Saturday, July 10, 2010

Festival de Teatro en Miami.

Mario Ernesto Sánchez. Foto Mitchell Zachs

Los 25 años del Festival de Teatro

Por Luis de la Paz
DIARIO LAS AMERICAS

Mario Ernesto Sánchez, fundador y director del Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami, evalúa con entusiasmo estos 25 años. “El Festival ha llegado a un cuarto de siglo. Pero te confieso que para mí es otro año más. En esta profesión, al igual que en mi vida, no pienso tanto en el pasado, como tampoco en el futuro, sino en el presente”.

Dirigir un proyecto como un festival de teatro es una tarea ardua. Requiere de aunar muchos poquitos para conformar una programa que es un todo gigante, donde debe primar la calidad y satisfacer las expectativas, desde luego cada vez mayores, del público y de los propios organizadores, que aspiran a superarse cada año.

Mario Ernesto Sánchez, fundador y director del Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami, evalúa con entusiasmo estos 25 años. “Significa que a pesar de todos los contratiempos desde sus comienzos en 1986, el Festival ha llegado a un cuarto de siglo. Pero te confieso que para mí es otro año más. En esta profesión, al igual que en mi vida, no pienso tanto en el pasado, como tampoco en el futuro, sino en el presente. Creo que lo más importante es hacer y tener la conciencia bien tranquila cuando haces lo mejor posible para lograr objetivos. En 30 días tendré que pasar la página de este cuarto de siglo y ocuparme del próximo”. Durante la conversación recuerda dos momentos claves. El más memorable: “Cuando recibí el Premio Lorca 1995 en la Casa-Museo García Lorca en Fuentevaqueros, por nuestro trabajo, en aquel entonces 10 años, al frente del Festival”. El más triste: “Cuando comenzamos en 1986, por el acto de repudio que ciertos personajes de Miami le hicieron al Festival porque una de las compañías fundadoras quiso presentar Coser y cantar de la dramaturga cubana Dolores Prida, que había declarado, desde Nueva York, que no se consideraba exiliada”.

A pensar de los contratiempos de todo tipo, y de las deficiencias que se le pudiera señalar, el festival ha mantenido su empuje y de una manera sólida ha contribuido a proyectar la imagen internacional de Miami y de los hispanos residentes en los Estados Unidos, algo que Mario Ernesto destaca: “El Festival es uno de los eventos culturales más importantes de Miami, y esto no lo digo yo. Ha recibido cuatro premios internacionales, tres en España y uno en Bolivia. La contribución no se puede medir a corto plazo, pero el hecho de que el Festival se ha producido sin interrupción desde 1986, y que ha presentado algunas de las mejores compañías de Latinoamérica y Europa, lo ha convertido en un extraño pero importante sobreviviente en medio de la crisis económica”; añadiendo: “No sólo en Nueva York se puede disfrutar del buen teatro, el Festival celebra 25 años de cultura hispana y la promueve en países no hispanos -como Eslovenia, Japón, Italia y Dinamarca, entre otros- al aceptar a compañías que representan obras escritas por hispanos”.

El impacto de la crisis económica ha repercutido en la solvencia del Festival y ha limitado la participación de invitados. ¿El repunte de este año indica que pasó la crisis para el Festival?: “La crisis en las artes, sobre todo en el teatro, nunca cesa. La mayoría de las agrupaciones y eventos artísticos tienen que depender de subvenciones públicas y privadas para sobrevivir, especialmente en este país. El repunte, como le llamas a lo ocurrido este año, se debe a una feliz contribución del John S. and James L. Knight Foundation (Arts Challenge), que nos seleccionó y así permitió extender el Festival una cuarta semana y ampliar el Componente Educativo. También obtuvimos un subsidio de las tiendas Target para celebrar el Día Internacional del Niño en Miami y Miami Beach. Y debo agregar que si no fuera por la constante ayuda del Departamento de Asuntos Cultural del Condado de Miami-Dade no hubiéramos podido llegar hasta aquí”, puntualiza.

En los últimos años, de manera casi consecutiva, el Festival ha presentado una serie de obras adaptadas en La Habana por la funcionaria oficial de cultura Raquel Carrió, asesora de dramaturgia del Teatro Buendía (de próxima visita a Miami), entre ellas El vuelo del Quijote (XVIII Festival, 2003), El filántropo (XX Festival 2005), Una tempestad (XXI Festival, 2006), Yerma (XXII Festival, 2007), La celestina (XXIII Festival, 2008), Otelo (XXIV Festival, 2009) y Aire frío (XXIV Festival, 2009), lo que admite distinguir una cordial y ya tradicional relación con agrupaciones e instituciones de la isla, que este año se ha interrumpido. Al formularle la pregunta a Mario Ernesto responde escuetamente: “Hablas de una tradicional relación con agrupaciones e instituciones de Cuba que desconozco”.

Sobre la siempre poca participación de los grupos locales en el Festival, el director artístico del evento responde a la pregunta que le formulamos cada año por estos días, y lo hacemos pensando en los grandes festivales internacionales de teatro del mundo, que le dan cabina, significativamente, a los grupos locales, sin perder su carácter internacional: “Muy buena pregunta que siempre haces. Esta vez me extenderé a ver si al fin complazco tu curiosidad”, apunta. “En esta ciudad, como en todas, existe buen teatro y ... teatro no tan bueno, al igual que grupos y artistas con talento y experiencia más que suficientes para presentarse en el Festival. Pero un problema es que las compañías tienen que presentar una solicitud completa antes de septiembre del año anterior. Por eso, los grupos locales tienen que seleccionar un texto y ensayar la obra con mucho tiempo de anticipación. Además, se hace muy difícil comprobar la calidad artística de la producción, ya que tiene que ser un estreno durante el Festival. Aun así, durante estos 25 años, el Festival ha presentado muchas producciones locales, pero no pocas han recibido críticas desfavorables, precisamente de críticos locales de teatro. Cuando esto ocurre, en vez de promover el teatro de esta ciudad, la cosecha local se convierte en cómplice del estereotipo que ha obligado al resto del mundo a pensar que Miami no es capaz de producir buen teatro”. La reflexión de Mario Ernesto despierta una mayor preocupación. ¿Es entonces tan pobre el teatro local, que incluso las escasas selecciones que se presentan en el Festival tienen que adaptarse desde La Habana, porque en Miami no hay talento, a pesar de que cada día el exilio se nutre de gente de teatro que llegan precisamente de la isla? Profundizaremos en este aspecto el próximo año.

El teatro en Miami ha tenido en los últimos años un significativo crecimiento con salas tradicionales, como Teatro 8; de teatro alternativo, como Havanafama Teatro Estudio; y teatro de vanguardia, como Teatro en Miami Studio. Sobre el particular Mario Ernesto apunta: “Estoy de acuerdo contigo de que ha habido un aumento notable de producciones locales de calidad. Por lo tanto, debería existir también un festival de teatro local, organizado y dirigido por alguien que, como yo, le dedique la vida. Hay que encontrar a otra persona, porque yo sólo tengo una”.

Con la participación local o no. El Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami es un hecho de envergadura. Ahí está, celebrando sus 25 años de triunfos. ¡Felicidades!

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