Saturday, May 15, 2010

En los foros por Manolo García Oliva.

ENRIQUE PINEDA BARNET.




Foto 2: Peggy Guilpin, junto a un querido amigo, Enrique Pineda Barnet, el doctor Pérez Mesa y este cronista, en una celebración posterior a la exhibición de La anunciación.


EN LOS FOROS


por Manolo García-Oliva

Concluyó de forma exitosa la edición número once del Havana Film Festival de Nueva York, con la paticipación de unos 40 filmes . Excelente muestra de buen cine que tuvo su pase en las pantallas de los cines New York Director’s Guild y Quad Cinema, del área metropolitana.

De estos 40 títulos reseñaremos tres, los cuales a nuestro juicio consideramos los más relevántes de este festival.

En dicha muestra se rindió tributo a un director emblemático e indispensáble de la cinematografía cubana: Enríque Pineda Barnet, cuyas aclamadas películas Giselle y La bella del Alhambra, se exhibieron en una retrospective, así como su último largo metraje titulado La anunciación . En este ultimo, el realizador nos presenta el crudo tema de la separación familiar cubana y donde Amalia, una anciana espiritista recién acabada de enviudar, decide con la anúnciada visita de su hija Margarita, una arquitecta que vive en Estados Unidos, dar a conocer el testamento moral de su recién fallecido esposo, ante tres integrantes más del clan familiar: sus hijos Ricardo, un ingeniero revolucionario y Mayito, bohemio, músico y poeta, así como Cristóbal, su nieto de 10 años además de complice en este complicado rompecabezas familiar

Este reencuentro sirve para poner las cartas sobre la mesa, y después de las recriminaciones iniciáles, La anunciación enfoca su principal objetivo: la lectura del testamento, el cual ha sido alterado por esta fiel creyente, con la ayuda de su nieto, quien a su vez se revela a leer el documento falso dejado por el finado, leyendo el verdadero y descubriendo así toda la verdad.

La anunciación es un filme lleno de mágia, ternura, amor y desamor, reproches, calidad humana y realismo como el que nos ofrecieron en el pasado los grandes maestros del cinema europeo. También no debemos pasar por alto las excelentes actuaciones de Verónica Lynn, la vidente; Héctor Noas, el revolucionario; Broselianda Hernández, la hermana; Ismael de Diego, el joven poeta y Roberto Díaz, el nieto. Todos juntos al maestro Pineda Barnet y las sabias palabras del padre en su testamento (“Ojalá que estén verdaderamente juntos, cuando lean esta carta. Ámense por encima de todas la diferencias, que no hay mayor amparo que nosotros mísmos”), hacen de esta cinta ya un clásico actual del cine cubano.

El premio flaco, es el segundo filme en cuestión, basado en la obra teatral homónima de Héctor Quintero, que narra la historia de Iluminada, una ex-integrante de un circo ambulante de mala muerte, y en la actualidad cobradora de una ruta de autobuses, quien vive en un deprimente vecindario en la barriada de Luyanó, junto a su marido y una hermana; además de los consabidos vecinos y “amigos incondicionales”. Juan Carlos Cremata e Iraida Malberti, nos presentan una historia desgarradora, llena de dolor y realismo con unos actores nuevos para nosotros, pero no por tal carentes de toda experiencia y calibre requeridas en la pantalla ancha. Todos, pero todos, están a un nivel espectacular, casi geniales. Nuestro aplauso a Alina Rodríguez, Blanca Rosa Blanco, Carlos Gonzalvo, la indispensable Paula Alí, Luis Alberto García y por supuesto a Rosa Vasconcelos, una actriz inmensa, casi inalcanzable, una mezcla de Katy Jurado y Giulietta Massina, con unas sorprendentes transiciones de alegría al ganar la balita premiada dentro de una barra de jabón Rina, pero también las de dolor al haberlo perdido todo.

Estas fueron verdaderas muestras de neorealismo cinematográfico caribeño y por supuesto llevados muy acertadamente de la mano por el binomio compuesto por Cremata y Malberti.

Y la tercera película en cuestión es Los dioses rotos, donde una tésis universitaria sobre el famoso proxeneta cubano Alejandro Yarini y Ponce de León, se entrelaza con una trama de valores enfrentados de un grupo de personajes de diferentes niveles socioculturales. Melodrama de suspenso dirigido cabalmente por Ernesto Daranas, con un elenco de lujo encabezado por Silvia Águila, Carlos Ever Fonseca, Héctor Noas, Annia Bu Maure y la siempre excelente Isabel Santos, y donde el mito de Alejandro Yarini está tan latente en nuestros días, como si su desaparición hubiera ocurrido tan solo ayer.

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