Saturday, August 14, 2010

Oda a la tortura vista por Angel Cuadra.

Foto: Ernesto García.

Diario Las Americas 
Publicado el 08-12-2010
“Oda a la Tortura”, en el Teatro Miami Studio

Por Angel Cuadra

Teatro en Miami Studio está llevando a escena, en sus últimas semanas, la obra “Oda a la Tortura”, pieza original de Ernesto García, obra que pudiéramos calificar como controversial, porque a las dos fuerzas que se contraponen en la misma pueden encontrársele razones en el fondo, que les dan fundamentos que nos llevan a meditar. Porque no se trata de la contraposición entre el bien y el mal, la justicia y la injusticia, sino que estas categorías, en determinados aspectos se entre mezclan y tiran desde ambos extremos con fuerzas poderosas, en posibles justificaciones.



La obra: En un cierto régimen de dictadura dos jóvenes (digamos idealistas, revolucionarios o terroristas) han sido apresados por las autoridades policiales represivas, en un momento de convulsión política. Ha habido un atentado con explosivos; la policía sabe que se prepara una nueva acción, pero no ha podido descubrir o informarse de cuándo y dónde será llevada a efecto. Y, urgida por la inminencia del hecho, pone en práctica la tortura sobre los sospechosos, Pablo y Laura, amigos y admiradores de un escritor e ideólogo, que ya ha muerto torturado por la policía.



Don Ramiro es un técnico policial, que dirige las investigaciones del caso. El mismo ha ascendido en grados en el cuerpo policial (o militar), hasta hacerse el orientador del Departamento de Investigaciones, y se ha tecnificado en forma tal que ha escrito un libro sobre la técnica policial para lograr la confesión en los arrestados.



Pablo, uno del grupo, que se ha declarado, y es, inocente, muere a causa de las torturas; y Laura, la tercera del grupo, se encara a Don Ramiro, el interrogador, en una lucha verbal de contenido ideológico y político. El padre de ella, un acaudalado editor, ha impreso el libro del policía Don Ramiro.



Lo discutible –a mi ver- tras el mensaje o tema de la obra, es que los presos y torturados son de clase social alta; y los policías son de extracción social humilde. De lo que pudiera señalarse que si los detenidos se escudan en las razones y conceptos políticos de libertades y derechos, que respaldan sus posiciones; los policías, que son los que aparecen de origen pobre y, de hecho, resentidos por la marginación en una sociedad, que se perfila como injusta, la que, de hecho, se presenta como sustentáculo en el fondo, de las razones que exponen los policías como causas indirectamente justificadoras de lo que ellos son. En medio de esta difícil contraposición de derechos, aparece superpuesta –y más allá- la tortura con su horror inaceptable.



Al fin, el oficial investigador fracasa al no poder obtener la información del acto terrorista que, al cabo, se realiza. Ante su fracaso, en el que se revela una cierta participación de Laura, hija del impresor del libro de Don Ramiro, este investigador descarga en ella su resentimiento con fuerza homicida. Con este final de muerte, no ya por tortura, culmina trágicamente la obra.



Lo primero a destacar es la magnífica caracterización que hace el actor Jorge Hernández en el personaje de Don Ramiro, de múltiples facetas a armonizar.



En el personaje de Laura, papel más lineal y casi de un solo matiz, Sandra García logra sacarle partido en la carga emotiva del diálogo con su represor policial.



Leandro Peraza, en el papel de Pablo, comunica la angustia de tal situación, y acaso podría moderarla o matizarla un poco en ciertos momentos. Mejor Alain Casalla, como el esbirro indolente que recibe órdenes de torturar, y las cumple con ensañamiento, en el que asoma el resabio de su vida de marginado y pobre.



“Oda a la Tortura” es una obra deprimente, bien estructura en cuando a dramaturgia se refiere; en la que Ernesto García inserta el tema de la tortura bajo justa denuncia, pero dentro de un mundo represivo policial un santo esquemático y conceptual, aunque logra eficacia dramática. (Teatro en Miami Studio, Reservaciones al (305) 551-7473, sito en 2500 SW, Calle 8.

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