Sunday, February 10, 2008

El legado de José Corrales.



EL LEGADO LITERARIO DE JOSÉ CORRALES
Yara González Montes.

“Los cubanos en los últimos cuarenta años, afirma Ivan de la Nuez, han cancelado el contrato entre cultura nacional - sea esto lo que sea- y territorio. Se ha perdido el centro. Las cosas ya no se reducen a La Habana o Miami, sino que se abre una extensión de espacios productores de cultura cubana....” (de la Nuez, 139) La transterritorialidad de nuestra cultura que se inicia en el siglo XIX, adquiere características insospechadas en el XX debido al gran éxodo producido desde el comienzo del castrismo hasta nuestros días. “La mayor experiencia de globalización”, son las manifestaciones culturales: literarias, plásticas, científicas, musicales, etc. creadas en todas las latitudes por nuestros coterraneos. La obra de José Corrales es un exponente de esta globalización. Nacido en Guanabacoa, Cuba, en el año 1937, produce una obra de considerable importancia. En la década de los sesenta sale de Cuba y aunque su familia se relocaliza en México él decide establecerse en Nueva York en 1965, donde crea casi todo su corpus literario. Dramaturgo, poeta, ensayista, actor y director de teatro, cuenta en su haber con una producción dramática que incluye más de veinte títulos, tres de ellos escritos en colaboración: Las hetairas habaneras (de la que es co-autor con otro dramaturgo cubano que fue residente en el área de Nueva York, Manuel Pereiras García). Esta obra fue publicada por Editorial Persona en 1988. The Butterfly Cazador (1977), con música de Evan Senreich, también escrita en colaboración con Pereiras García, y Faramalla, en colaboración con Herberto Dumé. José Corrales escribió además: El espíritu de Navidad (1975), Spics, Spices and Gracejo (1976) Juana Machete, la muerte en bicicleta (1978), todas ellas estrenadas, y Bulto Postal (1976). En la década del ochenta escribe Un vals de Chopin (1985), publicada en Anales Literarios en 1995, Orlando (1987), El vestido rojo (1987) y Las sábanas (1988 ). Detrás del suceso, Vida y mentira de Lila Ruiz y Walter a primera vista fueron escritas en 1991. Entre 1991 y 1993 escribe una trilogía bajo el título de Los tres Marios formada por De cuerpo presente (1991), estrenada por el grupo TEBA de Nueva York en ese mismo año, El palacio de los gritos (1992), y Miguel y Mario (1993). Esta trilogía, traducida al inglés, bajo el título de The Three Marios, con los correspondientes títulos de Corpus Delicti, Circus Maximus e In Absentia fue publicada por The Presbyter’s Peartree Press en 1993 y Nocturno de cañas bravas en 1994. Brillo funerario fue presentada en el Centro Experimental Inarú en Nueva York en 1996 y de ese mismo año es también, Cuestión de santidad. A pesar de estar enfermo de Parkinson, Corrales sigue trabajando durante el resto de la década del noventa. En 1998 escribe Allá en el año 98, Catalina la inmensa y otras mujeres, La forma y el tacto y dos escenas de La neblina ha ganado la ciudad. En 1999 da a conocer su pieza dramática Pájaro Pájaros. Un hecho verdaderamente lamentable en relación con la obra de Corrales es que casi toda su producción literaria se encuentra dispersa e inédita.

Mario Vargas Llosa al comienzo de Historia secreta de una novela ha comparado el oficio de escritor con la ceremonia del strip-tease porque según él, el escritor se va desnudando ante el lector ofreciéndole a éste, no sus encantos secretos, sino demonios que lo atormentan y obsesionan. Esta afirmación me viene constantemente a la memoria al releer la obra de José Corrales. Acercarme a su teatro y a su poesía no es sólo transitar por los enmarañados laberintos que el ser humano ofrece, sino proyectar sobre él y sobre cada uno de los seres que viven y conviven en el ámbito de sus piezas una mirada interior que en ocasiones resulta estremecedora. Leyendo su dramaturgia observamos que sus piezas ponen en juego diferentes códigos teatrales (teatro vernáculo, teatro del absurdo, tragedia, comedia, etc.) enfocando directamente en casi todos ellos los intrincados laberintos de la sexualidad. Personajes atraídos por otros de su mismo sexo, intercambio de parejas matrimoniales, casos de incesto, cambio de ropa y de identidad sexual, se multiplican en escena. Es un teatro donde el amor, como sentimiento básico del matrimonio, la fidelidad y la lealtad al ser amado se desconocen; donde las traiciones y los engaños se multiplican, donde existe una búsqueda desenfrenada de placeres que desemboca en uno de los más terribles vacíos existenciales imaginables. Todo lo cual parece ir cogido de la mano con el momento en que vivimos.

Casi todos los personajes de su teatro poseen una belleza clásica deslumbrante, pero esa hermosa envoltura exterior oculta deseos y sentimientos que afloran en el transcurso de la representación, dejando al descubierto toda una gama sicológica de seres apasionados que actúan movidos por arrolladores instintos sexuales, que a menudo les conducen a desenlaces trágicos. Si por un lado resalta la belleza exterior, por el otro, nos demuestra que esa belleza oculta un mundo formado por profundidades insondables de la psiquis humana, que se asientan en los más ocultos laberintos de la subjetividad. Esta deconstrucción literaria del ser humano en los dos planos señalados conforma una unidad irreconciliable. Colocados en un mundo en que se han roto todas las barreras de la moral tradicional estos seres atormentados por el deseo cruzan por la escena sin lograr ni la felicidad, ni el sosiego, a pesar de la belleza física de sus cuerpos y de la armonía musical que, en muchas ocasiones les acompaña. En un número considerable de sus obras existe un elemento musical que se entreteje a las palabras y sirve como telón de fondo a las acciones y pasiones que se van desarrollando en escena. Verdi, Albinioni, Massenet, Chopin, Schumann, Mahler, son algunos de los compositores cuya música sustenta la representación. En ocasiones, es la música popular la que sirve de complemento a la escena, músicos como Gonzalo Roig o Antonio María Romeu también proveen un interesante acompañamiento musical a sus piezas. Es una melodía que parece alimentar la vida de estos enajenados. Piezas como
Un vals de Chopin, El palacio de los gritos, Pájaro Pájaros La forma y el tacto, Allá en el año 98 , Los tres Marios son buenos ejemplos de lo que venimos diciendo. José Corrales integra la música a los conflictos humanos que presenta no para lograr la catarsis de sus personajes, sino para hacerlos sentir con más intensidad la crisis por la que atraviesan. Josep Soler al referirse a la música de Schonberg afirma que “lo que aterroriza de su música es la patentización de aquello que estaba oculto, latente, pero no expresado” (Soler, 63) opinión que podría aplicarse al empleo que de la música hace nuestro dramaturgo en algunas de sus piezas.

En su exploración ilimitada de todas las posibilidades que ofrece el sexo, José Corrales, se sitúa en un terreno alternativo desde donde adopta un inusitado hermafrodismo autorial, para describir las sensaciones femeninas del orgasmo, habitando el cuerpo de Teresita, la protagonista de su monólogo
Las sábanas. Como el personaje de la novela Orlando de Virgina Woolf, intercambia roles, borrando las fronteras de la sexualidad y apoderándose, en último término del discurso femenino. Este pasaje de su obra es comparable, salvando las distancias en cuanto a la temática de los mismos, con el capítulo titulado “Heroico nacimiento” de la novela La nada cotidiana de Zoe Valdés, en donde se describen las sensaciones experimentadas por la madre de la protagonista en el momento de dar a luz a su hija. El personaje femenino de Las sábanas, joven quinceañera, de las que basan la liberación femenina en una sola cosa: el ejercicio constante de sus genitales, se apresta a la entrega inicial en medio de un calor sofocante, bajo un aguacero torrencial, encerrada en un cuarto totalmente cerrado, en el que sólo existe una ventana falsa, detalles todos significativos que ofrecen multitud de posibilidades de interpetación. En una de sus múltiples entregas que lleva a cabo con el individuo que tuvo su entrega inicial, describe el placer sentido y casi al final de este “performance”, intuye que su marido ha descubierto sus engaños. Ella impasible acepta el hecho y se quita el anillo matrimonial disponiéndose a afrontar su nueva realidad. No me queda ninguna duda de que esta dramaturgia es reflejo fiel de la realidad circundante. Continuando en nuestro empeño de llegar al desnudo más absoluto de nuestro autor despojándolo de todas las vestiduras que lo ocultan, si enfocamos nuestra atención en su poesía nos damos cuenta de inmediato que teatro y poesía forman una unidad inseparable. Dramaturgo y poeta se enlazan en un entramado tejido que forma un solo y único tapiz, el de la desesperanza. Como preámbulo a su libro “Razones y amarguras: poema del que llega a los 40”, publicado en 1987, escoge a Garcilaso de la Vega para introducirnos a su microcosmos poético. El poeta español se dirige a nosotros desde su Egloga II para decirnos: “Recibid las palabras que la boca/ echa con la doliente anima fuera/ antes que el cuerpo torne en tierra poca.” (72). A diferencia de Garcilaso cuyos versos en un tono confidencial, suave y emotivo nos hacen partícipes de su doloroso desengaño amoroso en poemas que nos dejan un sentimiento de profunda pena dentro de un marco de equilibrada serenidad, los versos de Corrales en este poemario, nos internan en una desesperada soledad existencial, en un mundo inestable y exaltado en donde el poeta no logra la estabilidad necesaria y cuya única salida parece ser el suicidio. En el poema titulado “El día de mi cumpleaños”, que inicia el libro, el sujeto poético se dedica a una intensa y desoladora contemplación de su propia existencia:

Contemplando la idea del suicidio

me di cuenta

de que yo creo en Dios

en la otra vida

y en que los espejos mienten sin remedio.....

me di cuenta

de cuánta soledad hay en el cuarto sin el perro

y sin que duerma alguien conmigo entre las piernas...

contemplando el perro corriendo tras la perra enloquecido

me di cuenta

de que los demás son necesarios

para poder uno amarrarse a la existencia......

contemplando la existencia

me di cuenta

que si yo soy imagen de Dios y semejanza

Dios debe ser un payaso insatisfecho

culpable e inocente.

contemplando a Dios de frente

me di cuenta. (17-18)

Si al comienzo de la estrofa inicial el poeta reafirma su fe en Dios y en una vida espiritual posterior a la muerte, al final de esa misma estrofa se introduce la duda con la presencia de los mentirosos espejos ya que si hemos sido creados reflejando la imagen divina somos en gran medida espejo del propio Dios y esto resulta para él, una gran mentira. Al final del poema la negación se corrobora al comparar al Creador con un ser extravagante y ridículo cuyos opuestos atributos lo descaracterizan. Ese Dios contradictorio enmarca, en el espacio poético, la vida del hablante, vida caracterizada por una pavorosa soledad. Los dos últimos versos del poema son una abierta declaración de incredulidad. La observación de la atracción animal del perro enloquecido que corre tras la perra guiado por la necesidad de satisfacer un deseo sexual inminente, le lleva al convencimiento de que ese es el nudo que nos ata a los demás, y por extensión que nos amarra a la existencia. Perdido este nexo, surge la desesperación y en el poema, “José Corrales José Corrales” nos confiesa:

................me anego en lágrimas

me voy al baño

cierro la puerta

busco el espejo

las hojas de afeitar

mañana es hoy (19)

En sus frustrados intentos de suicidio llega a la conclusión de que su decisión no parece tener una solución posible y en “Prohibido suicidarse punto” declara:

El suicidio ronda la casa.......

pero nada lo va a evitar

que el suicidio llegue

que el suicidio insista persista y clame

and this is exactly

exactamente

the dreadful plain and fucking question

y claro está

la meditación trascendental (21)

Pero el suicidio que ronda sin concretizarse su casa y su poesía, ronda también su dramaturgia y es en ella donde se plasma con éxito. En
El palacio de los gritos una de las obras que integran la trilogía de Los tres Marios y en mi opinión una de sus mejores piezas, es el propio Mario el que nos cuenta en un susurro: “Lorenzo se suicidó. De un árbol...El cuerpo de Lorenzo se balanceaba.................. Y yo allí solo frente a aquel cuerpo...colgando... colgando como las hojas....como un fruto enorme...el cuerpo de Lorenzo. Yo solo allí...Un rato interminable... (23) Lorenzo era un ser atormentado. Casado con Leticia no había podido consumar su matrimonio por sus inclinaciones homosexuales. Leticia en su desesperación se deja consolar por una amiga que termina siendo su amante. Finalmente, Lorenzo, que ha establecido una relación insatisfactoria con Mario termina suicidándose. Corrales materializa en escena el acto que no puede realizar en la vida real y esta no es la única ocasión en su teatro que el suicidio se concretiza. Suicidio y muerte son temas recurrentes en su dramaturgia.

El meollo de su dolor, la causa de este desequilibrio, de estas ansias de morir, se pone de manifiesto en el poema “Mentiras y Verdades” del poemario Razones y amarguras. Poemas del que llega a los cuarenta, donde el poeta juega con ambas para develar su verdad:

Me conformo con tu voz

mentira

tu voz a través del teléfono........

yo miento

yo necesito agarrarme de tu pecho

y temblar un poco algo de frío

bajo tu cuerpo encima de mis huesos

triturando las horas en las cuales

tejimos el rosal que hemos usado

para el coito y para el sueño.....

que estoy listo a acostumbrarme con tu voz

yo miento

yo quiero apabullarte

rasgarme la piel acuchillarte

volverme mariposa, avispa o mosca

convertirme en abeja repugnante

para beberte, hasta que el asco de ti

me ponga enfermo,

para después, convalesciente,

entregarme a las palabras por teléfono

yo miento

las palabras sí las quiero

pero arañándome el oído

metiéndome las frases y los verbos

a golpe de cincel y de martillo

tus palabras contigo entre mis piernas..... (37-38)

La intensidad desesperada del sentimiento, y el consiguiente desgarramiento interior que le produce el hecho narrado, no puede ser más incisivo. Es un canto al amor carnal que se le niega. El vacío del presente se llena con la remembranza del pasado, con lo que ya no es. Toda esa ardiente relación sensorial vivificada intensamente se ha reducido a la presencia distanciada de una voz que se escucha a través del teléfono. Freud afirma que:
“It is that we are never so defenceless against suffering as when we love, never so helplessly unhappy as when we have lost our loved object or its love” (29). El ámbito lírico se convierte aquí en una recreación de sensaciones y genuinos sentimientos que corresponden al momento en que se escribe el poema. El presente le devuelve al pasado de donde va surgiendo la historia personal del hombre. El poeta es hoy lo que fue ayer y el amor es factor determinante de su existencia. La frustración producida por la desaparición del objeto de deseo desemboca irremediablemente en una profunda depresión que es la causa de la obsesión que siente de terminar con su propia vida.

El apasionado lenguaje del poema difiere mucho del que el dramaturgo utiliza en su teatro. La ambiguedad que caracterizan sus diálogos consiste en decir a medias una verdad que se va descubriendo sutilmente, a medida que avanza el desarrollo de la obra. mientras él sugiere, da una pauta, pero deja al lector/espectador la tarea de completar la oración inconclusa, con aquello que ha quedado al parecer en el aire, que no ha sido dicho, pero que él se ha esmerado mucho de dejarlo implícito. Corrales posee una gran habilidad para lograr este efecto. La anagnórisis en su teatro, ocurre hacia el final del desarrollo argumental que es cuando se revela la verdad que la obra sustenta. Esa verdad es un reflejo de la angustia existencial y la frustración de su creador que aunque se esconda utilizando distintos ropajes verbales, por sutiles que sean, no logran para sus emisores un estado de felicidad, de logro existencial. Una de sus obras más eróticas,
La Forma y el Tacto, (1998) en la que utiliza recursos como la intertextualidad y el teatro dentro del teatro, el Hombre, personaje que pretende leer una escena de una obra cuya representación se proyecta en la pieza nos dice: “Lo que se quería, lo que se necesitaba era una escena en la que se viera, en la que se sintiera la soledad tremenda de Pascasio. Ese tipo de soledad que nos come la mente.....”(46). Esa soledad es, en último término, el común denominador de su dramaturgia y la eterna compañera del propio autor.

Nada pudo distraer a José Corrales de su apasionada relación con el teatro y la poesía, ni aún la terrible enfermedad que padecía. Su legado literario es una contribución de considerable importancia a la literatura cubana ya que ofrece un conocimiento inapreciable y una subjetividad que no se han explorado aún lo suficiente por críticos y estudiosos de la literatura cubana del exilio. Aunque Corrales ha traspasado silenciosamente el espejo que lo separa de nosotros, nos ha dejado el caudal incalculable de su obra literaria en la que él permanece eternamente vivo.

OBRAS CONSULTADAS

de la Nuez, Ivan. “El destierro de Calibán”. Encuentro de la cultura cubana.

4/5 (1997): 137-144.

Soler, Josep. La música. Barcelona: Ed. Montesinos, 1982.

de la Vega, Garcilaso. Poesía castellana completa. Ed. Consuelo Burell. Madrid. Cátedra. 1990.

1Corrales, José. El palacio de los gritos. Princeton: The Presbyter’s Peartree.

1992.

------, Razones y amarguras. Poemas del que llega a los cuarenta.

Hoboken, N.J. Ed. Contra viento y marea. 1978.

------, La forma y el tacto. Manuscrito inédito, 1998.

Freud, Sigmund. Civilization and Its Discontents. Trad. y Ed. James

Strackey. New York: W.W. Norton & Co. 1961.

Foto de Yara González Montes por Mario García Joya.

Recuerden que la letura dramatizada de
El vestido rojo de José Corrales, bajo la dirección de Luis de la Paz, se presentará el jueves 21 de febrero a las 8 de la noche, en Teatro en Miami Studio, 2500 SW 8 Calle (Segundo piso). Entrada gratis, con donación al teatro de 5 dólares.

Para más información puede escribir a las siguientes direcciones:

ICReneariza@aol.com
Icreneariza@gmail.com

1 comment:

Yo soy Medea said...

Pero quien firma este articulo?, esta muy bien desarrollado...