIO
Esos esplendores escenográficos descritos por Virgilio Piñera fueron patentes en la exposición digital de los maravillosos bocetos y maquetas de escenografía y vestuario de las obras, por Jesús Ruiz, el curador de la exposición en Cuba, quien dijo que ``después de muchos años de silencio'' pudieron encontrar en los archivos estos diseños y que a ``Eduardo Arrocha le sobró la memoria para recordar lo que era cada cosa''. Se habló entre muchos creadores, también de Rolando Moreno, el teatrista exiliado en Miami, que no estaba presente. Ver exhibición en: Archivo teatral.
Fuenteovejuna, cuyo diseño fue obra del pintor y arquitecto Rafael Mirabal, de Miami, fue uno de los puntales en la exposición. Su autor describió aquella escenografía como de formas oscilantes, dando la visión del tiempo y del tema central de las fluctuaciones del poder. •
Les enlazo las notas escritas para Protagonistas de los 60 por Rosa Ileana Boudet.
PROTAGONISTAS DE LOS 60 I
PROTAGONISTAS DE LOS 60 II
PROTAGONISTAS DE LOS 60 III