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Monday, July 9, 2012

Con ‘Bernarda’, Juan Roca venció un nuevo reto

Foto: Wikimedia.

Con ‘Bernarda’, Juan Roca venció un nuevo reto

Por Elvira de las Casas.

Hacer una versión de una obra universalmente conocida es sumamente arriesgado, y reponer esa versión, después de haber ganado reconocimiento y varios galardones en el mundo teatral, es, sin duda, un arma de doble filo. Algunos pensarán que es un triunfo garantizado, algo así como “ir al seguro”, sin temor a fallar, pero al mismo tiempo el director se enfrenta a la necesidad de superar el éxito alcanzado previamente, ofreciendo algo nuevo al espectador que no lo deje con la sensación de repetir lo que ya ha visto antes.

Pues bien, Juan Roca, el director de Havanafama, ha salido airoso de este reto al llevar a escena nuevamente la obra Bernarda, su laureada versión del drama La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca. Y mucho lo ayudó en este empeño el disponer de Roca Studio, un nuevo espacio aledaño a la mencionada sala que acaba de abrir sus puertas, y que resulta idóneo para la presentación de proyectos arriesgados como éste.

El resultado ha sido una puesta en escena novedosa y atrevida, en la que a los personajes femeninos interpretados por hombres se suman elementos de la técnica teatral japonesa conocida como kabuki. Los movimientos danzarios y el maquillaje recargado refuerzan el ambiente dramático de la pieza, que comienza y finaliza con escenas de gran belleza plástica.

La estatura de los actores, reforzada por los altos tocados y los trajes negros, resulta imponente, tanto como la escenografía compuesta de paredes negras con altas rejas, un claro reflejo del encierro físico y emocional que padecen las hijas de Bernarda, todas obligadas a reprimir su sexualidad en nombre de la moral y las buenas costumbres, como era habitual a principios del siglo pasado en España. Dicha escenografía, complementada con la luz de las velas y la excelente selección musical que le sirve de fondo, hacen de esta representación un espectáculo memorable.

En cuanto a las actuaciones de Roberto Antínoo, Isaniel Rojas, Paut William, Fernando Vieira, George Riverón, César Mite, José Gregorio Parra, José Bordas y Ernesto Jam, es impresionante ver cómo logran mantenerse a un mismo nivel, sin desbalances propios de las puestas en las que intervienen más de dos o tres actores. La interacción que muestran en escena es tan coordinada como una coreografía bien ensayada, lo que pone de relieve no solo su capacidad histriónica, sino, sobre todo, el magnífico trabajo de dirección.

No quiero revelar detalles del hermoso final de la obra, para no disgustar a los que aún no la han visto. Todavía pueden ver Bernarda en Roca Studio, al lado de Havanafama, los viernes a las 8 de la noche y los domingos a las 6 de la tarde. Les prometo un rato delicioso con esta pieza del teatro lorquiano, remozado y adaptado la modernidad del siglo 21, y les aseguro que apenas desviarán la vista de los actores, hasta que Bernarda pronuncie la frase que anuncia el desenlace del drama: “¡Mi hija ha muerto virgen! Llevadla a su cuarto y vestidla como si fuera doncella”.

Elvira de las Casas

Friday, June 1, 2012

Sucedió en La Habana.





Sucedió en La Habana


Por Luis de la Paz
La Revista del Diario
Publicado el 06-01-2012


La nochebuena de 1902, unos meses después de la instauración de la República de Cuba como nación soberana (20 de mayo), es el marco en que se desarrolla Sucedió en La Habana, obra del dramaturgo cubano Raúl de Cárdenas, bajo la dirección de Juan Roca.

El conflicto de esta pintoresca pieza con visos históricos tiene como centro a una familia compuesta por mujeres, dominada por una madre castradora, (como los personajes de Lorca), enfrentadas por culpa de los eventos que están teniendo lugar en el país y porque una de las hijas se ha enamorado. De Cárdenas urde una historia cotidiana, con simpatía y humor, a la que le va añadiendo la realidad social.

Cuando se descorre el telón (¡qué maravilla es acudir a un teatro con telón!) el espectador es atraído gracias a la ambientación exquisita en detalles, precisa y funcional, que logra el experimentado Alejandro Galindo, al patio interior de un caserón habanero en los primeros años del siglo XX. La excelencia se extiende al vestuario concebido por el propio director Juan Roca, para lograr diseñar un conjunto armónico, que se corona con un elenco de primera, protagonizando un eficaz texto.

El choque generacional queda muy bien demarcado en esta abra, pero se lleva un paso más allá, para abordar situaciones de identidad nacional. La trama teje dos conflictos: la tirantez entre los miembros de una familia compuesta por seis mujeres, donde la madre (Fernanda), y la tía (Augusta), son españolas y lamentan continuamente el rumbo tomado por Cuba como nación independiente, sin la tutela de la corona española, y sus hijas, Irene, Claudia e Isabel, nacidas en Cuba, las que ven con buenos ojos la nueva realidad insular. El otro personaje femenino es Concha, prima de Fernanda y Augusta, una mujer abierta y liberal, que apoya a las jóvenes soñadoras y casaderas, creando un fuerte contraste con las dos españolas, que son viudas, exigentes y rígidas con las muchachas. El otro conflicto es que Isabel (la más joven de las tres muchachas), está siendo cortejada por Marcos, un joven nacido en Tampa, hijo de cubanos exiliados, que además es judío de religión. El rechazo por parte de Fernanda, la inflexibilidad e intolerancia, contextualizan esa pieza manejada con agudo humor, pero que a todas luces es una tragedia. Para el final, se busca una válida solución que resulta complaciente.

Roca recurre a Julie Grandy para el personaje de Fernanda. La actriz logra con apenas un rostro austero transmitir la fuerza de una mujer decidida a manejar su casa con mano dura. La tía Augusta (otra viuda), magistralmente llevada por Jorge Ovies, es como los ojos de Fernanda cuando ella no está. Por su parte, la elegancia interpretativa de Daisy Fontao como la prima Concha, con sus acciones de mediadora y consejera, le imprimen a esta obra mucha frescura y fina gracia.

Las hijas, Tamara Melián (Isabel), Belkis Proenza (Claudia) y Vivian Morales (Irene), desarrollan sus personajes con organicidad y destreza, imprimiéndole ritmo a la puesta, que, como casi siempre en el teatro de De Cárdenas, tiene mucho de costumbrismo. El personaje masculino Marcos, lo interpreta Joel Rod, cuyo aspecto físico reúne las características que demanda el personaje, pero su desempeño es bastante discreto, muy lejos del resto del imponente elenco.

Sucedió en La Habana es una agradable propuesta, muy cubana y refrescante, que media entre el teatro “serio” y el vernáculo.

Se presenta los viernes y sábados a las 8:30 de la noche y los domingo a las 5 de la tarde en Havanafama Teatro Estudio, 752 SW 10 Avenida. Reservaciones en el (786) 319-1716.


Thursday, April 26, 2012

Luis de la Paz RETRATA a su madre con palabras

Olga Connor.
El Nuevo Herald l 04/25/2012.

¿Cómo retratar a una mamá con palabras?

“Esta noche en Delio’s”, en el estudio de Delio Regueral, fue la escena en la que Luis de la Paz nos dio una prueba dramática de esa respuesta, con su monólogo Feliz cumpleaños, mamá. Bajo la dirección de Christian Ocón, la actriz Orquídea Gil fue formidable en su representación simbólica y humorística de las mamás y abuelas cubanas de la tercera edad exiliadas en Miami.

La señora en bata de casa, apoltronada y mirando la consabida telenovela, con el aparatito de escuchar el teléfono celular en el oído, está atenta a las llamadas que la mantienen viva y vigente. Aunque hace esperar a su interlocutora cuando se presenta alguna situación apasionada en el televisor. Le cuenta lo que sucede en la telenovela, como si ésos fueran personajes normales de la vida, lo que da una perspectiva ilusionista: ella y la hija parecen más reales. Es un truco muy bien plantado de su autor.

Como es su cumpleaños, esta mamá le cuenta a la hija Carmela sobre los regalos, como el perfume de La Niña, una señal anticipada de que vamos a escuchar sus memorias; un iPad, regalo del hijo Paco, que muestra su deseo de una relación con el futuro que quisiera mantener, aunque ya esté acercándose a los 80. También desea un GPS, aunque no sabe conducir, pero puede interpretarle al chofer, dice, hasta que se entera de que el aparatito “habla”, y en español también.

La telenovela es un leit motif de la obra. Ella no suelta el control remoto de las manos. “¿No estás viendo El gran engaño?”, le pregunta la madre a la hija, y comentando sobre el posible restaurante donde le celebrarán su fiesta, habla de su dieta, cuando se sabe obesa. No quiere batas de casa de regalo, pero viste una. Es la incongruencia de lo que habla y lo que se detecta, por el significativo texto y la excelente interpretación de Orquídea Gil.

Un secreto aparece tejido en la trama humorística, por el que le pregunta la hija, al enterarse de que su madre le tenía miedo a su padre. Es como una obsesión que la persigue recordando un matrimonio que fue aciago. Hay sugerencias de lo que puede ser ese secreto, pero quizás el autor podría darle más peso, con un tono más irónico o más humorístico, porque en la actualidad esa pena es ya anacrónica. De la Paz explicó que partes del monólogo están inspirados en su mamá, ya fallecida, y partes son pura literatura.

El uso del teléfono y el sonido del televisor son muy apropiados para darle naturalidad y espontaneidad al desarrollo de la acción. Cuando ésta terminó, yo aún esperaba más, el personaje me cautivó. Rodolfo Martínez Sotomayor presentó al autor y a la actriz, y moderó el debate posterior.

Wednesday, July 6, 2011

Obba: La desigualdad feliz del resultado


Obba: La desigualdad feliz del resultado

Ignacio Granados.
Tuesday, July 5, 2011

El Diablo Cojuelo I

Un monólogo [¡ején!] con una plasticidad y un lirismo impresionantes, en el que su misma expresividad corporal refleja la necesidad que satisface; Obba es, además, un drama que exige esa unidad extrema del unipersonal; en una obra de claros matices reivindicativos, con un discurso nada ingenuo en el que nada es gratuito. El cuento original es la recreación poética de un mito yoruba en su versión justificativa, que remarca la intención etnopolítica de su autora; Exilia Saldaña, una mujer mestiza que llegó al esplendor de su juventud en el alborozado despertar étnico del arte cubano en los años sesenta. La descripción que Saldaña hace de la belleza de Obba, aludiendo al ancho de su nariz y la amplitud de sus caderas y su boca, hablan en este sentido; que sin embargo, es obviado por sus cultores, en función del altísimo nivel lírico de sus imágenes poéticas, tan literarias como poco teatrales. Es ahí donde se hecha en falta un trabajo de guión, que hubiera trasladado los valores literarios del texto en función escénica; de modo que la obra no se limitara a la mera ilustración de un recitativo, y de ahí que por momentos la obra se haga lenta; recurriendo con demasiada frecuencia al apoyo de la acción mímica, muy buena y funcional por demás. Como resultado, logra varios de los cuadros más bellos con que pueda soñar el teatro; rebasando lo meramente coreográfico, con esa extraña magia que por momentos recuerda a un ballet romántico.

Puede que sea por ese énfasis en la plasticidad que la actriz matiza tanto la voz, llegando a veces a un susurro que difícilmente se oiría en las últimas filas [¿dirección?]; de todas formas, en su último fin de semana [sábado] el público se limitó a las tres primeras filas algo dispersas, y casi todos vinculados por intereses profesionales. También en este sentido, la escenografía es funcional pero excesivamente minimalista; destacando esa deficiencia del teatro local en su gestión [¿producción?], que cuestiona su impacto real en un público real, más allá de los mismos teatristas. Quizás en Díaz Souza prima mucho su origen literario, justo en el entorno de la Saldaña; a la que evidentemente lo une todavía tanto la admiración debida como el excesivo respeto, borrando la no tan tenue línea entre los géneros. El exquisito diseño de luces de Mario García Joya, mantiene el énfasis original en la belleza lírica; logrando una magnífica interacción con el vacío escenográfico y la utilería, en uno de los mejores logros de la puesta. El maquillaje y el vestuario sobresalen por su compleja funcionalidad, en contraste con la pobreza escenográfica; haciendo desigual el resultado del conjunto, aunque salvado por ese lirismo que tanto debe a la expresividad corporal de la actriz.

El hito dramático de la obra está en el acto de auto mutilación del personaje, base de su tragedia y punto de inflexión; que no está bien resuelto en este caso, donde único el director decidió mutilar el texto para darlo como acción dramática, que sin embargo pasa desapercibida. Por otra parte, hay manierismos ya habituales al teatro, como la figuración de líquidos con la fluidez de tejido; que en el caso específico de la sangre —Chicago, Shangó de Imá, etc.— requieren de una agilidad técnica no lograda en este caso, donde parece un acto de prestidigitación. El resultado final es de valor mixto, con una propuesta no lograda justo por el amaneramiento conceptual; pero en el que la extrema plasticidad de la actriz y el lirismo general logran suplir las fallas estructurales, como un barnizado gentil. En general, una magnífica propuesta de la sala Avellaneda; Díaz Souza es un producto local, incluso si se origina en Cuba, y estéticamente responde a ese nivel, en el que incluso sobresale. Siempre hay que tener en cuenta que es otro intento del teatro local por poner el huevo, que mejor lograría esquivando el efectismo efímero; pero para eso hace falta un concepto ya maduro y profesional, que dirigiría los proyectos al público y no a la tensa masa del elitismo artístico.

Thursday, May 26, 2011

Alguien quiere decir una oración: Última función.



Tomás Doval y Leandro Peraza . Fotos: Rolando Germán Santini.

Por Luis de la Paz

La muerte es una constante en prácticamente toda la obra de José Abreu Felippe. En su teatro esta presencia cobra particular significación en Tríptico con furia, un aro y muy poco azul, compuesto por las piezas Alguien quiere decir una oración, Si de verdad uno muriera y Muerte por aire. La primera de estas obras, Alguien quiere decir una oración, ha sido llevada a escena por Rolando Moreno, y es la propuesta con la que ha abierto el nuevo espacio teatral en Miami, Akuara Teatro: Sala Avellaneda, en una producción de Maroma Players.

La pieza establece un juego (entre infantil y tétrico) entre dos hermanos que han quedado desamparados tras la trágica muerte de su madre en un accidente de tránsito, provocado por una vendedora de flores. La lucha interna por aceptar la ausencia de la madre como una realidad, la sed de venganza y el significado profundo de la pérdida definitiva de un ser querido, es el eje conductor de esta sólida obra. Concebida para cinco actores –Estúpido, Imbécil, Hombre, Mujer y Asesina–, la puesta la maneja Moreno con sólo dos intérpretes, que desarrollan con eficacia los cinco personajes.

La adaptación de Moreno está concebida como teatro dentro del teatro, donde los actores están ensayando la obra. Abre con el juego entre hermanos, hasta que la falta de la madre se hace evidente y claman por ella. En ciertos momentos, se dan rupturas donde los actores se preguntan si el director (que aparentemente está dormitando, les presta atención). A medida que avanza el texto, que en un principio provoca la risa del público, se va acentuando un drama sobre la muerte, el desamparo y la orfandad.

Los dos actores realizan un trabajo dinámico. Tomás Doval, se crece como la Madre y el hermano mayor. Con frescura, en algunos momentos gracia y en otros sobrecogedor dramatismo, va llevando con intensidad sus personajes, con los que el público se identifica: una mujer para la que sus hijos son lo más importante y luchar por ellos su misión, así como el de un hermano mayor que ha de velar por el otro. Por su parte el joven Leandro Peraza (que en sus últimas apariciones en escena ha demostrado un vertiginoso progreso) resulta el actor revelación. Su interpretación del niño que no acepta la muerte de su madre, el breve trabajo como el padre, también devastado por la soledad en que ha quedado, y sobre todo en el personaje de Asesina, en especial en su monólogo, alcanzan sobresalientes registros.

Rolando Moreno, uno de los más sólidos directores del patio, consigue con un preciso trabajo de dirección un excelente montaje. Para ellos se vale de una escenografía simple, donde las grandes telas le imprimen al contexto una plasticidad sugerente y un ambiente, por momentos sobrecogedor. En el monólogo de Asesina, el uso de las telas cobra gran relieve, fortaleciendo el trabajo de Peraza e imprimiéndole al espectáculo un ritmo definitivo.

El trabajo de luces, combinado por José González y Rolando Santini, logra oportunos contrastes y efectos visuales que refuerzan el trabajo corporal y la intensidad del texto. Lo mismo ocurre con la banda sonora, fundamentalmente sobre canciones de Barbarito Diez, manejada por Alain Casalla.

Alguien quiere decir una oración es una obra de intenso vuelo y trascendente alcance humano y literario, que pone en alto el trabajo de la dramaturgia cubana del exilio y en su conjunto, prestigia el teatro que se hace en Miami. Sin duda alguna, un buen comienzo para Akuara Teatro y su sala Avellaneda, en el 4599 SW 75 Avenida. Más información y reservaciones en el (786) 853-1283.

Wednesday, January 5, 2011

Reflexiones del joven dramaturgo cubano Maikel Chávez

Puerto de Coral del 7 al 23 de enero, 2011 en HAVANAFAMA Teatro Estudio, 752 SW 10 Avenue, Miami. Para más información llame al 786 319 1716.

Reflexiones del joven dramaturgo cubano Maikel Chávez

La emoción del ser humano puede encontrar disímiles fuentes de inspiración, puede camuflarse, mutar su esencia detrás de cualquier estereotipo o cualquier pretexto de querer mostrarse el ser humano emocionado. Ese tipo de emoción suele ser siempre falsa.

Existe otro tipo de emotividad que no se vale de mecanismos para edificar un torrente en el alma. Havanafama estrenó en Miami mi Puerto de coral. Aquella obra que escribí una madrugada de frenética emoción y que tiene como tempo dramático la madrugada y su pasar lento y paladeable, como metáfora de la hora en la que se debe callar, pero estos personajes no pueden y por eso es que sueltan sus estrepitosos gritos, aquellos que han tenido reprimidos durante mucho tiempo. Abordé a través de esta obra una realidad muy conocida por mi, la historia de mi familia, y utilicé el teatro como escenario propicio para indagar sobre la teatralidad de conflictos reales y elaborados para un fin específico: contar pasajes de la vida de seres que adoro y admiro. Victoria Real, Ela García, Eida García, Erel y Eivel García y Eva García son esas criaturas que deambulan una madrugada cualquiera por la imaginación de un puerto que si bien no es de coral, tiene la esencia del coral por su belleza y por su tranquilidad, por lo pintoresco y triste que suele ser. Esa obra se estrenó en Cuba en el 2006 por Teatro Pálpito bajo la dirección de Ariel Bouza con un elenco de lujo y trajo a mi gran satisfacción y con ella giramos por todas las provincias de la isla.

Las personas, los textos, el teatro llega a uno de manera mágica y en el tiempo justo en que tienen que llegar y los creadores misteriosamente, como por arte del sortilegio nos entregamos a confiar.

Fue en La Habana donde conocí a Juan Roca, una tarde de tórrido verano. Cuando hablamos de la posibilidad de que él montara mi obra no lo dudé e inmediatamente acepté, por razones íntimas y emocionales y porque la energía creativa se muestra también de manera sincera, sin máscaras.

He visto varias veces el video de la obra. No he podido ocultar mi emoción ante tanta verdad, ante tanta poesía. Mi felicidad y mi satisfacción de ver en escena esta re visitación del texto convertido en efectiva dramaturgia espectacular que no se aparta de los presupuestos del inicio de mi escritura.

El amor y la ternura son ingredientes suficientes para transformar la realidad. Puerto de coral de Havanafama tiene de sobra amor y ternura, esa es una de las características fundamentales que sostienen a esta puesta que por momentos parece una poesía de esas que enamora a cualquiera, una postal de recordación del sitio en que tan bien se siente uno ó una fuga nostálgica de su director al reencuentro con su esencia, al reencuentro con sus recuerdos de cuando era un niño y escapado de su madre se metía en el mar y luego pagaba 25 centavos para bañarse y quitarse el sabor a sal del cuerpo para que no descubriesen su secreto. O cuando su abuelo, pescador de Caibarién o viejo lobo de mar como se les conoce también, le contó que Tritón lo salvó de una tempestad y que su barco cabía en la palma de la mano del Dios. Evidentemente su puesta en escena está llena de todos esos detalles emocionales y es por eso que el espectador no se resiste y entra en el juego irremediablemente.

El frenetismo de la era que nos ha tocado vivir implica que muchas veces no nos detengamos en las pequeñas cosas sin darnos cuenta de que son esas pequeñas cosas las que llenan el alma de caracoles y canciones. Esas pequeñas-grandes cosas fueron las que inspiraron a Juan Roca a llenar el espacio escénico de referencias emotivas que subyacen en el texto y que hace crecer como un puente entre las actrices y los espectadores que no es más que un intercambio de un mundo cognitivo y emocional en constante resonancia de energías que se lanzan desde la escena y estimulan los recuerdos y añoranzas de los de la platea. Ante esta puesta es difícil hacer resistencia para tanta sinceridad comprometida, para tanto amor y cuidadoso trabajo.

Cada escena es elaborada aquí con delicadeza de orfebre, o el preciosismo de un pintor, con la finura, el ritmo exacto y el cuidado de un coreógrafo, y es que Puerto de coral de Havanafama no es más que eso la unión de todos sus elementos expresivos en función de una efectiva recepción, por eso escuchamos a los espectadores que por momentos parecen perder la noción del espacio en que se encuentran y se escucha ora un suspiro, ora una carcajada ora un sollozo.

La artesanía teatral y su acabado no funcionan como elementos divorciados de sus protagonistas y ahí es donde encontramos los valores de teatralidad. El director apuesta por la imagen hermosa que centra su mira en las actrices por eso podemos hablar de un cuidadoso trabajo con los objetos que ayudan y acentúan cada instante actoral.

La partitura sonora es otro de lo aciertos del montaje. Nos trae los aires pintorescos de un Caibarién irremediablemente musical, jaranero, poético y sentimental. La música aquí no ilustra sino que recrea y apoya la proyección de las emociones que se suscitan en la escena.

Música, escenografía, luces, texto y su elemento fundamental, las actrices, funcionan como un todo unificado que enamora hasta al más escéptico de los espectadores. Ante tanta sinceridad y calidad interpretativa es difícil no dejar que el alma viaje y sea parte de ese Caibarién evocado como metáfora del sitio en que tan bien se siente el hombre.

Hablar de una actriz en específico sería una arrogancia y una frialdad espantosa, uno de los pilares más especiales y valiosos de esta puesta es la concatenación de todas sus protagonistas las que están en disposición de sus demás compañeras, porque eso es lo que hace valedero el arte del actor. El teatro funciona como unión de sus elementos y eso se ve claramente en esta puesta en escena.

Gracias a Havanafama por traer a mi vida una satisfacción enorme que no se mide por impresiones simples, sino por la capacidad de emocionarme una y otra vez ante esta poesía que han hecho desde mi obra que deja de ser mía para ser de ellos, porque ya mi Puerto de coral se convirtió en el puerto en el que anclaron para quedarse siempre Juan Roca, Belkis Proenza, Julie de Grandi, Oneysis Valido y Deysi Fontao.

Felicidades y éxitos en esta nueva temporada.

Saturday, December 4, 2010

Emotiva propuesta revive a Virginia Woolf


Miriam Bermúdez y Yoan Vega en escena. Foto Miguel Pascual

Emotiva propuesta revive a Virginia Woolf

DIARIO LAS AMERICAS.

Publicado el 12-04-2010

Por Jesús Hernández

Más vale tarde que nunca, afirma el viejo refrán. Comentario que debemos al estreno de Flores no me pongan, de la escritora cubana, afincada en Estados Unidos, Rita Martin, que el grupo Akuara Teatro, bajo la dirección de Yvonne López Arenal, presentara en la sala Havanafama hace tres semanas.

Asumir un argumento de esta envergadura, donde se trata de “revivir” un personaje tan célebre y polémico como la escritora inglesa Virginia Woolf (1882 – 1941), e incluso algo distante a nuestra cultura hispánica, es tarea de titanes. Aproximación que la autora evoca a partir de la aparición del espectro de Virginia por medio de un monólogo que, aludiendo al tiempo pasado, pero visto con la perspectiva de hoy, arremete contra todo lo que cree haberle hecho daño hasta enloquecerla. Vertiente que ratifica lo que el personaje fue y quedó por ser. De ahí el título Flores no me pongan. Una arriesgada apreciación que Rita Martin expone para hacer hablar al personaje sin mayores ataduras.

Desconozco el texto original y los ajustes que pudo haber tenido, pero percibo a la imagen fantasmagórica de Virginia secundada por las voces de quienes marcaron su vida de alguna manera. Sucesión de acusaciones y menciones de pasajes muy específicos que aluden al conflicto inminente, pero sin marcar con mucho énfasis el hilo conductor del argumento.

Hay alusiones que van desde la infancia, su condición de esposa y seductora, escritora triunfal y reprochada, hasta mujer adelantada a su época, experiencias lésbicas y el aparente golpe final que pudo haber sido el bombardeo nazi a su ciudad. Un texto que resulta ser ligeramente reflexivo y exige la atención minuciosa del lector o el público en este caso.

De hecho, Yvonne López Arenal asume la puesta en escena con una escenografía mínima e imprescindible que resulta ser efectiva. Una mesa de poca altura sirve de asiento y estrado primero, y luego es lecho para los placeres, mientras un par de teléfonos que cuelgan del techo parece aludir al contacto inevitable del personaje con la realidad.

Miriam Bermúdez interpreta a Virginia bajo la dirección de Ivonne con una emotiva caracterización que, si bien resulta ser emocional y convincente, deja a este espectador con el deseo de haber presenciado un aumento gradual de la intensidad.

Las voces que persiguen a Virginia tienen por rostro a Joan Vega. Un joven actor que, ...
sin interponerse a la actuación de Miriam, interactúa con la actriz y logra desglosar algunas de las caracterizaciones que traen la dosis necesaria de realismo a la obra y sobre todo la esperada comprensión del “conflicto inminente”. Interpretación conjunta que, acompañada con movimientos corporales, resalta el atractivo poético que emana la mención del personaje en cuestión.

El uso de ciertas citas literarias evoca el entorno natural del sujeto, mientras otras más recientes, así como la música compuesta por Aurelio de la Vega, las canciones de The Beatles y el ya célebre We are the champions de Queen, lo acerca a nuestro tiempo, que es cuando, definitivamente, tiene lugar la aparición del espectro.

En Flores no me pongan Rita Martin apuesta ante todo por la liberación del pensamiento femenino y para ello emplea a Virginia Woolf por ser precisamente una heroína. Jugada y desafío que Yvonne López Arenal secunda con buenos deseos para darnos una de las proposiciones argumentales más emotivas del año.


Tuesday, October 26, 2010

Testimonio teatral cubano en exilio


Diario Las Americas 
Publicado el 10-26-2010

Testimonio teatral cubano en exilio

Por Jesús Hernández

El teatro miamense mira hacia sí mismo y tiene por testimonio un libro titulado Teatro cubano de Miami. Publicación que reúne siete piezas concebidas por autores cubanos que Luis de la Paz ha seleccionado para presentar el miércoles 27 en el marco del primer festival TEMFest que organiza el grupo Teatro en Miami Studio.



“El teatro está concebido para ser visto”, para ser precisamente interpretado; comenta Luis de la Paz, escritor y columnista de Diario Las Américas; en el prólogo del libro que Editorial Silueta produce. “Con Teatro cubano de Miami se intenta dar a conocer el trabajo de algunos de los dramaturgos de origen cubano que residen en la capital del exilio”, agrega. 



Con esta selección, Luis de la Paz propone “abarcar varias generaciones de dramaturgos cubanos. Primero Julio Matas y Matías Montes Huidobro, nacidos ambos en 1931”.



De Matas encontramos Los parientes lejanos, una pieza ambientada en Miami; y de Montes Huidobro una obra escrita hace apenas unos meses, Tirando las cartas, donde apuesta por el sentir de una pareja de actores ante las vicisitudes del diario vivir.



“Les siguen José Abreu Felippe y Daniel Fernández”, continúa el prólogo, “los dos habaneros y nacidos en 1947, lo que sitúa su formación cultural entre finales de la República y principio de la Revolución” (dictadura castrista) “y cercanos a la llamada generación del Mariel”. Dos obras de teatro que llevan por título Rehenes, que aborda la desventura del exilio; y Fuerte como la muerte, respectivamente; que apuesta por la amistad ante las grandes dificultades.



Continúa la selección con dos piezas que han visto la luz sobre el escenario: El reloj dodecafónico, de Ernesto García, y La noche de Eva, de Yvonne López Arenal. Ambos escritores “están en torno a lo que algunos llaman la generación de 1990, formados bajo la sombrilla del Instituto Superior de Arte (ISA) en Cuba, en pleno castrismo y con la premisa oficial de Dentro de la Revolución todo, contra la Revolución nada”, comenta el escritor y comentarista de teatro en la introducción del libro.



“Para el cierre del volumen recurrí a la dramaturgia de Julie de Grandy”, agrega. Pieza que también vio la luz del escenario y lleva por título Triángulos obtusos. “Esta escritora salió de la Isla con seis años de edad, estableciéndose en Miami después de una breve estancia en México. En los intersticios de su teatro, se aprecia la dualidad cultural en la que creció”.



La presentación del libro estará a cargo de Luis de la Paz y Rodolfo Martínez Sotomayor, director de Editorial Silueta; en la sala Teatro en Miami Studio, 2500 SW Calle 8, Segundo piso, Miami, a la 8 de la tarde. Entrada libre. Estacionamiento gratis disponible al lado del inmueble, así como a lo largo de Calle 8 y también gratis después de las 6 p.m.



Asimismo, el primer festival de teatro TEMFest, que cuenta con una programación de once puestas en escena; comenzó el pasado jueves 21 con la presentación de los premios Baco a Teresa María Rojas y a Teatro Avante, con Mario Ernesto Sánchez a la cabeza, y tuvo su primera representación el pasado fin de semana con la reposición de Aromas de un viaje, escrita y dirigida por Ernesto García.



El Festival continúa este fin de semana con Alguien quiere decir una oración, obra de José Abreu Felippe y dirección de Rolando Moreno, viernes 29 y sábado 30 a las 8.30 p.m. y domingo 31 a las 5 p.m.; así como la serie de conferencias sobre la temática El teatro en Miami a cargo de Matías Montes Huidobro, José Abreu Felippe y Pedro Pablo Peña, con la participación de Daniel Fernández como moderador, el miércoles 3 de noviembre a las 8 p.m.



Puedes obtener el programa completo del Festival si consultas el portal cibernético TemFest.net o llamas al número 305 551 7473 por teléfono.

Tuesday, October 19, 2010

Lo cubano en dos obras de teatro.

El solar de La palangana de oro. Raúl de Cárdenas.

The Color of Desire. Nilo Cruz.

Diario Las Américas 
Publicado el 10-18-2010

Lo cubano en dos obras de teatro

Por Angel Cuadra

Dos obras de teatro se están presentando en Miami Dade que abordan lo cubano en dos aspectos significativos: en el Teatro Miracle, de Coral Way, la pieza “The Color of Desire”, del joven y laureado dramaturgo cubano Nilo Cruz; y en la pequeña y acogedora sala Havanafama, de la Ave. 10 y Calle 8, del S.W. de Miami, la comedia de corte vernáculo “El solar de la palanga de oro”, del conocido comediógrafo cubano Raúl de Cárdenas.



El pasado viernes 8 de octubre se llevó a efecto en el Miracle el estreno mundial de “The Color of Desire”, lo cual es motivo de orgullo para los “miamenses” que esta primacía tuviera lugar en nuestro Condado.



La trama de esta obra se desarrolla en La Habana, en 1960, en los momentos en los que el gobierno revolucionario incrementa el control estatal, tras las leyes de Reforma Urbana y Agraria, y las confiscaciones de propiedades privadas.



El norteamericano Preston, radicado en Cuba por sus negocios, conquista el amor de la joven cubana Belén. La misma recibe las advertencias de sus tías Leandra y Albertina sobre esa relación de pasión amorosa que, al cabo termina con la separación cuando a Preston le confiscan su negocio y se marcha a Estados Unidos.



Hay escenas muy significativas como las que sostiene Preston con el miliciano Orlando; así como la de las frivolidades de los amigos de Preston, genera de cierto nivel económico y social.



Se destacan las actuaciones de las tías, que están a cargo de Teresa María Rojas y de Isabel Moreno, así como la de Annia Guillén en el papel central de Belén; también son de notar las de Jim Ballard como Preston y Barbara Sloan como Caroline y, en general, es aceptable la del resto del elenco. 

Esta función de gala fue a teatro lleno, público que le dio gran acogida al autor Nilo Cruz, del que se celebró allí su cumpleaños.

* * *



En la sala Havanafama Teatro Studio, los sábados y domingos se está presentando “El solar de la palangana de oro”, de Raúl de Cárdenas.

Esta obra se escribió y representó en Cuba en 1961, bajo el título de “La palangana”; y trata de la vida y conflictos cotidianos de los vecinos de una casa de vecindad, de las conocidas por solares, cuyos inquilinos son gente pobre cuyo anhelo secreto por poseer algo que los ensalce, se simboliza en una palangana de oro, que ningún otro solar posee. 

Pero eso desata una verdadera bronca por la preferencia en el uso de tal objeto, lo que termina en un proceso judicial.

Esta obra es una pequeña joya de teatro vernáculo cubano, con todos los elementos propios de ese género; una estampa criolla, con música popular y bailes, los dicharachos callejeros y la jerga de gente de barrio de baja escala social.



Muy atinada la dirección de Eddy Díaz, cuando al comenzar la obra cada vecino en su cuartico aparece como una figura estática o momentánea estatua que, de pronto, se mueve y comienza a actuar, simbolizando así cada cual un prototipo del cubano del componente social de menos nivel en el país.



Cada cual se enfrenta, y se confiesa, a su drama personal de anhelos, frustraciones sueños. Y en medio de los enredos que se dan en esa vida promiscua, de vez en cuando se oye la explosión de una bomba que han puesto en cualquier lugar los opositores al gobierno de aquellos años 1957 ó 1958.



Bueno el nivel de actuación del conjunto, en el que sobresalen, en mi opinión, Belkis Proenza, como la Madrina; Jorge Ovies, con sus buenas transiciones en el personaje de Cheo el sastre. El resto del elenco también realiza una buena labor: Oneysis Valido como Tila; Carlos Arrechea como Tata y Alexander Jiménez como el Presentador.

* * *



Es así como estas dos obras que aquí comentamos “The Color of Desire”, de Nilo Cruz y “El solar de la palangana de oro”, de Raúl de Cárdenas, abordan lo cubano desde distintas perspectivas.



Nilo Cruz, que llegó en edad temprana al exilio, sus obras, se han presentado en los principales escenarios de Estados Unidos y en España y, aunque escritas en inglés, por lo general, han tocado hasta ahora el tema de lo cubano desde varias perspectivas. Con “Ana en el Trópico” obtuvo el codiciado Premio Pulitzer de Drama. Raúl de Cárdenas lleva muchos años en el exilio. Abundante su labor dramática, en cuyas obras se desarrollan temas cubanos y estampas de la sociedad cubana del ayer, como “Las Carbonell de la Calle Obispo” y “En el barrio de Colón”.



En síntesis, dos escritores –uno escribe en inglés, el otro en español- separados en el tiempo por la diferencia generacional, pero unidos en el exilio, más allá del tiempo, por un mismo interés; la evocación y la presencia de Cuba.





Sunday, October 17, 2010

Teatro cubano en Milwaukee.

Ivette Kellems y Cristhian Ocón junto a Yara González Montes y Matías Montes Huidobro el autor de la pieza.

Teatro cubano en Milwaukee

por Matías Montes Huidobro

Gracias al incansable entusiasmo del profesor Armando González-Pérez el teatro cubano hizo acto de presencia en Milwaukee en el Congreso “Miradas al Caribe: Cine y Literatura”, del siete al nueve de octubre, patrocinado por Marquette University y otras instituciones, incluyendo la revista “Caribe”, que dirigen González-Pérez y Jorge Febles. No es la primera vez que dos dramaturgos cubanos, Iván Acosta y Montes Huidobro (que escribe estas notas) suben a escena en Marquette University, conjuntamente con un performance del pintor Leandro Soto. De este último se llevó a escena un espectáculo denominado “Olorun: Yemayá”, una indagación mítica sobre los ancestros africanos y taínos en el Caribe, que contó con una estupenda muestra danzaria de Jorge Luis Morejón. De Iván Acosta se llevó a escena “Cosas que encontré en el camino”, formada por una secuencia de episodios donde Acosta hace gala, nuevamente, de su dominio del realismo como vehículo caracterizador de circunstancias de intenso contenido humano. Para mayor suerte, el certero montaje de Mario Colón, contó con un trabajo excepcionalmente logrado de Frank Rodríguez, un estupendo tour de force en el cual el actor, con absoluto dominio del gesto y los movimientos, logró excelentes transiciones de una caracterización a la siguiente, de varios personajes procedentes de un contexto newyorkino, que es el fuerte de Acosta. González-Pérez, en una de las sesiones, disertó sobre el teatro de Acosta. En cuanto a mí, por esta vez no tengo motivos de quejas. Como si fuera poco, el Congreso cerró con un montaje de “Los acosados”, cortesía de Teatro en Miami Estudio, basado en la impactante dirección de Ernesto García, en el cual pude disfrutar de la dinámica interpretativa entre Christián Ocón, con colapso escénico a lo Willy Loman en “La muerte de un viajante”, y el expresionismo internalizado de Ivette Kellems que intensifica su captación del personaje. En una sesión de preguntas y respuestas, Jorge Febles apuntó hacia los nexos con el expresionismo y Leandro Soto hacia el absurdo, haciendo específica referencia a “Dos viejos pánicos” de Piñera, dato válido, aunque le faltó señalar que esta obra de Piñera se escribió unos siete años después de la mía. En una sesión dedicada a mi dramaturgia, Yara González Montes hizo un minucioso análisis del contrapunto masculino/femenino en “Un objeto de deseo”, Séverine Reyrolle, de la Universidad de la Sorbona, estableció las bases del nexo francés del teatro dentro del teatro en la dramaturgia de Manet y la mía; Rolando Morelli dejó sentada las líneas de continuidad entre “Gas en los poros” y “La Madre y la Guillotina”, dejando la puerta abierta para una propuesta adicional; Gerardo Paul Chavana fue al meollo a las negociaciones de la identidad cultural de los latinos, entre la revolución y el terrorismo, en “Su cara mitad”, y Francesca Collechia hizo la pregunta “Matías Montes Huidobro: A Renaissence Man?”, que contestó afirmativamente, a lo cual decididamente me adhiero.

Para mi fue una experiencia extraordinaria, sobre todo, haber podido compartir con el dramaturgo y maestrazo, Don Matías Montes Huidobro. Con Matías, siempre se aprende, siempre se avanza, siempre se supera la propuesta de la evolución en la dramaturgia. Gracias al profesor Armando Gonzalez Pérez, por habernos invitado a participar en tan importante evento histórico, junto a tantos colegas, profesores, dramaturgos, intelectuales y estudiantes. Y sobre todo, una vez más, junto al amigo y admirado Dr. Matias Montes Huidobro.

Con un abrazo firme para todos. Iván Acosta