Tuesday, July 24, 2012

TEATRO CUBANO EN CÁDIZ.


La Dra. Concepción Reverte Bernal, organizadora del XXXIX Congreso del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, con los profesores Raquel Chan-Rodríguez, Yara González Montes y Matías Montes Huidobro.


TEATRO CUBANO EN CÁDIZ

por Matías Montes Huidobro

Presidente del Instituto Cultural René Ariza

En mi empeño en divulgar la obra de Virgilio Piñera, en el que estoy enfrascado desde los años setenta, fecha en que publico Persona: vida y máscara del teatro cubano, cuando a Piñera todavía era (y es para algunos, incluyendo el exilio) figura sospechosa vinculada al castrismo; presenté este verano en el XXXIX Congreso del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, en la Universidad de Cádiz (celebrado del 3 al 5 de julio), organizado por la profesora Concepción Reverte Bernal, Catedrática de Literatura Hispanoamericana de dicha institución, una comunicación titulada “Virgilio Piñera cien años después: la vida es sueño”, a partir de una carta de Piñera que llegó a mis manos por gentileza del librero y editor Pedro Yanes, que pone en evidencia las penurias que tuvo que pasar el escritor cubano de la República a la Revolución, y que espero publicar ulteriormente. Esta investigación complementa los trabajos que he venido desarrollando con motivo de la celebración del centenario de su nacimiento, cuya celebración inició el Instituto Cultural René Ariza, del 12 al 15 de enero de este año con el congreso internacional “Celebrando a Virgilio”, y que colocó al ICRA a la vanguardia de otras celebraciones que han venido después, anticipándose la publicación de las memorias del mismo antes que termine el año en curso.


Aunque Piñera no ha tenido todavía el reconocimiento internacional que merece porque la situación histórica, geográfica y cultural cubana no es la misma que les tocó en suerte a Ionesco, Genet y posteriormente a Harold Pinter; en el monumental congreso celebrado en Cádiz, auspiciado por una de las más importantes asociaciones académicas dedicadas a los estudios iberoamericanos, además de mi ponencia, Piñera estuvo muy bien representado gracias a un par de comunicaciones dedicadas al estudio de su obra. Una de ellas, de carácter comparativo, “Genealogía de la sátira en la novela latinoamericana: de Piñera a Bellatin”, por el profesor James J. López de la Universidad de Tampa, enfocó la atención en las divergencia y similitudes de la parodia y la sátira, con referencia a una de sus novelas menos estudiadas, Presiones y diamantes, sobre la cual yo presenté un trabajo hace años, precisamente, en el contexto de este congreso, en 1979, (publicado en las Memorias del XIX Congreso del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, 1980), siendo el primer critico que abordó el análisis de esta novela, destacando el significado subversivo del término Rouge Melé utilizado por el autor. La segunda comunicación virgiliana estuvo a cargo de Vicente Cervera Salinas, de la Universidad de Murcia, bajo el título de “Un decálogo del teatro del absurdo para Dos viejos pánicos”, en la cual exploró minuciosamente los principios absurdistas de Piñera en esta obra que tan importante papel jugó en su trayectoria dramática y que lo colocó, como la novela, en el vórtice huracanado de la revolución castrista.


El teatro cubano estuvo también sujeto a análisis por Yara González Montes, Profesora Emérita de la Universidad de Hawai, que volvió sobre su interpretación y divulgación de la obra de Pedro Monge Rafuls en “Poética de la muerte y la expoliación en Nadie se va del todo”, mientras que Limary Ruiz Aponte, de la Universidad de Pittsburgh, hizo referencia a la dinámica de cambio a la cual puede someterse un texto dramático, en “Cuba derramada: los personajes femeninos en Mar nuestro de Alberto Pedro Torriente y la adaptación de Dolores Pedro Torriente”.


Compartí además una plenaria dedicada al teatro, presidida por el dramaturgo mexicano Felpe Galván, de larga trayectoria en el teatro mexicano, autor entre otras de una inquietante pieza dramática, Héroes Convocados, basada en una novela de Paco Ignacio Tabio II, donde se recrean los trágicos hechos ocurridos en México en el año 1968; y con la participación del también del mexicano Felipe Reyes Palacios, de la Universidad Autónoma de México, director de la prestigiosa revista teatral Tramoya. Los tres hicimos referencia a nuestras respectivas trayectorias en la dramaturgia mexicana y cubana respectivamente, dentro de las circunstancias históricas y teatrales en que las mismas se han desarrollado.



Matías Montes Huidobro con el dramaturgo mexicano Felpe Galván


Sirvan estas líneas finalmente, para agradecerle a la profesora Concepción Reverte Bernal, la oportunidad que nos ofreció, a Yara y a mí, de divulgar el teatro cubano en el marco del Congreso del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana que el próximo año cumple cuatro décadas de existencia.

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