SARAH MORENO
Nuevo Herald Publicado el viernes, 06.08.12Para muchos, Broselianda Hernández es la actriz más importante del teatro y el cine cubano actual. Su voz es uno de los dones que más destacan los que han tenido la oportunidad de verla en acción. Cuentan que puede llegar a la sede habanera del grupo de teatro El Público un poco apagada quizás por el calor y la agitación de una ciudad poblada de dificultades, y transformarse en unos segundos, por sus mañas de actriz, en un personaje inolvidable de quien los espectadores no pueden apartar la vista.
Hernández (La Habana, 1964) llega esta semana a Miami para actuar en Calígula, una puesta del grupo de teatro El Público –también de la isla–, que se presenta el próximo jueves 14, viernes 15 y sábado 16 en el Colony Theater de Miami Beach.
La actriz se graduó del Instituto Superior de Arte de La Habana (ISA) en el 1987. Desde entonces ha trabajado con los grupos teatrales Buscón, Buendía y El Público, en series de televisión como Cuando el agua regresa a la tierra y Las honradas y en filmes como Barrio Cuba (2005), bajo la dirección de Humberto Solás, Una rosa de Francia (2006), del director español Manuel Gutiérrez Aragón, La anunciación (2009), de Enrique Pineda Barnet, y José Martí, el ojo del canario (2010), de Fernando Pérez.
¿Cuál es tu rol en Calígula?
Mi personaje en Calígula, Escipión, es el joven poeta amante de Calígula, y a su vez recuerda por momentos a Drusila, hermana de Calígula con la que este tuvo amores. Es un personaje tierno y vulnerable; tiene bondad y es un hombre de ideas. En la obra Escipión representa todo lo hermoso: la verdad, lo incorruptible de las almas humanas, la fragilidad y la fuerza, la duda y la decisión.
¿Cómo te preparaste para hacer el rol de un hombre?
No fue difícil. Nunca pensé en Escipión como hombre o mujer sino en una especie de ambigüedad. Creo que toda mujer tiene algo de hombre y los hombres algo de mujer. Por supuesto que estudié mucho. Corté mi pelo pues no quería hacerlo con una coleta aunque el director de la obra, Carlos Díaz, no me lo exigiera. Me dejé las uñas largas –normalmente me las como a rabiar. Todo esto en el aspecto externo, en el interno, digamos, fui dejándome arrastrar por ese personaje para mí tan seductor guiada sabiamente por Carlos y recuerdo todo el proceso de ensayos y búsquedas como una gran fiesta. Vimos una versión para cine del Orlando de Virginia Woolf, donde la actriz Tilda Swinton está maravillosa. Eso me inspiró mucho.
Cuéntame de tu crianza: ¿dónde naciste, cómo era tu familia y tu casa cuando eras niña? Cuál es la historia detrás de tu nombre?
Nací en La Víbora, en La Habana, allí estudié la secundaria y el preuniversitario. Me crié con mi abuela, ya que mis padres se divorciaron pronto y ella era el puntal de la casa. Mi mamá me cuenta que el nombre de Broselianda surgió de sus lecturas de Rubén Darío.
¿Qué aprendiste de tu mamá [Rosa Ileana Boudet, escritora y crítico teatral]. ¿Cuál fue el mejor consejo, y el peor? Háblame de tu papá?
Mi mamá no hizo nada especial para que yo entrara en el ISA [Instituto Superior de Arte de La Habana]. Fui yo quien eligió un texto de la Teatrova que estaba en la casa y me presenté al examen. Nadie lo sabía. Nunca me ha dado consejos de la profesión. Ella dice que cuando me ve en escena le importa que no me caiga y que no se me olvide la letra, pero no puede ser imparcial ni juzgarme.
Mi papá, Rolen Hernández, es poeta y actor. Como poeta publicó en [el suplemento cultural] El Caimán Barbudo, en la antología Novísimos y como actor, trabajó, entre otros, con Pepe Santos, en el Teatro Experimental de La Habana, Extramuros y en el grupo Los Doce, de Vicente Revuelta. Si vas al [blog] El Archivo de Connie en la Internet y buscas el programa de Peer Gynt, está allí. Todavía trabaja y está activo, lo que pasa es que desgraciadamente no todos los grupos tienen publicidad.
¿Cómo es la vida de una actriz hoy día, 2012, en La Habana? Cómo se sobrevive, cuáles son los obstáculos?
La vida de una actriz es la de de casi todos los cubanos, ya que el 99 por ciento de la población, incluidos los profesionales, tiene muchas dificultades con el transporte, las carencias materiales que ya sabemos. Pero seguimos haciendo teatro.
¿Es más libre el teatro cubano hoy? ¿Se autocensuran los actores?
El verdadero y buen teatro se hace siempre en libertad. No por gusto [Eugenio] Barba ha hablado de la patria del teatro, un terreno a conquistar, una tierra de nadie que en casi todas partes lleva una vida marginal y funciona en las periferias. Hay un teatro aceptado y oficial, pero hay otros escondidos, invisibles o amenazados. Me emociona mucho un texto de Lorca: ‘Hay que destruir el teatro o vivir en el teatro’. No vale silbar desde las ventanas.
Sé que el grupo de teatro El Público trabaja en un local sin aire acondicionado. ¿Continúa esta situación? ¿Ven perspectivas de una mejoría?
El Trianón –que es la sede del grupo– se remozó el año pasado. Por mucho tiempo tuvo muchos problemas de infraestructura y el público soportó veranos intensos y no lo abandonó.
¿ Qué planes tienes en cuanto a la carrera? Películas, obras de teatro, etc?
No me gusta adelantar lo que tengo entre manos porque los directores y los proyectos cambian o no se realizan. Me gustaría, lo he dicho antes, trabajar con Almodóvar o Rodrigo García, repetir con [los directores cubanos] Fernando Pérez, Enrique Pineda, Ismael Perdomo y hacer buen teatro como el que he hecho con Roberto Blanco, el Teatro Gala de Washington, José Antonio Rodríguez y Flora Lauten.
¿Cuáles son las figuras que están cambiando el mundo de la actuación, el cine y el teatro en Cuba en la actualidad? ¿Por qué?
Hay muchas figuras jóvenes y actores de otras generaciones buscando su camino. En la actualidad creo que no estamos cambiando nada. Más bien, todo, con algunas excepciones, es bastante convencional.
Como mujer, ¿has encontrado obstáculos en tu carrera más allá de los que hubiera encontrado un actor hombre?
No lo creo.
Veo que tienes un blog, y que comentas algo del documental ‘Anna’, de Nikita Mikhalkov. El problema de Anna es que no tiene patria, al menos no como la conoció un día. ¿Cuál es tu idea de patria?
La idea de la patria no es estática. La patria va con uno como el caracol con su concha a cuestas. Es mejor sentir que uno puede pertenecer a la tierra y la especie humana o puede vivirse como Anna. El blog se llama Viajera inmóvil y cuando tenga tiempo, lo retomo.
Has dicho alguna vez que eres una mujer ambiciosa, que lo quieres todo? ¿Cuál es ese “todo”? ¿Se puede tener ese todo en Cuba?
No se puede tener todo en ninguna parte porque la insatisfacción es permanente y también el deseo de buscar cosas nuevas.
¿ Por qué razón se queda una actriz como tú, que viaja al extranjero y regresa, viviendo en Cuba? ¿No es una suerte de ruleta rusa? ¿Hay futuro para tu hija allí? ¿Qué hace ella?
Las razones de irse o de quedarse son tan personales que no caben en las tres líneas de una entrevista. Debería ser lo normal. Cada persona debería tener el derecho de viajar a donde quisiera por el tiempo que desease o le permitiera su bolsillo. Mi hija tiene 19 años y decide por ella misma, como me enseñaron a mí. Ahora se prepara para el examen de ingreso a la Universidad después de estar cuatro años en una escuela tecnológica que a la larga no le gustó. También escribe y ha hecho una pequeña incursión en el cine.