Tuesday, October 7, 2008

Yarini en Retablo Theatre por García Oliva.




Requiem por Yarini.

POR MANOLO GARCÍA-OLIVA.

Hay piezas emblemáticas y fundamentales en la variada escena cubana. Y sus autores y sus títulos, son a nuestro juicio, elementos claves que le han situado a nivel mundial, haciéndoles brillar y ganar reconocimiento junto a las mejores piezas del teatro universal. Con motivo de la reposición de Requiem por Yarini, de Carlos Felipe, por el grupo "Retablo Hispanic Theater", nos gustaría recordar algunos de esos autores, así como las puestas que han hecho nuestros grupos desde que se iniciara el actual movimiento teatral hispano en nuestra ciudad, alrededor de mediados de la década de los años 60.

Electra Garrigó, de Virgilio Piñera, que tuvo una recordada puesta en 1973 bajo la dirección de Silvia Brito en "Repertorio Español"; o La noche de los asesinos de José Triana, que nos montaran tan acertadamente Manuel Martín y Dumé para Dúo Teatro y "Dumé Spanish Theatre", hace algunos años; o La casa vieja, de Abelardo Estorino, y Santa Camila de La Habana Vieja, de José Ramón Brene, también de la mano de Dumé, o como olvidar la producción de Aire frio, de Virgilio Piñera presentada por el "Centro Cultural Cubano", en 1975, bajo la dirección de Eduardo Corbé. También seríamos injustos pasar por alto Los siete contra Tebas de Antón Arrufat y Recuerdos de Tulipa, con una protagonista irrepetible: Graciela Más, ambas con una precisa dirección a cargo de Mario Peña para El Portón… y donde dejar la Parece blanca, también de Estorino, en "Repertorio Español".

Dejamos para el final de esta lista, la puesta de Heberto Dumé de Requiem por Yarini, en 1970 por ser posiblemente única en su clase. Una sala de 27 localidades y un espacio escénico limitado y aprovechado al máximo. Estos elementos contribuyeron a crear una atmósfera única y total, gracias al ingenio de su director. El reparto, fue de lo mejorcito de su época, espléndido, y encabezándolo Manuel Casal y Silvia Brito, una de nuestras mejores y más capaces actrices, a cual tendremos en nuestra memoria por siempre. Dicen que recordar es vivir, y aquí recordamos y vivimos uno de los mejores momentos de nuestro teatro.

Después de este preámbulo, pasamos a la producción de "Retablo Hispanic Theater", que se estrenó en los primeros quince días del octubre pasado, y que catalogaríamos de primer orden, por la calidad actoral y de producción.

La puesta de Gabriel Gorcés le ubica como uno de nuestros más experimentados talentos de la escena local. Su nítida y precisa dirección esta llena de poderío escénico, el que pone al servicio del personaje titular: Alejandro Yarini y Ponce de León, un don Juan tropical de rompe y rasga, aristócrata y rey del hampa habanera de la época. David Ponce, con una imagen increíble, se alza con un trabajo superlativo, impartiendo la profundidad y la pasión que el papel requiere con un "Yarini", lleno de una excelsa cubanía.

Marilú Acosta, como "La Jabá", ofrece un impecable trabajo, lleno de agonía y de gran fuerza interior en su lucha por conquistar la atención de su hombre. La Acosta es poseedora de una dicción perfecta proyectando la variedad de matices que su personaje requiere.

Dominique Pérez, Lucio Fernández y Modesto Lacén, cumplen cabalmente con buen trajín interpretativo los papeles de "Luís Lotot", "Ismael" y "Bebo la Reposa", respectivamente, así como también, Basílica Blianchas, en el mítico personaje de "La Macorína", la prostituta más famosa de su época, y que por obra y gracia de la dirección se nos presenta como un alma en pena que vaga en la búsqueda de un amor que no logró tener en este mundo terrenal: un ángel o demonio de gran plasticidad.

Rosie Berrido, obtiene otro acierto en su carrera actoral en su doble papel de "La dama del velo" y "La santiaguera". El primero lleno de elegancia, misterio y misticismo y el segundo con la garra y la fuerza requeridas de una hembra en defensa de su macho. Su trabajo esta repleto de calidad y eficacia.

El espacio escénico, el vestuario y la escenografía de Orlando González, el diseño de luces de Peter Dubó y la musicalización de William González, están al servicio de está puesta de clásica tragedia griega, desarrollada a principios del siglo pasado, en el criollísimo barrio habanero de "San Isidro", entre chulos, santeros y mujeres de vida alegre, donde Carlos Felipe y Gabriel Gorcés dan vida a un ritual de sangre y sexo, que hubiera sido muy meritorio para los seguidores del buen teatro en nuestra área que hubiera sobrepasado las dos semanas de representaciones.

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