5 preguntas a Juan-Si González
Por Luis de la
Paz
Sin dilación dejemos que el reconocido artista cubano Juan-Si González, exponga sus ideas sobre la libertad y el arte.
1.–Formaste parte de Ritual Art-De Cuba, en Cuba, cuyo mayor y sólido legado fueron películas realmente sorprendentes y desafiantes, como Ritual para un viejo lenguaje, Ritual para una identidad y Un día cualkiera. Háblanos de ese movimiento artístico y de sus propósitos.
–Fui cofundador y miembro del grupo hasta el final. El grupo surgió luego de que la seguridad del estado y la policía censuraran nuestras acciones independientes como grupo Art-De (arte y derecho), en el parque de 23 y G. Me reencontré con mi amigo Marco A. Abad con el cual había estudiado en el Instituto Superior de Arte y decidimos juntar el grupo de cineastas Ritual integrado por el, Inés Otón, Ricardo Acosta, Ramón García, Santiago Yanes y Alejandro Robles más los integrantes que quedaban del grupo Art-De, que éramos Jorge Crespo y yo. El propósito del grupo era burlar la censura y hacer una obra independiente que circulara entre la gente sin intermediarios. Usábamos el derecho como estética, empezamos a usar nuestras piezas para concienciar mediante el debate sobre nuestros derechos como ciudadanos. Hacerlo públicamente a manera de performances ya era imposible, el video nos daba una mayor independencia para operar de manera clandestina y hacerlo circular entre la gente. En 1990 la pieza del grupo Ritual para una Identidad, basada en un conjunto de performances que yo había realizado en el parque en el año 1988, dirigida por Marco, editada por Ricardo y filmada por Santiago, fue seleccionada para ser mostrada en un ciclo de cine titulado “Cinema Cubain de Tous le Temps”, por el Centre Georges Pompidou en París. Ese suceso nos estimuló y nos dio coraje para seguir produciendo y enviando nuestro trabajo al exterior. Luego esa misma pieza, fue enviada clandestinamente al Festival Latino New York, y gracias a la solidaridad y apoyo de Néstor Almendros fue expuesta como cine cubano independiente. Eso creó tremendo alboroto en Cuba y la repercusión sobre nosotros fue severa. El grupo se desintegró en 1991, luego de la detención y encarcelamiento de Jorge Crespo y Marco A. Abad quién estaba filmando clandestinamente la golpiza a María Elena Cruz Varela, en Alamar, allí lo detuvieron. Luego fueron por Jorge e hicieron un registro en casa de Marco en Miramar, que era donde nos reuníamos y teníamos casi todo nuestros documentos y videos. Allí ocuparon entre otras cosas el video Un día cualkiera, qué acabábamos de terminar. Por suerte una copia de ese video ya había salido de Cuba junto a los Rituales gracias a la ayuda de una amiga. En ese momento de la detención de Marco y Jorge, ya Ricardo Acosta estaba en Toronto, Ramón García en Miami y yo en Costa Rica.
2.–Sobre el mismo tema de Ritual Art-De. En los cortos se tiene a la libertad como eje central y hay frases que tú mismo repites una y otra vez “porque yo creo” y “tengo miedo”. Cómo confrontaban en aquel entonces el deseo de libertad y el miedo.
–Yo creo que todo el movimiento de arte alternativo confrontacional de esos años 80’s nace de la desilusión de toda una generación de artistas nacida y formada dentro de los perímetros ideológicos de la llamada revolución. Yo creo que fue una respuesta al vacío de la palabra libertad convertida en slogan y su abismal divorcio con la realidad. No olvidemos que en esos años se estaban propiciando esos grandes cambios en Europa del este, en especial la entonces Unión Soviética, nosotros por asociación esperábamos cambios también, cambios que nunca llegaron. Por el contrario, empezamos a percibir otro ciclo de censura contra todo lo que se publicaba al respecto, junto a la agudización del control y la represión en el medio artístico. Nos dimos cuenta que era muy hipócrita seguir hablando de arte, cuando lo más esencial y básico para poder crear es precisamente la libertad de poder expresarse sin temor o autocensura. Después empezamos a descubrir que el asunto era una cuestión de derechos, derechos ciudadanos a la libre asociación, derecho a disentir, derecho a viajar libremente, derecho a operar al margen de las instituciones paternalistas. Al afrontar esa ausencia de un estado de derecho en Cuba y al denunciarlo en nuestras propuestas empezó el rollo y con ello la censura. El miedo nos acompañaba en cada acto, cada acción, cada libro clandestino que leíamos y en cada estrechón de mano o gesto de solidaridad que manifestábamos abiertamente con respecto a algún disidente o grupo político independiente. Día a día pasábamos de ser artistas a disidentes, acto seguido a ser traidores.
3–En el exilio te desempeñas como un artista multidiciplinario. ¿Cómo enfocas tu arte en la actualidad?
–Cómo siempre lo he enfocado, de una manera experimental y alternativa. Más que un artista siempre me he identificado más con la idea de ser un comunicador. En 1984 yo me gradué del ISA, con un performance, donde incorporaba música electroacústica, cientos de rosas, tierra, proyección de diapositivas y objetos. Desde mis primeros años en Cuba mis trabajos han estado determinados o regidos por esa necesidad interactiva. En mi obra, lo primero es la idea, luego que la idea… que por lo general nace de algún texto o poema…, está clara dentro de mí, empiezo a pensar en las técnicas y los recursos materiales posibles que la puedan traducir de la mejor manera. No todas las ideas pueden realizarse con pinceles sobre lienzo. Yo creo por ejemplo que las ideas y el simbolismo que manejamos en los Rituales serían imposibles de traducir con otra media que no fuese el video. Por otro lado, las influencias, las circunstancias y el entorno también juegan un factor importantísimo en el carácter y naturaleza de la obra. Por ejemplo en los 5 primeros años en este país no hice performances debido a mi limitación con el idioma inglés y por el contrario empecé a usar más objetos encontrados casi nuevos, eso dice mucho de los recursos materiales de un contexto. En 1997 junto al boom de la era digital, empecé a incursionar más en la fotografía y el arte digital, debido a la economía y la independencia que me ofrecían. Ahora uso facebook y otras herramientas en la red como plataforma comunicativa, algo así como aquel parque 23 y G virtual. Hace poco realicé un proyecto de residencia en Spaces Gallery en la ciudad de Cleveland, utilizando las respuestas enviadas por cientos de personas alrededor del mundo respecto a la necesidad y condición migratoria a la que han sido expuestos, tanto personal como familiar.
4–Resides en Ohio, lejos de Cuba y de lo más parecido a Cuba, que es Miami. ¿Cómo han influido esos distintos espacios geográficos en tu obra, y en tu vida?
–Ha sido duro y doloroso, en los primeros años me sentía sumamente perdido y aislado. A la larga me ha permitido insertarme en la cultura de mi país adoptivo, en las instituciones de arte y sus centros académicos donde me han invitado a exhibir, impartir cursos o a realizar algún que otro proyecto de residencia. Eso me ha permitido aprender y estar inmerso en su lengua y costumbres de esta región del Midwest. Eso ha impactado mi obra muchísimo, he realizado muchos proyectos con el tema del lenguaje y los aspectos sicológicos del desplazamiento y la pérdida que eso conlleva. También he realizado una serie de instalaciones multimedia de carácter crítico, donde he expuesto mi apreciación con relación al incremento de un racismo y un fundamentalismo religioso en la región.
5.–Eres un hombre libre, vives hoy en libertad, y pienso, sin mayores miedos. ¿Cómo vives esa libertad?
–En relación a Cuba, presidida por un gobernante militar qué nadie ha elegido en las urnas, una sociedad donde nunca ha habido desde que nací hace 53 años, la más mínima posibilidad de elegir sin consecuencias a cambio, una sociedad donde no hay el más básico estado de derecho, tengo que decirte que ¡¡si!! que hoy gozo de muchísima más libertad. Por otro lado pienso, que la libertad siempre es relativa. Allá, aquí y en otros lugares del mundo he conocido o he leído sobre personas que han vivido encarceladas, aisladas de su familia y de su sociedad por años y han sido libres debido a sus convicciones y libertad interior. He conocido a otros que viven supuestamente en libertad y están más presos que un reo, de sus propias necesidades materiales, sus apegos y sus ambiciones, protegiendo con gran esmero y celo lo conseguido, tramando operaciones constantes, astutas a veces, ingeniosas otras, para obtener ventajas y beneficios que suelen ser muy temporales. Para mí la libertad que disfruto hoy consiste en saber elegir, desde lo que como, lo que tengo, lo que digo, lo que hago, lo que escucho, lo que leo, lo que miro, lo que comparto, lo que creo. Hoy para mí, en mi condición actual la libertad consiste en discernir. Creo que a la larga tú eres el único que determina, quién puede elegir que perdura, qué se renueva y crece dentro de ti y también lo que merece deshacerse u olvidarse. De los miedos no he podido librarme, son otros, son diferentes, menos obvios… pero no por ello asustan menos.