Luis de la Paz y el tiempo imaginario.
Nuevo Herald.
Publicado el domingo 27 de septiembre del 2009
By WILLIAM NAVARRETE
Tiempo vencido es el libro más reciente del escritor cubano Luis de la Paz (La Habana, 1956). Desde Miami --ciudad en que vive desde su salida de Cuba a través del puente marítimo del Mariel-- el autor entrega a la Editorial Silueta una compilación de quince cuentos cuya trama queda situada, indistintamente, en su ciudad de origen y en la que desde hace tres décadas es su ciudad de adopción.
La participación del narrador en proyectos relacionados con la literatura explica el cuidado con que ha trabajado estos cuentos. Con anterioridad Luis de la Paz había formado parte del consejo de redacción de las revistas Mariel (1983-1985), Nexos (1998-2001) y El Ateje (desde el 2001). Compiló textos de algunos escritores cubanos relacionados con Reinaldo Arenas también en el 2001 y mantiene dos secciones sobre literatura y arte en el Diario Las Américas. De su propia cosecha son igualmente dos libros de relatos: Un verano incesante (1996) y El otro lado (1999).
Todo un anecdotario emerge de las páginas de Tiempo vencido. A los recuerdos relacionados con la vida en La Habana se suman los que ofrecen ciertos aspectos del tiempo transcurrido en Miami. En un cuento como Mandrake el mago brilla en el Southwest el autor narra, desde el ámbito de lo marginal, rasgos psicológicos de personajes que de alguna manera conforman el tejido social de la ciudad. La sociedad brinda un marco propicio para que un funcionario del sistema de protección social saque provecho de su posición más allá del beneficio legal de su puesto. En otro como Balseros --último cuento del libro-- aparece, desde La Habana de nuestros días, el individuo que también ha sabido medrar en el ámbito del complejo y absurdo sistema cubano y que, a pesar de ello, se dispone a alcanzar en una balsa de fabricación casera las costas de la Florida. Entre ambos personajes se establecen vasos comunicantes que arrojan luz sobre una parte del ingrediente social de ambas orillas.
Pero más allá de estas sutiles asociaciones probablemente involuntarias, los cuentos de Luis de la Paz no sufren de premuras. Ese saber hilar lentamente la historia, sin por ello extenderse más de la cuenta o aburrir al lector (oyente), es casi, desde tiempos inmemoriales, la condición esencial del cuento. El autor mide con precisión el tiempo de cada historia, cuida como si de alquimia se tratase los componentes de la misma y, como colofón de tanto empeño, ofrece un final tan inesperado como sorprendente.
En este caso, pienso en Llegó Daniel, en que al tema del hijo que encuentra por primera vez a su padre veinte años después, se añade, una vez vencido el conflicto de su existencia, un nuevo problema motivado esta vez por prejuicios que muy bien pueden ser personales, pero que en la mayoría de las casos son de origen cultural. Similar asombro ocurre cuando terminamos de leer Encuentro, un cuento en que lo accidental en el decursar de la vida puede ser motivo (como en el caso del anteriormente mencionado Llegó Daniel) de una sucesión de situaciones incómodas que solemos asociar con la razón misma de la existencia.
El autor se aventura a imaginar un futuro para lo que constituye, en alguna medida, la obsesión de sus personajes: Cuba. Se atreve a situar en perspectiva a dos hombres que disfrutan, al final de sus vidas, de un retiro modesto y feliz que comparten entre breves estancias en su país de origen (relativamente liberado de los males que durante décadas le aquejaron) y otra tierra a donde han ido en busca de tranquilidad. Un retiro feliz --título de este cuento-- resume con ironía la inutilidad de las ilusiones de antaño cuando ya todo parece demasiado tarde. La larga espera reduce a escepticismo lo que de otra manera se hubiera expresado a través del júbilo y el regocijo. Por doloroso que resulte, es un acto de coraje (y de clarividencia) saberlo de antemano y también expresarlo.
Con Tiempo vencido se enriquece la literatura en español en el contexto del sur de la Florida. Crece también aquella que han escrito los cubanos fuera de la Isla. No dudo que sean éstas las buenas bases sobre las que surje, desde lo atípico, una nueva forma de expresar el país que sólo existe --y flota-- en el punto de fusión de todos los recuerdos. Un país nuevo que más vale ir diseñando desde lo puro y meramente imaginario. El libro se presentará el 30 de septiembre, a las 7 de la noche en el Centro Cultural Español. También estará en noviembre en la Feria del Libro. •
Presentación el miércoles, 30 de septiembre a las 7:00 p.m. a cargo de José Abreu Felippe y Rodolfo Martínez Sotomayor, Centro Cultural Español, 800 Douglas Rd., suite 170, Coral Gables, FL 33134, (305) 448-9677, entrada gratis.
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Tiempo vencido, nueva publicación
Diario Las Américas
Publicado el 09-26-2009
Por Jesús Hernández
“Me gustan los finales de impacto”, afirma Luis de la Paz.
Tiempo vencido (Editorial Silueta 2009) es un libro que puede leerse prácticamente de un tirón, pero merece ser leído sin prisa para disfrutarlo a plenitud y también asimilarlo. Quince cuentos que rondan la supervivencia y se vanaglorian con todo derecho de haberla vencido.
Cuentos precisos como El hombre de lejos, que aborda la pérdida de la inocencia en un medio adverso; La pared frente al flamboyán, que evoca a la fragilidad de la existencia como protagonista; o Después del noticiero, que tiene por argumento a la familia por encima del mal recuerdo.
El tiempo, cuyo paso hay quien asegura es el mejor consejero, vuelve a ser uno de los ingredientes en la escritura del autor cubano exiliado en Miami, de quien conocimos antes Un verano incesante y El otro lado, ambos publicados por Ediciones Universal.
“Definitivamente en los relatos de Tiempo vencido hay curiosas, inquietantes y atentas visitaciones al tiempo. En algunos de los textos se aprecia un morboso y curioso interés por indagar en los efectos que el tiempo ejerce en la cotidianidad de las personas”, explicaba Luis de la Paz, a lo que agregaba “muchas de estas preguntas me las hice tras la muerte de mi madre, momento crucial en mi existencia”.
Con Un verano incesante vinieron los cuentos inspirados en la vida en Cuba y con El otro lado la percepción sobre este lado que es Miami. No obstante, en Tiempo vencido hay una cantidad similar de cuentos de un lado y el otro. Curiosa relación que pudiéramos vincular con cierta secuencia cronológica necesaria o la respuesta a los tantos años de exilio.
“Han sido diferentes etapas y momentos”, aclara el autor. “En Un verano incesante hay una clara mirada a Cuba, pero, salvo excepciones, la perspectiva es desde la distancia, desde la orilla del destierro. En El otro lado, hay algunas observaciones sobre el exilio y las huellas que éste ha dejado en mí, en mi entorno, en la gente que me rodea, y que de alguna manera han ocupado un espacio en mi literatura”. Y a esto Luis de la Paz agrega, “Yo llevo viviendo fuera de Cuba más tiempo que todo el tiempo que viví en la Isla, esa realidad es determinante en la obra de cualquier escritor, aún, cuando su raíz prevalezca siempre en lo que escribe, hay una disociación insalvable”.
Son quince cuentos, muchos escritos en primera persona, que no precisamente tienen por qué tener rasgos autobiográficos, pero sí parecen mostrar la realidad que le tocó vivir a millones de cubanos en un lugar y el otro.
“He intentado manejar distintas voces expresivas”, explica el escritor. “Desenvolver las narraciones en ángulos que, en algunos casos, convergen. Ciertos cuentos repiten hechos, aluden a episodios, retoman referencias y eso es intencional, intentando reflejar que hay algo cíclico en la vida; siempre se vuelve al punto de partida. En Balseros, para poner un ejemplo, hay una búsqueda de la libertad, la misma que hubo en 1980 cuando el éxodo del Mariel, que fue mi experiencia”.
Incluso hay cuentos que ejercen un sensible homenaje a sus amigos Eddy Campa, Herberto Dumé y Reinaldo Arenas, así también como a la literatura, como La otra cara de la luna, “donde retomo el cuento Vencedor de José Abreu Felippe, recogido en su libro Cuentos mortales”.
Luis de la Paz reluce su estilo preciso otra vez, así como reafirma la realidad que apunta a un final inesperado, que en algunos casos alcanza fuerza sensacional.
“El cuento tiene reglas precisas, por eso a veces resulta difícil lograr un buen relato”, argumentaba. “No puede haber dispersión, ni excesos. No debe haber distracción y es fundamental cerrar en el momento exacto”.
“Me gustan los finales de impacto”, afirma. “Eso lo considero fundamental para redondear un cuento. El día de la presentación, leeré Llegó Daniel, cuyo final da un giro radical”.
Asimismo, Luis alega que recrea episodios personales en algunos de los cuentos, “aunque siempre hay su importante dosis de ficción”.
Luis de la Paz fue responsable por la recopilación de textos y documentos que produjo el libro alegórico Reinaldo Arenas, aunque anochezca (Universal, Miami, 2001). Un cuento suyo es recogido en Cuentos desde Miami (Poliedro, 2004) y otro en Palabras por un joven suicida (Silueta, 2006). Fue editor de las revistas literarias virtuales Nexos y El Ateje, así como miembro editor de la revista Mariel. Actualmente es columnista de Diario Las Américas en Miami.
Tiempo vencido es el séptimo libro publicado por Editorial Silueta, que dirige en Miami el también escritor Rodolfo Martínez Sotomayor. Títulos como Barrio Azul de José Abreu Felippe, Veintiún cuentos concisos de Juan Cueto Roig y Sakuntala la Mala contra la Tétrica Mofeta de Daniel Fernández conforman el acervo de la casa editora junto a Trilogía del paria de Joaquín Gálvez y Como casi nadie sabe de Carlos Barrunto, así como Palabras por un joven suicida que recoge un sentido homenaje a Juan Francisco Pulido.