Thursday, November 5, 2009

Francisco Morín: La leyenda.

Foto: Mario García Joya. Francisco Morín con Lida Triana durante el Congreso de teatro cubano del CCCNY. Junio de 2009 New York.

Entrevista a Francisco Morín, realizada por Luis de la Paz hace unos años para El Ateje)

La leyenda Francisco Morín

Es frecuente ver a Francisco Morín, que reside en Nueva York, como invitado de honor a las presentaciones del festival de teatro de Miami. Cuando llega a la sala la gente se le aproxima, lo elogia, lo admira y le expresa su respeto, al que muchos consideran el "enfant terrible" del teatro cubano. Y no podía ser de otra manera, pues Morín, con más de ochenta años de edad, es toda una institución en el teatro cubano, tanto en la isla, como en el exilio. La gran leyenda viviente del teatro cubano. Un hombre de su tiempo, que se proyectó con visión sobre el futuro. Rebelde, exigente, transgresor, insatisfecho y vital, Morín despierta el entusiasmo entre los dramaturgos y directores de distintas generaciones, quienes ven en esta figura, el retrato del esfuerzo personal, la calidad artística y la persistente lucha por mantener en alto un género difícil y poco apreciado. Aunque hace ya bastante tiempo que no hace teatro, renuncia a aceptar que está retirado. "Yo sigo activo, hasta el final" dice, haciendo un gesto teatral con la mano, que lleva a la altura del hombro y deja caer hacia atrás. Es como si el teatro fuera la propia vida. Y de hecho lo es. Su libro Por amor al arte: memorias de un teatrista cubano (1940-1970), es un minucioso recorrido por su vida en los teatros.

1.-Me gustaría que nos contara de sus inicios en el teatro hasta los primeros triunfos.

-Bueno, mi más antiguo recuerdo se remonta a los tres años de edad. Yo era un niño muy solitario, y de adulto lo sigo siendo. Jugaba con unos bolos y creaba argumentos y conflictos entre ellos. Estoy seguro que a esa edad ya yo hacía teatro. Luego, a pesar de tener una familia monstruosa, y a escondidas de ellos, reuní el dinero para la matrícula y comencé a estudiar en la Academia de Artes Dramáticas. Con muchas dificultades estuve en la Academia hasta que ya no pude continuar. Trabajé como actor y mi primera obra como director fue La llama sagrada.

2.-Háblenos de Prometeo y del aporte que la revista y el grupo significaron para el teatro cubano.

-En la Academia se hablaba de crear una revista especializada. El nombre que siempre se manejó fue el de Prometeo. Los que estábamos en la revista también hacíamos teatro bajo el nombre de ADAD (Academia de Artes Dramáticas). Con el tiempo se logró la publicación y al año de publicarse se propuso llevar a escena Electra Garrigó de Virgilio Piñera, hubo divisiones y los miembros de la ADAD no quisieron que se pusiera la obra, pues la consideraban muy rara, ya que había personajes que consideraban muy exóticos, como un gallo y un pedagogo con cola de caballo, y pensaron que el público iba a protestar. Entonces Virgilio me llama por teléfono y me elogia mi defensa de la obra. Como yo tenía la revista y tenía la posibilidad de pagar una función, pues yo utilizaba todo mi dinero para el teatro, aproveché que se cumplía el primer aniversario de la revista, para llevarla a escena bajo el nombre "Prometeo Presenta Electra Garrigó". Ahí vino el rompimiento conmigo, se molestaron en la ADAD, como si yo los hubiera desobedecido, se pelearon conmigo. Pero puse la obra y luego continuamos trabajando. Creo que no hubo aportes y nada significó nada. Yo hice lo que tenía que hacer y lo que me gustaba hacer. Eso es lo más importante. Luego el tiempo establece los puntos de rompimientos y lo que cada acción representa. Yo sólo hacía teatro, con pasión, con deseos, sin pensar en el futuro, sino entregándome a la obra que hacía.

3.-Usted tiene el mérito de haber llevado a Cuba la vanguardia teatral europea y de resaltar los valores de dramaturgos cubanos en momentos en que las miradas se dirigían hacia el teatro norteamericano. ¿Qué lo acercaba a usted a esas tendencias y dramaturgos?

-Cuando yo leía una obra que me gustaba sencillamente la hacía. Así de simple. Estaba Cocteau, entre otros importantes teatristas europeos y lo llevé a escena. Yo leí Calígula de Camus y la di a conocer, de la misma manera que llegó a mis manos una obra de Bjornstjerne Bjornson, un contemporáneo de Ibsen y me gustó y la di a conocer en Cuba. Yo hacía un teatro distinto al que se estaba acostumbrado y a eso le llaman hacer un teatro revolucionario. Te repito, hay que hacer lo que uno considera lo mejor, haciendo lo mejor y sin importar las críticas. Con Electra Garrigó yo estrené a Virgilio Piñera en Cuba. Esa fue su primera obra llevada a escena. Yo estrené también a Antón Arrufat, Jorge del Busto y José Triana. Lo hice por la simple razón que sentía esas obras.

4.-¿Se puede decir que Francisco Morín se enfrentó abiertamente a su tiempo?

-Sí, totalmente. Nunca me preocuparon las opiniones de las gentes. Mi mayor preocupación era hacer mi trabajo lo mejor posible. Estudiaba, leía, buscada que mis obras tuvieran el mayor nivel posible. Yo estudié Filosofía y Letras, viajé, me preparé. En Cuba tuve que trabajar cortando caña hasta que me dejaron salir de la isla y aquí he permanecido sin regresar, a pesar de los acercamientos que han hecho los emisarios del régimen. En la Biblioteca Nacional, mientras Fidel Castro atacaba a la intelectualidad, yo me levanté y me fui de aquel sitio en el que yo entendía que no debía estar. Soy un hombre totalmente libre y sin ataduras.

5.-Después que sale de Cuba dónde se establece, qué hace en teatro y cuándo deja de dirigir.

-Yo salgo a Inglaterra y después voy a España hasta que vengo a Estados Unidos. En Inglaterra hice Electra Garrigó, pero no pude estar en el estreno. Fue una puesta muy interesante, pues la obra fue traducida y las actrices eran inglesas que hablaban español con acento de España. En 1974 llego a Nueva York, me llaman de Repertorio Español, y estuve con ellos un año. De ahí me fui no en muy buenos términos. Allí hice los Entremeses de Cervantes con mucho éxito. Después trabajé en otros proyectos hasta este paréntesis en el que estoy ahora. Pero retirarme, de eso nada. Yo sigo activo.

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