Sunday, December 26, 2010

La cultura en 2010: 5 intelectuales opinan.



La cultura en el 2010: 5 intelectuales opinan
Por Luis de la Paz
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Diario Las Américas 
Publicado el 12-24-2010

El acontecimiento cultural del año en Miami fue, sin lugar a duda, el TEMFest, el primer festival de teatro local organizado por Sandra y Ernesto García de Teatro en Miami Studio. Un evento que demostró la fuerza del teatro en el Sur de la Florida. Ahora queda mantenerlo y hacerlo cada vez mejor.

A pesar de la persistente crisis económica y el desempleo, el movimiento cultural ha mantenido su curso con perseverante solidez. Algunos de los hechos más significativos, y que puede considerarse que de alguna manera marcaron el año, son el Festival de Ballet que organiza Pedro Pablo Peña; las continuas actividades del Pen Club de Escritores Cubanos en el Exilio en el Koubek Center; la serie Grandes leyendas de la música cubana que lleva acabo el musicólogo Eloy Cepero en la Universidad de Miami; el impacto del Miami Dade College, que acaba de cumplir 50 años de fundado, con el Festival de Cine; los ciclos en el Teatro Tower; la siempre esperada aunque algo debilitada Feria Internacional del Libro; así como las muestras en La Torre de la Libertad, destacando en particular la impresionante Instrumentos de tortura.

El teatro sigue marcando la pauta, al igual que ocurrió el pasado año. El Festival del Monólogo que organiza Havanafama Teatro Estudio dio un gran salto en organización y calidad. Teatro en Miami Studio, como ya se señaló, en el año que cumple diez años, realizó el TEMFest 2010. Algunas de las más destacadas obras en cartelera fueron La última parada de Tennessee Williams, dirigida por Rolando Moreno; La noche de Eva de Yvonne López Arenal, bajo su propia conducción: Frijoles colorados de Cristina Rebull, en manos de Moreno; Oda a la tortura de Ernesto García, dirigida por él mismo; El solar de la palangana de oro de Raúl de Cárdenas dirigida por Eddy Díaz Souza y Alguien quiere decir una oración de José Abreu Felippe, de nuevo por Rolando Moreno, lo que lo sitúa como el director del año.

Más de teatro: El modesto Festival que organiza Teatro Avante; las crecientes actividades de Cirko Teatro en Hialeah Garden y la pujante sala ArtSpoken que dirige Yoshvani Medina en La Pequeña Habana con propuestas variadas y continuas. Especial reconocimiento merecen la producción de Bodas de sangre por la sociedad Actoral Hispanoamericana, bajo la acertada dirección de Miguel Sahid y el actor, director y productor Eddy Díaz Souza por su constante empeño en desarrollar el teatro infantil en la ciudad. Finalmente, de valioso, por su aporte a la cultura local, se puede catalogar la publicación del libro Teatro cubano de Miami, por parte de la Editorial Silueta.

El 30 aniversario del éxodo del Mariel fue conmemorado en Miami con numerosas actividades, siendo el libro Cuerpos al borde de una isla: mi salida de Cuba por Mariel, de Reinaldo García Ramos, el más sólido aporte, además de conferencias, charlas y la proyección de los documentales Tent City de Miñuca Villaverde y En sus propias palabras de Jorge Ulla. El centenario de José Leama Lima también ha estado marcado por actividades en su honor (la mayoría de ellas en la blogosfera), siendo igualmente un libro Lezama Lima o el azar concurrente de José Prats Sariol lo más destacable.

La tertulia La otra esquina de las palabras que organiza Joaquín Gálvez en Café Demetrio, ya cumplió un año de éxitos, consolidándose como un punto resonante de encuentro cultural. Sin embargo el cierre de Zu Gallery de Manny López fue un golpe al ritmo artístico local. En la plástica destaca este año 2010 las varias exhibiciones del pintor Yovani Bauta. En cine debe ser destacado el documental Zapata vive producido por el Instituto de la Memoria Histórica Contra el Totalitarismo, un sólido reconocimiento a un hombre que se inmoló por sus ideales. También merece señalarse la visita a Miami de la legendaria actriz Yolanda Farr, para presentar su libro de Periplo de amor y lucha.

Como cada año hacemos, le preguntamos a un grupo de intelectuales ¿Cómo has visto culturalmente el año que está por concluir?

Juan Cueto-Roig. Inquietantes acontecimientos y exitosos logros marcaron este año 2010. Para empezar por lo negativo, es preciso señalar la disminución de espacios dedicados a temas culturales en los dos principales periódicos de Miami, y la cesantía de periodistas especializados, lo cual es en extremo alarmante. Por otra parte, en los últimos meses se apreció un auge en el pequeño pero pujante mundo teatral de la ciudad. El grupo Havanafama, que dirige Juan Roca, patrocinó un festival de monólogos y otro de teatro infantil. Y Teatro en Miami Studio, de Sandra y Ernesto García, fueron los promotores del exitoso TEMFest. Es de agradecer el empeño de ambas compañías en presentar obras de autores locales. También, la proliferación de casas editoras prueba el creciente interés por la literatura en Miami. Y por último, la Feria del Libro y el Festival Internacional de Ballet han hecho de nuestra ciudad una plaza cultural de importancia.

Yvonne López Arenal. Para hablar de desarrollo cultural no podemos independizar la cuestión del desarrollo humano y me alegra haber sido testigo del crecimiento de muchos a nivel personal y artístico, es todo un fenómeno que se da en la cultura y la sociedad, pues a pesar de los complejos tiempos que enfrentamos y que todo tiene sus matices se vislumbra progreso al menos en las artes. Reconozco que cada año que pasa hay muchas más posibilidades de transmitir y recibir información y en un segundo nos enteramos del acontecer cultural en el mundo y antes no era así, pero independientemente de eso pienso que ha sido un año prolífico y variado. Mientras más diversidad y ofertas aparezcan representando a las artes más nos enriquecemos. Me gusta pensar que “Hay varios caminos para llegar a Roma” y por esa razón me parece que hemos vivido un año fabuloso. En lo personal aspiro a poder continuar con mi trabajo en el teatro y sacarlo adelante porque lo amo, finalmente eso es lo que soy una teatrista. Deseo además de todo corazón que el mejoramiento humano y la paz sean parte de los planes de los individuos y las naciones.

Heriberto Hernández Medina. Los logros han sido múltiples. Miami adquiere cada año una importancia mayor como referencia obligada de la cultura hispana en los Estados Unidos. Muchas instituciones públicas, privadas, y sobre todo promotores independientes, han contribuido a ello. Reconocer su trabajo detalladamente me robaría un espacio que prefiero aprovechar en señalar dos aspectos que continúan siendo lastres para el natural desarrollo de nuestra cultura: Arbitrariedad y falta de criterio estético en la elaboración del programa en español de la Feria Internacional del Libro de Miami y pobre gestión por parte de la comisión organizadora en la promoción de la literatura local, la cual depende exclusivamente de las gestiones personales de editores o autores de la ciudad. Indolencia y falta de profesionalismo de la prensa local, cuyos periodistas culturales apenas reflejan los eventos más importantes que suceden en la ciudad, asisten a eventos que luego no reseñan y en algunos casos reseñan eventos a los cuales no han asistido. En lo personal, me gustaría ver un mayor interés real por parte de las administraciones locales en la cultura y una mayor presencia de la cultura en la prensa local.

Joaquín Gálvez. Creo que este año ha demostrado con creces que la gestión individual es un factor determinante para vitalizar la vida cultural en Miami. El trabajo mancomunado de dramaturgos, actores y directores, como los que integran el ICRA, ha contribuido al desarrollo del teatro en esta ciudad, a tal punto que ya cuentan con un festival de teatro (TEMFest) y con un premio anual. También durante el transcurso de este año, hemos visto la apertura de nuevos espacios culturales, dedicados a promover la labor de escritores, pintores, músicos, etc; entre estos podemos citar a Delio Photo Studio, La Alianza Francesa, La Torre de la Libertad, La Tertulia La Otra Esquina de las Palabras en el Café Demetrio y, recientemente, Art Spoken Performing Art Center. Por otro lado, seguimos contando con espacios y eventos ya habituales en la cartelera cultural de Miami, como el Centro Cultural Español, El Koubek Center, donde el Pen Club de Escritores Cubanos en el Exilio celebra sus actividades, La Feria Internacional del Libro y Art Basel. En Miami viven en la actualidad una gran cantidad de escritores y artistas de calidad, tanto de Cuba como de otros países latinoamericanos, por lo que reclama a gritos la existencia de eventos y espacios culturales, los cuales deben trascender la duración de un chispazo, es decir, lograr esa permanencia que define a toda plaza cultural.

Wilfredo A. Ramos Vázquez. Considerando todo lo ocurrido en el año, podemos decir sin temor a equivocarnos que lo más importante en el ámbito cultural en nuestra ciudad es el gran desbordamiento que todas las manifestaciones artísticas han desarrollado en estos 365 días. Ya no se puede decir de Miami, que es una ciudad sin un movimiento cultural, aún cuando le quede un largo camino para consolidarse. Sucesos importantes han sido disfrutados por los miamenses, algunos con algún tiempo sucediéndose, pero que ya van ganando su posición, otros surgieron con gran ímpetu y podrían quedar establecidos si se mantienen los intereses por los que fueron creados. Dentro de los primeros podemos citar Art Basel y otros eventos de la plástica, también las presentaciones de grandes espectáculos en el complejo de salas teatrales del Arsht Center. La Feria del Libro, el Festival de Ballet y el Festival de Cine son eventos ya consolidados. Entre las nuevas opciones tenemos la primera edición del Festival de Teatro de Miami que dio la oportunidad a la cada día mayor comunidad teatral de la ciudad a presentar sus trabajos en una gran muestra, constituyendo este una fiesta de las artes escénicas. En este rublo no podemos dejar de nombrar el trabajo desarrollado por Manny López al frente de la desaparecida Zu Gallery donde además de promocionar a los artistas plásticos desconocidos, desarrolló una maravillosa labor en la promoción y conocimiento de talentosos poetas y narradores. Este trabajo tuvo como colofón la realización de la semana de literatura que se hizo paralela a la Feria del Libro. Es por todo esto que considero que se puede hablar de un 2010 muy favorable al movimiento artístico en nuestra ciudad. Otros eventos se han desarrollado pero seria imposible en tan pocas líneas nombrarlos a todos.

Saturday, December 18, 2010

EL TAMAÑO DE UNA CARCAJADA: LEZAMA LIMA.

" EL TAMAÑO DE UNA CARCAJADA" Lezama Lima. Foto: Iván Cañas.

Foto: Sergio Cervantes. Iván Cañas.

De cuerpo entero
Milenio.
Por Eliseo Alberto.

El día que Iván Cañas fue a visitarlo, cámara en mano, el autor de Paradiso acababa de cumplir 59 años.

Las cuarenta fotografías que Iván Cañas tomó al poeta José Lezama Lima, a lo largo y hondo de dos caminatas habaneras (verano 1969, primavera 1970), tuvieron que esperar cuarenta años para encontrar las paredes de la Galería Central del recinto Wolfson del Miami Dade College (edificio 1, 3er piso, salón 1365) y sólo desde allí, desde esa ventana pública, abierta a la comunidad cubana en el exilio, presentarnos a un José de cuerpo entero: el día que Iván Cañas fue a visitarlo, cámara en mano, el autor de Paradiso acababa de cumplir 59 años, llevaba cinco de casado con María Luisa Bautista, vivía en su casa de siempre, ahora en profundo ostracismo, y ya cargaba con unas 350 libras de peso. El asma lo minaba pero no podía ni quería renunciar a sus habanos de la marca Hoyo de Monterrey, de seis pulgadas. La obstinación y la risa, bien mezcladas, producen resultados sorprendentes: obstinado, risueño, Lezama se las arreglaba para restarle dramatismo a su mala suerte.

Paradiso había sido publicada tres años antes, en 1966, y desde el momento mismo en que llegó a las librerías, para alegría de sus entonces pocos lectores, encontró enorme hostilidad oficial: aquel libro era demasiado fatigoso, casi incomprensible para las autoridades culturales y la élite política de una Revolución que prefería el elogio y el triunfalismo, un proceso atropellado que desconfiaba “por razones de clase” de una novela de 600 páginas donde se homenajeaba críticamente el andamiaje republicano de la familia cubana, centro de todas nuestras epifanías y cansancios. Al considerarlo “pequeño burgués”, “elitista”, “extravagante” y “homosexual”, en severo juicio nunca reconocido, Lezama fue confinado a la mazmorra del desprecio. No fue a la cárcel ni a una granja de rehabilitación: lo mandaron al olvido. Obstinado y risueño, el poeta de Enemigo rumor se refugió en su casa, entre sus libros, tras sus lecturas, pero tuvo la precaución de dejar la puerta sin cerrojo, abierta a todo aquel que quisiera visitarlo. En el bolsillo, su habano de seis pulgadas esperaba ser encendido en el mejor momento de la próxima conversación.

Una de esas tardes, llegó el pintor Raúl Martínez en compañía de un joven fotógrafo, también músico, vocalista de uno de los cuartetos más queridos por la muchachada de aquellos años (Los Cañas). Querían mostrarle al Maestro la maqueta de un libro de fotografías que, publicado trece años después (El cubano se ofrece, 1982), habría de virar al revés el imaginario de la Revolución al prescindir del discurso político y centrar su atención en el paisaje solitario e irrepetible de un sujeto individual, hombre a hombre, cara a cara. Lezama debe haber quedado gratamente impresionado por el trabajo de aquel artista de apenas 22 años, inquieto, nervioso, casi tartamudo, de ojos trasparentes, porque contra su natural retraimiento, aceptó participar en una sesión de fotos y así dejarse atrapar por el lente de una cámara. Una buena ocasión para encender su habano de seis pulgadas.

Así lo recuerda Iván, desde Miami: “Las imágenes de mi exposición Lezama inédito fueron hechas entre 1969 y 1970, en la casa del poeta y en un recorrido que abarcó el Paseo del Prado y el Museo de Artes Decorativas de La Habana. Lo que más impresionaba era su extraordinaria memoria y dominio del idioma, que manejaba de una manera natural: él estaba en su ‘reinado’ y mostraba una humildad cortés Era un hombre reposado, acorde con su estatura y su volumen. Escribía a mano y sentado en una tabla que apoyaba en un sillón”. Entre todas sus fotos, Iván prefiere “El tamaño de una carcajada” (Lezama riendo) porque nos dice que, “en medio de la soledad, el escritor no había olvidado celebrar la visita de un amigo”.

CENTENARIO DE LEZAMA.
El MUNDO. ES
Por Raúl Rivero.

Visitas, revelaciones.
EDIPTAR
Por Ignacio Granados.

Poster ganador del Festival del Monólogo 2011.

Autor: Alejandro Galindo.

Poster ganador del Festival del Monólogo 2011.

Friday, December 17, 2010

Premio Sunshine Award 2010



Premio Sunshine Award 2010


Hoy 17 de Diciembre encontré el email de Rita Martin GRAFOSCOPIO extendiéndonos el Premio Sunshine Award 2010. Gracias Rita y Grafoscopio apreciamos tu opinión, felicidades también a todos los que lo han recibido. Un saludo afectuoso y muchas gracias en nombre de todos los miembros del Instituto Cultural René Ariza por tenernos en cuenta.

Damos a conocer nuestro listado de bitácoras, sitios webs o personalidades premiadas, a través de un artículo que incluye el siguiente procedimiento:

1. Guarda la imagen y postéala en tu blog.

2. Pasa este premio a otros 12 bloggers, o a los que consideres dignos de obtenerlo, según tu criterio.

3. Pon un link a los nominados.

4. Haz saber a los nominados que han recibido este premio, comentando en sus blogs.

5. Comparte tu aprecio y pon un link al blog de la persona de la que recibiste este premio.

Cumplido el primer paso, y agradeciendo nuevamente este Premio Sunshine Award, paso a informar los blogs seleccionados, considerando que estos poseen trayectorias dignas de mencionar. Me gustaría añadir que el premio es limitado (razón por la que no puedo otorgarlo a todos aquellos que me gustaría) y que a algunos autores a los que yo tendría en cuenta, ya les han concedido el premio. Los doce beneficiarios son:

http://rosaile.blogspot.com/ El rigor y la inteligencia de una de las investigadoras y periodistas hispanas más destacadas se pone de manifiesto en su blog Lanzar la flecha bien lejos .

http://artedfactus.wordpress.com/
La meticulosidad y el talento tienen su cita en Artefactus el blog de Eddy Díaz Souza.

http://laperegrinamag.blogspot.com/
Un digno homenaje a Tula con la dedicación y el arte de una artista sensible y talentosa.

http://blogssobrecuba.blogspot.com/
Un blog que se ocupa de todos nosotros.

http://laalcanciadelartesano.blogspot.com/ Un blog de cine, inteligente, siempre sorprende, ¡me encanta!

http://laimagenrota.blogspot.com/
El blog de un maestro del cine con una dinámica, una capacidad de análisis y Don para contar historias.

http://lenguaindomita.blogspot.com/ Un blog suigeneris y una manera especial de ver el mundo.

http://lapuertadelasombro.blogspot.com/ Un hombre con el don de la palabra y la escritura, con una mirada personal del mundo que te atrapa.

http://carlosbarbaab.blogspot.com/ Cine, rigor y mucho trabajo, un joven talento que ama y respeta el quehacer cinematográfico

http://projectzu.blogspot.com/
Un proyecto abierto. Generosidad y arte en ZU.

http://www.tumiamiblog.com/ De los primeros blogs que conocí, me fascinó, la participación de tantos buenos colaboradores lo convierten en uno de los sitios más intelgentes y saludables en la red.

http://recienllegado.wordpress.com/ Un blog que recién comenzó con notas de arte y opinion, una entrega interesante y honesta.

Los blogs que aparecen a continuación ya han sido premiados por GRAFOSCOPIO y Josancaballero’s Blog los dejo solamente como constancia de mi aprecio personal por estos dos sitios y para explicar porque desaparecieron de mi lista de beneficiarios.

http://laotraesquinadelaspalabras.blogspot.com/ Ya tenía un premio y es por algo que coincidimos, las reglas de estos premios dicen que no se repitan los ya premiados, no me percaté, pero lo entiendo y solamente dejo constancia de mi afecto por este trabajo.

http://dirticity.blogspot.com/
Ya tenía un premio y es por algo que coincidimos, las reglas de estos premios dicen que no se repitan los ya premiados, no me percaté, pero lo entiendo y solamente dejo constancia de mi afecto por este trabajo.

http://grafoscopio.blogspot.com/
Ya tenía un premio y es por algo que coincidimos, las reglas de estos premios dicen que no se repitan los ya premiados, no me percaté, pero lo entiendo y solamente dejo constancia de mi afecto por este trabajo.


Texto de GRAFOSCOPIO

El 13 de noviembre se nos concedió el Premio Sunshine Award, de las manos del incesante bloguero Josan Caballero, administrador y creador de la bitácora Josancaballero’s Blog que, con mucho éxito, se proyecta en la ciudad de Miami, Florida, Estados Unidos. Luego de agradecer con orgullo y reciprocidad este galardón, y aprovechando la oportunidad de que Grafoscopio cumple 6 meses, hoy 16 de diciembre del 2010, damos a conocer nuestro listado de bitácoras, sitios webs o personalidades premiadas, a través de un artículo que incluye el siguiente procedimiento:

1. Guarda la imagen y postéala en tu blog.

2. Pasa este premio a otros 12 bloggers, o a los que consideres dignos de obtenerlo, según tu criterio.

3. Pon un link a los nominados.

4. Haz saber a los nominados que han recibido este premio, comentando en sus blogs.

5. Comparte tu aprecio y pon un link al blog de la persona de la que recibiste este premio.

Cumplido el primer paso, y agradeciendo nuevamente este Premio Sunshine Award, esperando llevarlo con creatividad y sentido de integración, del mismo modo que ya lo estamos proyectando, paso a informar los blogs seleccionados, considerando que estos poseen unos contenidos y trayectorias dignos de mencionar. Me gustaría añadir que el premio es limitado (razón por la que no puedo otorgarlo a todos aquellos que me gustaría) y que a algunos autores a los que yo tendría en cuenta, ya les han concedido el premio. Los doce beneficiarios son:

La Otra Esquina de las Palabras http://laotraesquinadelaspalabras.blogspot.com/ blog del poeta cubano Joaquín Galvez, dedicado a impulsar la cultura hispana en Miami.

Crítica poética y contrapoética http://criticadepoesia.blogspot.com/ blog a cargo del colectivo Addison de Witt que mantiene un impulso de crítica y contracrítica de poesía y poetas en español.

Nada que perder http://jjambrina.blogspot.com/ blog del profesor universitario, periodista y poeta Jesús Jambrina por su excelente actualización de la noticia en el mundo en español en los Estados Unidos.

Instituto Cultural Rene Ariza http://icrariza.blogspot.com/ entre cuyos miembros destacan que impulsan el trabajo teatral hispano en Estados Unidos destacan: Yvonne López Arenal, Luis de la Paz, Julio Matas, Mario García Joya, Orlando Rossardi, Carlos Rodríguez, Marcos Miranda, Juan Roca, José Abreu Felippe, Yara González Montes, Matías Montes Huidobro y Luis González Cruz.

Estudios espiritistas y afines http://wwwestudiosespiritistasyafines.blogspot.com/ conducido por el poeta y narrador René Deyre Abella, este es el blog oficial del Centro Virtual de Estudios Espiritistas y Afines "Manuel S. Porteiro", que conduce Rene Deyre Abella, dedicado a promover temas y tópicos de estudios en nuestro Centro, así como difundir noticias y eventos de carácter espírita extraídos de los medios de prensa reconocidos como afines a nuestra línea de pensamiento, que es la misma que sustenta la Confederación Espírita Panamericana.

El ojo que avizora http://alejandro-elojoqueavizora.blogspot.com/ del pintor de la palabra Alejandro Lorenzo que se encarga de traer siempre otra manera de ser y de pensar.

Dirty City http://dirticity.blogspot.com/ del poeta y critico Ignacio Granados, siempre con urgentes producciones de videos.

Palabra abierta http://palabraabierta.com/ sitio web del suplemento cultural hispano que conducen en California Gabriel Lerner como director y Manuel Gayol Mecías como. editor.

Pepeforte.com http://pepeforte.com/index.html sitio web del fotógrafo de los carros y conductor del programa radial AutoManía que transmite la emisora WQBA 1140 AM que informa con precision sobre el Mercado automovilístico a la comunidad hispana.

Bojeo a la isla http://bojeoalaisla.blogspot.com, blog del bibliólogo y crítico literario Kevin Sedeño Guillén, radicado en Bogota, Colombia.

Un Premio Especial de Creación Literaria a la editorial La Torre de Papel fundada y dirigida por el poeta y narrador cubano Carlos Diaz.

Un Premio Especial de la Crítica Literaria a los Drs Justo Ulloa y Leonor Ulloa, http://miflc.org/ por sus aportaciones académicas, por el apoyo que durante años han dado a la Conferencia Mountain Interstate Foreign Language que se celebra anualmente en universidades huéspedes de los estados de Alabama, Georgia, Kentucky, North Carolina, South Carolina, Tennessee, Virginia, or West Virginia, así como por el trabajo de edición de ambos para la Revista MIFLC.

Enhorabuena. Los saluda cordialmente, Rita Martín.

Friday, December 10, 2010

FANGO de María Irene Fornés.



Fotos: Pablo Durán.

FANGO

de
María Irene Fornés

Dirección
Alberto Sarraín.


Con las actuaciones de Dayana Contreras, Fidel Betancourt y Josean Bengoetxea. La presentación es una traducción, versión y puesta en escena de Alberto Sarraín de la obra Mud de María Irene Fornés. Una producción de Artenlace: Pablo Durán, Productor Ejecutivo. Sólo los sábados comprendidos entre el 15 de enero y el 5 de febrero. Reservaciones al 913 896 276 o en el sitio del teatro www.lausina.es, www.atrápalo.es y www.entradas. ...com. Sinopsis: Fango escrita en, 1983, es una pieza emblemática del período duro del movimiento off-off-Broadway. La autora nos conduce desde una óptica voyeur a los conflictos de un bizarro menage a trois atascado en un inmundo ambiente suburbano en el que se debate un conflicto doméstico-erótico. Mar un ama de casa analfabeta que plancha incesantemente, es la encargada de cuidar a su hermano de crianza Lino, una especie de hombre niño, tan indefenso y obsceno que su mayor realización diaria es eyacular sobre los muebles de la cocina. Harta de su rutina, Mar comienza un programa de auto mejoramiento que incluye asistir a una escuela nocturna para aprender a leer y hacer cuentas. En este proyecto de renovación incluye por un ladi a Lino, a quien tiene que presionar para que vaya a ver al médico y se cure una enfermedad venérea que lo tiene impotente y por otro satisfacer la necesidad de tener un hombre que la represente. Mar trae a Hernán con el pretexto de que le lea los papeles que el médico le dio sobre la enfermedad de Lino y ese mismo día comienza una relación con él. Hernán desplaza a Lino en la cama de la mujer, aunque no completamente de sus sentimientos. La obra transita por los instintos más animales del hombre y los sentimientos más delicados de esos animales. Mar comprende que el conocimiento y la comunicación son las llaves del poder, prepara su huída de la sofocante casa, pero la vida miserable no se define sólo por la falta de bienes, sino por la imposibilidad de salir de ella.

Sábado, 15 de enero de 2011 a las 20:00 - Sábado, 05 de febrero de 2011 a las 21:30

LugarSala La Usina,
C/Palos de la frontera, 4,
Madrid de Spain

Créditos.
FANGO
Traducción, dramaturgia y puesta en escena:
Alberto Sarraín

Actores y personajes:
Dayana Contreras: Mar
Fidel Betancourt: Lino
Joseán Bengoetxea: Hernán

Ayudante de dirección y Regidor de escena:
Ernesto Ruenes
Escenografía:
Alberto Sarraín y Pablo Durán
Vestuario:
Equipo de artenlace
Diseño de iluminación:
Sergio Barreiro
Banda sonora
Alberto Sarraín
Fotografía:
Pablo Durán
Videografía
Leandro Martínez Cubelas
Producción ejecutiva:
Pablo Durán
Una producción de: Artenlace

Thursday, December 9, 2010

Linden Lane Magazine WINTER 2010.

LINDEN LANE MAGAZINE

Vol 29 No. 4 Winter 2010

Cuban literature & art: Aristide, Daína Chaviano, Alina Galliano, Elena Montes de Oca, Félix Luis Viera, Baltasar S. Martín, Armando de Armas, Raúl Eduardo Chao, Félix Anesio, Ena "La Pitu" Columbié Alicia Alonso interviewed by Baltasar S. Martín. Illustrations by Aristide y Clara Morera. Fotos: Delio Regueral and Ena La Pitu Columbié.

Para más información y poder obtener este número vaya al enlace: Linden Lane Magazine

Wednesday, December 8, 2010

Elogio de la lectura y la ficción

MARIO VARGAS LLOSA

Elogio de la lectura y la ficción


EL PAÍS.
08/12/2010

Aprendí a leer a los cinco años, en la clase del hermano Justiniano, en el Colegio de la Salle, en Cochabamba (Bolivia). Es la cosa más importante que me ha pasado en la vida. Casi setenta años después recuerdo con nitidez cómo esa magia, traducir las palabras de los libros en imágenes, enriqueció mi vida, rompiendo las barreras del tiempo y del espacio y permitiéndome viajar con el capitán Nemo veinte mil leguas de viaje submarino, luchar junto a d'Artagnan, Athos, Portos y Aramís contra las intrigas que amenazan a la Reina en los tiempos del sinuoso Richelieu, o arrastrarme por las entrañas de París, convertido en Jean Valjean, con el cuerpo inerte de Marius a cuestas.


La lectura convertía el sueño en vida y la vida en sueño y ponía al alcance del pedacito de hombre que era yo el universo de la literatura. Mi madre me contó que las primeras cosas que escribí fueron continuaciones de las historias que leía pues me apenaba que se terminaran o quería enmendarles el final. Y acaso sea eso lo que me he pasado la vida haciendo sin saberlo: prolongando en el tiempo, mientras crecía, maduraba y envejecía, las historias que llenaron mi infancia de exaltación y de aventuras.

Me gustaría que mi madre estuviera aquí, ella que solía emocionarse y llorar leyendo los poemas de Amado Nervo y de Pablo Neruda, y también el abuelo Pedro, de gran nariz y calva reluciente, que celebraba mis versos, y el tío Lucho que tanto me animó a volcarme en cuerpo y alma a escribir aunque la literatura, en aquel tiempo y lugar, alimentara tan mal a sus cultores. Toda la vida he tenido a mi lado gentes así, que me querían y alentaban, y me contagiaban su fe cuando dudaba. Gracias a ellos y, sin duda, también, a mi terquedad y algo de suerte, he podido dedicar buena parte de mi tiempo a esta pasión, vicio y maravilla que es escribir, crear una vida paralela donde refugiarnos contra la adversidad, que vuelve natural lo extraordinario y extraordinario lo natural, disipa el caos, embellece lo feo, eterniza el instante y torna la muerte un espectáculo pasajero.

No era fácil escribir historias. Al volverse palabras, los proyectos se marchitaban en el papel y las ideas e imágenes desfallecían. ¿Cómo reanimarlos? Por fortuna, allí estaban los maestros para aprender de ellos y seguir su ejemplo. Flaubert me enseñó que el talento es una disciplina tenaz y una larga paciencia. Faulkner, que es la forma -la escritura y la estructura- lo que engrandece o empobrece los temas. Martorell, Cervantes, Dickens, Balzac, Tolstoi, Conrad, Thomas Mann, que el número y la ambición son tan importantes en una novela como la destreza estilística y la estrategia narrativa. Sartre, que las palabras son actos y que una novela, una obra de teatro, un ensayo, comprometidos con la actualidad y las mejores opciones, pueden cambiar el curso de la historia. Camus y Orwell, que una literatura desprovista de moral es inhumana y Malraux que el heroísmo y la épica cabían en la actualidad tanto como en el tiempo de los argonautas, la Odisea y la Ilíada.

Si convocara en este discurso a todos los escritores a los que debo algo o mucho sus sombras nos sumirían en la oscuridad. Son innumerables. Además de revelarme los secretos del oficio de contar, me hicieron explorar los abismos de lo humano, admirar sus hazañas y horrorizarme con sus desvaríos. Fueron los amigos más serviciales, los animadores de mi vocación, en cuyos libros descubrí que, aun en las peores circunstancias, hay esperanzas y que vale la pena vivir, aunque fuera sólo porque sin la vida no podríamos leer ni fantasear historias.

Algunas veces me pregunté si en países como el mío, con escasos lectores y tantos pobres, analfabetos e injusticias, donde la cultura era privilegio de tan pocos, escribir no era un lujo solipsista. Pero estas dudas nunca asfixiaron mi vocación y seguí siempre escribiendo, incluso en aquellos períodos en que los trabajos alimenticios absorbían casi todo mi tiempo. Creo que hice lo justo, pues, si para que la literatura florezca en una sociedad fuera requisito alcanzar primero la alta cultura, la libertad, la prosperidad y la justicia, ella no hubiera existido nunca. Por el contrario, gracias a la literatura, a las conciencias que formó, a los deseos y anhelos que inspiró, al desencanto de lo real con que volvemos del viaje a una bella fantasía, la civilización es ahora menos cruel que cuando los contadores de cuentos comenzaron a humanizar la vida con sus fábulas. Seríamos peores de lo que somos sin los buenos libros que leímos, más conformistas, menos inquietos e insumisos y el espíritu crítico, motor del progreso, ni siquiera existiría. Igual que escribir, leer es protestar contra las insuficiencias de la vida. Quien busca en la ficción lo que no tiene, dice, sin necesidad de decirlo, ni siquiera saberlo, que la vida tal como es no nos basta para colmar nuestra sed de absoluto, fundamento de la condición humana, y que debería ser mejor. Inventamos las ficciones para poder vivir de alguna manera las muchas vidas que quisiéramos tener cuando apenas disponemos de una sola.

Sin las ficciones seríamos menos conscientes de la importancia de la libertad para que la vida sea vivible y del infierno en que se convierte cuando es conculcada por un tirano, una ideología o una religión. Quienes dudan de que la literatura, además de sumirnos en el sueño de la belleza y la felicidad, nos alerta contra toda forma de opresión, pregúntense por qué todos los regímenes empeñados en controlar la conducta de los ciudadanos de la cuna a la tumba, la temen tanto que establecen sistemas de censura para reprimirla y vigilan con tanta suspicacia a los escritores independientes. Lo hacen porque saben el riesgo que corren dejando que la imaginación discurra por los libros, lo sediciosas que se vuelven las ficciones cuando el lector coteja la libertad que las hace posibles y que en ellas se ejerce, con el oscurantismo y el miedo que lo acechan en el mundo real. Lo quieran o no, lo sepan o no, los fabuladores, al inventar historias, propagan la insatisfacción, mostrando que el mundo está mal hecho, que la vida de la fantasía es más rica que la de la rutina cotidiana. Esa comprobación, si echa raíces en la sensibilidad y la conciencia, vuelve a los ciudadanos más difíciles de manipular, de aceptar las mentiras de quienes quisieran hacerles creer que, entre barrotes, inquisidores y carceleros viven más seguros y mejor.La buena literatura tiende puentes entre gentes distintas y, haciéndonos gozar, sufrir o sorprendernos, nos une por debajo de las lenguas, creencias, usos, costumbres y prejuicios que nos separan. Cuando la gran ballena blanca sepulta al capitán Ahab en el mar, se encoge el corazón de los lectores idénticamente en Tokio, Lima o Tombuctú. Cuando Emma Bovary se traga el arsénico, Anna Karenina se arroja al tren y Julien Sorel sube al patíbulo, y cuando, en El Sur, el urbano doctor Juan Dahlmann sale de aquella pulpería de la pampa a enfrentarse al cuchillo de un matón, o advertimos que todos los pobladores de Comala, el pueblo de Pedro Páramo, están muertos, el estremecimiento es semejante en el lector que adora a Buda, Confucio, Cristo, Alá o es un agnóstico, vista saco y corbata, chilaba, kimono o bombachas. La literatura crea una fraternidad dentro de la diversidad humana y eclipsa las fronteras que erigen entre hombres y mujeres la ignorancia, las ideologías, las religiones, los idiomas y la estupidez.

Como todas las épocas han tenido sus espantos, la nuestra es la de los fanáticos, la de los terroristas suicidas, antigua especie convencida de que matando se gana el paraíso, que la sangre de los inocentes lava las afrentas colectivas, corrige las injusticias e impone la verdad sobre las falsas creencias. Innumerables víctimas son inmoladas cada día en diversos lugares del mundo por quienes se sienten poseedores de verdades absolutas. Creíamos que, con el desplome de los imperios totalitarios, la convivencia, la paz, el pluralismo, los derechos humanos, se impondrían y el mundo dejaría atrás los holocaustos, genocidios, invasiones y guerras de exterminio. Nada de eso ha ocurrido. Nuevas formas de barbarie proliferan atizadas por el fanatismo y, con la multiplicación de armas de destrucción masiva, no se puede excluir que cualquier grupúsculo de enloquecidos redentores provoque un día un cataclismo nuclear. Hay que salirles al paso, enfrentarlos y derrotarlos. No son muchos, aunque el estruendo de sus crímenes retumbe por todo el planeta y nos abrumen de horror las pesadillas que provocan. No debemos dejarnos intimidar por quienes quisieran arrebatarnos la libertad que hemos ido conquistando en la larga hazaña de la civilización. Defendamos la democracia liberal, que, con todas sus limitaciones, sigue significando el pluralismo político, la convivencia, la tolerancia, los derechos humanos, el respeto a la crítica, la legalidad, las elecciones libres, la alternancia en el poder, todo aquello que nos ha ido sacando de la vida feral y acercándonos -aunque nunca llegaremos a alcanzarla- a la hermosa y perfecta vida que finge la literatura, aquella que sólo inventándola, escribiéndola y leyéndola podemos merecer. Enfrentándonos a los fanáticos homicidas defendemos nuestro derecho a soñar y a hacer nuestros sueños realidad.

En mi juventud, como muchos escritores de mi generación, fui marxista y creí que el socialismo sería el remedio para la explotación y las injusticias sociales que arreciaban en mi país, América Latina y el resto del Tercer Mundo. Mi decepción del estatismo y el colectivismo y mi tránsito hacia el demócrata y el liberal que soy -que trato de ser- fue largo, difícil, y se llevó a cabo despacio y a raíz de episodios como la conversión de la Revolución Cubana, que me había entusiasmado al principio, al modelo autoritario y vertical de la Unión Soviética, el testimonio de los disidentes que conseguía escurrirse entre las alambradas del Gulag, la invasión de Checoeslovaquia por los países del Pacto de Varsovia, y gracias a pensadores como Raymond Aron, Jean-François Rével, Isaiah Berlin y Karl Popper, a quienes debo mi revalorización de la cultura democrática y de las sociedades abiertas. Esos maestros fueron un ejemplo de lucidez y gallardía cuando la intelligentsia de Occidente parecía, por frivolidad u oportunismo, haber sucumbido al hechizo del socialismo soviético, o, peor todavía, al aquelarre sanguinario de la revolución cultural china.

De niño soñaba con llegar algún día a París porque, deslumbrado con la literatura francesa, creía que vivir allí y respirar el aire que respiraron Balzac, Stendhal, Baudelaire, Proust, me ayudaría a convertirme en un verdadero escritor, que si no salía del Perú sólo sería un seudo escritor de días domingos y feriados. Y la verdad es que debo a Francia, a la cultura francesa, enseñanzas inolvidables, como que la literatura es tanto una vocación como una disciplina, un trabajo y una terquedad. Viví allí cuando Sartre y Camus estaban vivos y escribiendo, en los años de Ionesco, Beckett, Bataille y Cioran, del descubrimiento del teatro de Brecht y el cine de Ingmar Bergman, el TNP de Jean Vilar y el Odéon de Jean Louis Barrault, de la Nouvelle Vague y le Nouveau Roman y los discursos, bellísimas piezas literarias, de André Malraux, y, tal vez, el espectáculo más teatral de la Europa de aquel tiempo, las conferencias de prensa y los truenos olímpicos del general De Gaulle. Pero, acaso, lo que más le agradezco a Francia sea el descubrimiento de América Latina. Allí aprendí que el Perú era parte de una vasta comunidad a la que hermanaban la historia, la geografía, la problemática social y política, una cierta manera de ser y la sabrosa lengua en que hablaba y escribía. Y que en esos mismos años producía una literatura novedosa y pujante. Allí leí a Borges, a Octavio Paz, Cortázar, García Márquez, Fuentes, Cabrera Infante, Rulfo, Onetti, Carpentier, Edwards, Donoso y muchos otros, cuyos escritos estaban revolucionando la narrativa en lengua española y gracias a los cuales Europa y buena parte del mundo descubrían que América Latina no era sólo el continente de los golpes de Estado, los caudillos de opereta, los guerrilleros barbudos y las maracas del mambo y el chachachá, sino también ideas, formas artísticas y fantasías literarias que trascendían lo pintoresco y hablaban un lenguaje universal.

De entonces a esta época, no sin tropiezos y resbalones, América Latina ha ido progresando, aunque, como decía el verso de César Vallejo, todavía Hay, hermanos, muchísimo que hacer. Padecemos menos dictaduras que antaño, sólo Cuba y su candidata a secundarla, Venezuela, y algunas seudo democracias populistas y payasas, como las de Bolivia y Nicaragua. Pero en el resto del continente, mal que mal, la democracia está funcionando, apoyada en amplios consensos populares, y, por primera vez en nuestra historia, tenemos una izquierda y una derecha que, como en Brasil, Chile, Uruguay, Perú, Colombia, República Dominicana, México y casi todo Centroamérica, respetan la legalidad, la libertad de crítica, las elecciones y la renovación en el poder. Ése es el buen camino y, si persevera en él, combate la insidiosa corrupción y sigue integrándose al mundo, América Latina dejará por fin de ser el continente del futuro y pasará a serlo del presente.

Nunca me he sentido un extranjero en Europa, ni, en verdad, en ninguna parte. En todos los lugares donde he vivido, en París, en Londres, en Barcelona, en Madrid, en Berlín, en Washington, Nueva York, Brasil o la República Dominicana, me sentí en mi casa. Siempre he hallado una querencia donde podía vivir en paz y trabajando, aprender cosas, alentar ilusiones, encontrar amigos, buenas lecturas y temas para escribir. No me parece que haberme convertido, sin proponérmelo, en un ciudadano del mundo, haya debilitado eso que llaman "las raíces", mis vínculos con mi propio país -lo que tampoco tendría mucha importancia-, porque, si así fuera, las experiencias peruanas no seguirían alimentándome como escritor y no asomarían siempre en mis historias, aun cuando éstas parezcan ocurrir muy lejos del Perú. Creo que vivir tanto tiempo fuera del país donde nací ha fortalecido más bien aquellos vínculos, añadiéndoles una perspectiva más lúcida, y la nostalgia, que sabe diferenciar lo adjetivo y lo sustancial y mantiene reverberando los recuerdos. El amor al país en que uno nació no puede ser obligatorio, sino, al igual que cualquier otro amor, un movimiento espontáneo del corazón, como el que une a los amantes, a padres e hijos, a los amigos entre sí.

Al Perú yo lo llevo en las entrañas porque en él nací, crecí, me formé, y viví aquellas experiencias de niñez y juventud que modelaron mi personalidad, fraguaron mi vocación, y porque allí amé, odié, gocé, sufrí y soñé. Lo que en él ocurre me afecta más, me conmueve y exaspera más que lo que sucede en otras partes. No lo he buscado ni me lo he impuesto, simplemente es así. Algunos compatriotas me acusaron de traidor y estuve a punto de perder la ciudadanía cuando, durante la última dictadura, pedí a los gobiernos democráticos del mundo que penalizaran al régimen con sanciones diplomáticas y económicas, como lo he hecho siempre con todas las dictaduras, de cualquier índole, la de Pinochet, la de Fidel Castro, la de los talibanes en Afganistán, la de los imanes de Irán, la del apartheid de África del Sur, la de los sátrapas uniformados de Birmania (hoy Myanmar). Y lo volvería a hacer mañana si -el destino no lo quiera y los peruanos no lo permitan- el Perú fuera víctima una vez más de un golpe de Estado que aniquilara nuestra frágil democracia. Aquella no fue la acción precipitada y pasional de un resentido, como escribieron algunos polígrafos acostumbrados a juzgar a los demás desde su propia pequeñez. Fue un acto coherente con mi convicción de que una dictadura representa el mal absoluto para un país, una fuente de brutalidad y corrupción y de heridas profundas que tardan mucho en cerrar, envenenan su futuro y crean hábitos y prácticas malsanas que se prolongan a lo largo de las generaciones demorando la reconstrucción democrática. Por eso, las dictaduras deben ser combatidas sin contemplaciones, por todos los medios a nuestro alcance, incluidas las sanciones económicas. Es lamentable que los gobiernos democráticos, en vez de dar el ejemplo, solidarizándose con quienes, como las Damas de Blanco en Cuba, los resistentes venezolanos, o Aung San Suu Kyi y Liu Xiaobo, que se enfrentan con temeridad a las dictaduras que sufren, se muestren a menudo complacientes no con ellos sino con sus verdugos. Aquellos valientes, luchando por su libertad, también luchan por la nuestra.

Un compatriota mío, José María Arguedas, llamó al Perú el país de "todas las sangres". No creo que haya fórmula que lo defina mejor. Eso somos y eso llevamos dentro todos los peruanos, nos guste o no: una suma de tradiciones, razas, creencias y culturas procedentes de los cuatro puntos cardinales. A mí me enorgullece sentirme heredero de las culturas prehispánicas que fabricaron los tejidos y mantos de plumas de Nazca y Paracas y los ceramios mochicas o incas que se exhiben en los mejores museos del mundo, de los constructores de Machu Picchu, el Gran Chimú, Chan Chan, Kuelap, Sipán, las huacas de La Bruja y del Sol y de la Luna, y de los españoles que, con sus alforjas, espadas y caballos, trajeron al Perú a Grecia, Roma, la tradición judeo-cristiana, el Renacimiento, Cervantes, Quevedo y Góngora, y a la lengua recia de Castilla que los Andes dulcificaron. Y de que con España llegara también el África con su reciedumbre, su música y su efervescente imaginación a enriquecer la heterogeneidad peruana. Si escarbamos un poco descubrimos que el Perú, como el aleph de Borges, es en pequeño formato el mundo entero. ¡Qué extraordinario privilegio el de un país que no tiene una identidad porque las tiene todas!

La conquista de América fue cruel y violenta, como todas las conquistas, desde luego, y debemos criticarla, pero sin olvidar, al hacerlo, que quienes cometieron aquellos despojos y crímenes fueron, en gran número, nuestros bisabuelos y tatarabuelos, los españoles que fueron a América y allí se acriollaron, no los que se quedaron en su tierra. Aquellas críticas, para ser justas, deben ser una autocrítica. Porque, al independizarnos de España, hace doscientos años, quienes asumieron el poder en las antiguas colonias, en vez de redimir al indio y hacerle justicia por los antiguos agravios, siguieron explotándolo con tanta codicia y ferocidad como los conquistadores, y, en algunos países, diezmándolo y exterminándolo. Digámoslo con toda claridad: desde hace dos siglos la emancipación de los indígenas es una responsabilidad exclusivamente nuestra y la hemos incumplido. Ella sigue siendo una asignatura pendiente en toda América Latina. No hay una sola excepción a este oprobio y vergüenza.

Quiero a España tanto como al Perú y mi deuda con ella es tan grande como el agradecimiento que le tengo. Si no hubiera sido por España jamás hubiera llegado a esta tribuna, ni a ser un escritor conocido, y tal vez, como tantos colegas desafortunados, andaría en el limbo de los escribidores sin suerte, sin editores, ni premios, ni lectores, cuyo talento acaso -triste consuelo- descubriría algún día la posteridad. En España se publicaron todos mis libros, recibí reconocimientos exagerados, amigos como Carlos Barral y Carmen Balcells y tantos otros se desvivieron porque mis historias tuvieran lectores. Y España me concedió una segunda nacionalidad cuando podía perder la mía. Jamás he sentido la menor incompatibilidad entre ser peruano y tener un pasaporte español porque siempre he sentido que España y el Perú son el anverso y el reverso de una misma cosa, y no sólo en mi pequeña persona, también en realidades esenciales como la historia, la lengua y la cultura.

De todos los años que he vivido en suelo español, recuerdo con fulgor los cinco que pasé en la querida Barcelona a comienzos de los años setenta. La dictadura de Franco estaba todavía en pie y aún fusilaba, pero era ya un fósil en hilachas, y, sobre todo en el campo de la cultura, incapaz de mantener los controles de antaño. Se abrían rendijas y resquicios que la censura no alcanzaba a parchar y por ellas la sociedad española absorbía nuevas ideas, libros, corrientes de pensamiento y valores y formas artísticas hasta entonces prohibidos por subversivos. Ninguna ciudad aprovechó tanto y mejor que Barcelona este comienzo de apertura ni vivió una efervescencia semejante en todos los campos de las ideas y la creación. Se convirtió en la capital cultural de España, el lugar donde había que estar para respirar el anticipo de la libertad que se vendría. Y, en cierto modo, fue también la capital cultural de América Latina por la cantidad de pintores, escritores, editores y artistas procedentes de los países latinoamericanos que allí se instalaron, o iban y venían a Barcelona, porque era donde había que estar si uno quería ser un poeta, novelista, pintor o compositor de nuestro tiempo. Para mí, aquellos fueron unos años inolvidables de compañerismo, amistad, conspiraciones y fecundo trabajo intelectual. Igual que antes París, Barcelona fue una Torre de Babel, una ciudad cosmopolita y universal, donde era estimulante vivir y trabajar, y donde, por primera vez desde los tiempos de la guerra civil, escritores españoles y latinoamericanos se mezclaron y fraternizaron, reconociéndose dueños de una misma tradición y aliados en una empresa común y una certeza: que el final de la dictadura era inminente y que en la España democrática la cultura sería la protagonista principal.

Aunque no ocurrió así exactamente, la transición española de la dictadura a la democracia ha sido una de las mejores historias de los tiempos modernos, un ejemplo de cómo, cuando la sensatez y la racionalidad prevalecen y los adversarios políticos aparcan el sectarismo en favor del bien común, pueden ocurrir hechos tan prodigiosos como los de las novelas del realismo mágico. La transición española del autoritarismo a la libertad, del subdesarrollo a la prosperidad, de una sociedad de contrastes económicos y desigualdades tercermundistas a un país de clases medias, su integración a Europa y su adopción en pocos años de una cultura democrática, ha admirado al mundo entero y disparado la modernización de España. Ha sido para mí una experiencia emocionante y aleccionadora vivirla de muy cerca y a ratos desde dentro. Ojalá que los nacionalismos, plaga incurable del mundo moderno y también de España, no estropeen esta historia feliz.

Detesto toda forma de nacionalismo, ideología -o, más bien, religión- provinciana, de corto vuelo, excluyente, que recorta el horizonte intelectual y disimula en su seno prejuicios étnicos y racistas, pues convierte en valor supremo, en privilegio moral y ontológico, la circunstancia fortuita del lugar de nacimiento. Junto con la religión, el nacionalismo ha sido la causa de las peores carnicerías de la historia, como las de las dos guerras mundiales y la sangría actual del Medio Oriente. Nada ha contribuido tanto como el nacionalismo a que América Latina se haya balcanizado, ensangrentado en insensatas contiendas y litigios y derrochado astronómicos recursos en comprar armas en vez de construir escuelas, bibliotecas y hospitales.

No hay que confundir el nacionalismo de orejeras y su rechazo del "otro", siempre semilla de violencia, con el patriotismo, sentimiento sano y generoso, de amor a la tierra donde uno vio la luz, donde vivieron sus ancestros y se forjaron los primeros sueños, paisaje familiar de geografías, seres queridos y ocurrencias que se convierten en hitos de la memoria y escudos contra la soledad. La patria no son las banderas ni los himnos, ni los discursos apodícticos sobre los héroes emblemáticos, sino un puñado de lugares y personas que pueblan nuestros recuerdos y los tiñen de melancolía, la sensación cálida de que, no importa donde estemos, existe un hogar al que podemos volver.

El Perú es para mí una Arequipa donde nací pero nunca viví, una ciudad que mi madre, mis abuelos y mis tíos me enseñaron a conocer a través de sus recuerdos y añoranzas, porque toda mi tribu familiar, como suelen hacer los arequipeños, se llevó siempre a la Ciudad Blanca con ella en su andariega existencia. Es la Piura del desierto, el algarrobo y el sufrido burrito, al que los piuranos de mi juventud llamaban "el pie ajeno" -lindo y triste apelativo-, donde descubrí que no eran las cigüeñas las que traían los bebés al mundo sino que los fabricaban las parejas haciendo unas barbaridades que eran pecado mortal. Es el Colegio San Miguel y el Teatro Variedades donde por primera vez vi subir al escenario una obrita escrita por mí. Es la esquina de Diego Ferré y Colón, en el Miraflores limeño -la llamábamos el Barrio Alegre-, donde cambié el pantalón corto por el largo, fumé mi primer cigarrillo, aprendí a bailar, a enamorar y a declararme a las chicas. Es la polvorienta y temblorosa redacción del diario La Crónica donde, a mis dieciséis años, velé mis primeras armas de periodista, oficio que, con la literatura, ha ocupado casi toda mi vida y me ha hecho, como los libros, vivir más, conocer mejor el mundo y frecuentar a gente de todas partes y de todos los registros, gente excelente, buena, mala y execrable. Es el Colegio Militar Leoncio Prado, donde aprendí que el Perú no era el pequeño reducto de clase media en el que yo había vivido hasta entonces confinado y protegido, sino un país grande, antiguo, enconado, desigual y sacudido por toda clase de tormentas sociales. Son las células clandestinas de Cahuide en las que con un puñado de sanmarquinos preparábamos la revolución mundial. Y el Perú son mis amigos y amigas del Movimiento Libertad con los que por tres años, entre las bombas, apagones y asesinatos del terrorismo, trabajamos en defensa de la democracia y la cultura de la libertad.

El Perú es Patricia, la prima de naricita respingada y carácter indomable con la que tuve la fortuna de casarme hace 45 años y que todavía soporta las manías, neurosis y rabietas que me ayudan a escribir. Sin ella mi vida se hubiera disuelto hace tiempo en un torbellino caótico y no hubieran nacido Álvaro, Gonzalo, Morgana ni los seis nietos que nos prolongan y alegran la existencia. Ella hace todo y todo lo hace bien. Resuelve los problemas, administra la economía, pone orden en el caos, mantiene a raya a los periodistas y a los intrusos, defiende mi tiempo, decide las citas y los viajes, hace y deshace las maletas, y es tan generosa que, hasta cuando cree que me riñe, me hace el mejor de los elogios: 'Mario, para lo único que tú sirves es para escribir".

Volvamos a la literatura. El paraíso de la infancia no es para mí un mito literario sino una realidad que viví y gocé en la gran casa familiar de tres patios, en Cochabamba, donde con mis primas y compañeros de colegio podíamos reproducir las historias de Tarzán y de Salgari, y en la Prefectura de Piura, en cuyos entretechos anidaban los murciélagos, sombras silentes que llenaban de misterio las noches estrelladas de esa tierra caliente. En esos años, escribir fue jugar un juego que me celebraba la familia, una gracia que me merecía aplausos, a mí, el nieto, el sobrino, el hijo sin papá, porque mi padre había muerto y estaba en el cielo. Era un señor alto y buen mozo, de uniforme de marino, cuya foto engalanaba mi velador y a la que yo rezaba y besaba antes de dormir. Una mañana piurana, de la que todavía no creo haberme recobrado, mi madre me reveló que aquel caballero, en verdad, estaba vivo. Y que ese mismo día nos iríamos a vivir con él, a Lima. Yo tenía once años y, desde entonces, todo cambió. Perdí la inocencia y descubrí la soledad, la autoridad, la vida adulta y el miedo. Mi salvación fue leer, leer los buenos libros, refugiarme en esos mundos donde vivir era exaltante, intenso, una aventura tras otra, donde podía sentirme libre y volvía a ser feliz. Y fue escribir, a escondidas, como quien se entrega a un vicio inconfensable, a una pasión prohibida. La literatura dejó de ser un juego. Se volvió una manera de resistir la adversidad, de protestar, de rebelarme, de escapar a lo intolerable, mi razón de vivir. Desde entonces y hasta ahora, en todas las circunstancias en que me he sentido abatido o golpeado, a orillas de la desesperación, entregarme en cuerpo y alma a mi trabajo de fabulador ha sido la luz que señala la salida del túnel, la tabla de salvación que lleva al náufrago a la playa.

Aunque me cuesta mucho trabajo y me hace sudar la gota gorda, y, como todo escritor, siento a veces la amenaza de la parálisis, de la sequía de la imaginación, nada me ha hecho gozar en la vida tanto como pasarme los meses y los años construyendo una historia, desde su incierto despuntar, esa imagen que la memoria almacenó de alguna experiencia vivida, que se volvió un desasosiego, un entusiasmo, un fantaseo que germinó luego en un proyecto y en la decisión de intentar convertir esa niebla agitada de fantasmas en una historia. "Escribir es una manera de vivir", dijo Flaubert. Sí, muy cierto, una manera de vivir con ilusión y alegría y un fuego chisporroteante en la cabeza, peleando con las palabras díscolas hasta amaestrarlas, explorando el ancho mundo como un cazador en pos de presas codiciables para alimentar la ficción en ciernes y aplacar ese apetito voraz de toda historia que al crecer quisiera tragarse todas las historias. Llegar a sentir el vértigo al que nos conduce una novela en gestación, cuando toma forma y parece empezar a vivir por cuenta propia, con personajes que se mueven, actúan, piensan, sienten y exigen respeto y consideración, a los que ya no es posible imponer arbitrariamente una conducta, ni privarlos de su libre albedrío sin matarlos, sin que la historia pierda poder de persuasión, es una experiencia que me sigue hechizando como la primera vez, tan plena y vertiginosa como hacer el amor con la mujer amada días, semanas y meses, sin cesar.

Al hablar de la ficción, he hablado mucho de la novela y poco del teatro, otra de sus formas excelsas. Una gran injusticia, desde luego. El teatro fue mi primer amor, desde que, adolescente, vi en el Teatro Segura, de Lima, La muerte de un viajante, de Arthur Miller, espectáculo que me dejó traspasado de emoción y me precipitó a escribir un drama con incas. Si en la Lima de los cincuenta hubiera habido un movimiento teatral habría sido dramaturgo antes que novelista. No lo había y eso debió orientarme cada vez más hacia la narrativa. Pero mi amor por el teatro nunca cesó, dormitó acurrucado a la sombra de las novelas, como una tentación y una nostalgia, sobre todo cuando veía alguna pieza subyugante. A fines de los setenta, el recuerdo pertinaz de una tía abuela centenaria, la Mamaé, que, en los últimos años de su vida, cortó con la realidad circundante para refugiarse en los recuerdos y la ficción, me sugirió una historia. Y sentí, de manera fatídica, que aquella era una historia para el teatro, que sólo sobre un escenario cobraría la animación y el esplendor de las ficciones logradas. La escribí con el temblor excitado del principiante y gocé tanto viéndola en escena, con Norma Aleandro en el papel de la heroína, que, desde entonces, entre novela y novela, ensayo y ensayo, he reincidido varias veces. Eso sí, nunca imaginé que, a mis setenta años, me subiría (debería decir mejor me arrastraría) a un escenario a actuar. Esa temeraria aventura me hizo vivir por primera vez en carne y hueso el milagro que es, para alguien que se ha pasado la vida escribiendo ficciones, encarnar por unas horas a un personaje de la fantasía, vivir la ficción delante de un público. Nunca podré agradecer bastante a mis queridos amigos, el director Joan Ollé y la actriz Aitana Sánchez Gijón, haberme animado a compartir con ellos esa fantástica experiencia (pese al pánico que la acompañó).

La literatura es una representación falaz de la vida que, sin embargo, nos ayuda a entenderla mejor, a orientarnos por el laberinto en el que nacimos, transcurrimos y morimos. Ella nos desagravia de los reveses y frustraciones que nos inflige la vida verdadera y gracias a ella desciframos, al menos parcialmente, el jeroglífico que suele ser la existencia para la gran mayoría de los seres humanos, principalmente aquellos que alentamos más dudas que certezas, y confesamos nuestra perplejidad ante temas como la trascendencia, el destino individual y colectivo, el alma, el sentido o el sinsentido de la historia, el más acá y el más allá del conocimiento racional.

Siempre me ha fascinado imaginar aquella incierta circunstancia en que nuestros antepasados, apenas diferentes todavía del animal, recién nacido el lenguaje que les permitía comunicarse, empezaron, en las cavernas, en torno a las hogueras, en noches hirvientes de amenazas -rayos, truenos, gruñidos de las fieras-, a inventar historias y a contárselas. Aquel fue el momento crucial de nuestro destino, porque, en esas rondas de seres primitivos suspensos por la voz y la fantasía del contador, comenzó la civilización, el largo transcurrir que poco a poco nos humanizaría y nos llevaría a inventar al individuo soberano y a desgajarlo de la tribu, la ciencia, las artes, el derecho, la libertad, a escrutar las entrañas de la naturaleza, del cuerpo humano, del espacio y a viajar a las estrellas. Aquellos cuentos, fábulas, mitos, leyendas, que resonaron por primera vez como una música nueva ante auditorios intimidados por los misterios y peligros de un mundo donde todo era desconocido y peligroso, debieron ser un baño refrescante, un remanso para esos espíritus siempre en el quién vive, para los que existir quería decir apenas comer, guarecerse de los elementos, matar y fornicar. Desde que empezaron a soñar en colectividad, a compartir los sueños, incitados por los contadores de cuentos, dejaron de estar atados a la noria de la supervivencia, un remolino de quehaceres embrutecedores, y su vida se volvió sueño, goce, fantasía y un designio revolucionario: romper aquel confinamiento y cambiar y mejorar, una lucha para aplacar aquellos deseos y ambiciones que en ellos azuzaban las vidas figuradas, y la curiosidad por despejar las incógnitas de que estaba constelado su entorno.

Ese proceso nunca interrumpido se enriqueció cuando nació la escritura y las historias, además de escucharse, pudieron leerse y alcanzaron la permanencia que les confiere la literatura. Por eso, hay que repetirlo sin tregua hasta convencer de ello a las nuevas generaciones: la ficción es más que un entretenimiento, más que un ejercicio intelectual que aguza la sensibilidad y despierta el espíritu crítico. Es una necesidad imprescindible para que la civilización siga existiendo, renovándose y conservando en nosotros lo mejor de lo humano. Para que no retrocedamos a la barbarie de la incomunicación y la vida no se reduzca al pragmatismo de los especialistas que ven las cosas en profundidad pero ignoran lo que las rodea, precede y continúa. Para que no pasemos de servirnos de las máquinas que inventamos a ser sus sirvientes y esclavos. Y porque un mundo sin literatura sería un mundo sin deseos ni ideales ni desacatos, un mundo de autómatas privados de lo que hace que el ser humano sea de veras humano: la capacidad de salir de sí mismo y mudarse en otro, en otros, modelados con la arcilla de nuestros sueños.

De la caverna al rascacielos, del garrote a las armas de destrucción masiva, de la vida tautológica de la tribu a la era de la globalización, las ficciones de la literatura han multiplicado las experiencias humanas, impidiendo que hombres y mujeres sucumbamos al letargo, al ensimismamiento, a la resignación. Nada ha sembrado tanto la inquietud, removido tanto la imaginación y los deseos, como esa vida de mentiras que añadimos a la que tenemos gracias a la literatura para protagonizar las grandes aventuras, las grandes pasiones, que la vida verdadera nunca nos dará. Las mentiras de la literatura se vuelven verdades a través de nosotros, los lectores transformados, contaminados de anhelos y, por culpa de la ficción, en permanente entredicho con la mediocre realidad. Hechicería que, al ilusionarnos con tener lo que no tenemos, ser lo que no somos, acceder a esa imposible existencia donde, como dioses paganos, nos sentimos terrenales y eternos a la vez, la literatura introduce en nuestros espíritus la inconformidad y la rebeldía, que están detrás de todas las hazañas que han contribuido a disminuir la violencia en las relaciones humanas. A disminuir la violencia, no a acabar con ella. Porque la nuestra será siempre, por fortuna, una historia inconclusa. Por eso tenemos que seguir soñando, leyendo y escribiendo, la más eficaz manera que hayamos encontrado de aliviar nuestra condición perecedera, de derrotar a la carcoma del tiempo y de convertir en posible lo imposible.

Monday, December 6, 2010

Reinaldo Arenas.


Reinaldo Arenas, en las dunas de Doñana. | M. Camacho

El Mundo, 6 de diciembre de 2010
CULTURA | En la editorial sevillana Point de Lunettes


• El volumen reúne el ciclo epistolar más completo que se conserva de Arenas
• Son 144 cartas, donde habla del mundo literario, político y personal
• Abarca 23 años de amistad con el pintor Jorge Camacho y su mujer Margarita
• Cuenta un apartado con fotografías de la visita de Reinaldo a Andalucía
• La edición del libro ha estado al cuidado de Margarita Camacho

José María Rondón | Sevilla

Actualizado lunes 06/12/2010 10:05 horas

Reinaldo Arenas (Holguín, Cuba, 1943- Nueva York, EEUU, 1990) tuvo una vida trágica. Tanto que a veces se confunde con fragmentos de su obra. Luchó por su libertad personal, defendió sus creaciones hasta la obsesión y la clandestinidad, y a la cultura cubana como una criatura viva a la que sabía que pertenecía. Fue prohibido, golpeado, brutalmente perseguido, encarcelado y, finalmente, expulsado a Estados Unidos, en el triste éxodo forzado de El Mariel.

Desde el exilio siguió en sus trece, pensando lo mismo sobre sí mismo, sobre Cuba y sobre Castro. Tampoco se sintió cómodo ni en Miami ni en Nueva York. Sus amigos dicen que Europa le sentaba mejor. Si se atiende a su propio testimonio, sabemos que sí fue feliz, al menos por unos días, bajo el cielo azul de Doñana: "Imagínense: todavía me parece algo irreal de tan bello", anota el escritor cubano en una de las cartas que dirige a sus amigos Margarita y Jorge Camacho y que ahora ven la luz, por primera vez, en castellano, su idioma original, tras su publicación en 2009 por la editorial Actes-Sud, de Arlès (Francia).

El sello sevillano Point de Lunettes publica la correspondencia entre el autor de Celestino antes del alba y el pintor cubano Jorge Camacho y su mujer Margarita. Este conjunto epistolar abarca 23 años de profunda amistad, desde el 1 de diciembre de 1967, poco después del primer encuentro entre ellos en La Habana, hasta el 2 de diciembre de 1990, cinco días antes de que, muy enfermo ya de sida, el escritor pusiera fin a su vida en un apartamento de Nueva York. Es el conjunto de cartas más completo que se conserva de Arenas.

El ciclo epistolar más completo de Arenas

En total, el volumen reúne 144 cartas -se han omitido otras 15 por su carácter reiterativo con las seleccionadas- más un texto autógrafo dirigido también a los Camacho, su desgarrador adiós a la vida: "Ninguna de las personas que me rodean están comprometidas en esta decisión. Sólo hay un responsable: Fidel Castro (...) Al pueblo cubano, tanto en el exilio como en la isla, lo exhorto a que siga luchando por la libertad. Mi mensaje no es un mensaje de derrota sino de lucha y esperanza. Cuba será libre. Yo ya lo soy".

Tal como asegura Margarita Camacho, que ha estado al cuidado de la edición, "estas cartas son un expresivo testimonio de la mitad de la vida de Reinaldo, puede decirse que de casi todo su ciclo vital como escritor y, desde luego, la confirmación de muchos de los datos que él mismo narra en su autobiografía Antes que anochezca. Esta correspondencia puede representar, si se quiere, un sugestivo complemento para la lectura de esas desgarradoras memorias que Julian Schnabel llevó al cine, con una interpretación magistral de Javier Bardem".

En este conjunto de cartas, Arenas habla del mundo literario y del político, esferas que a veces se confunden cuando, por ejemplo, arremete contra los escritores que apoyan el régimen de Fidel (García Márquez, muy especialmente). En otras esboza nuevos libros y futuros viajes a Almonte, Sevilla, Córdoba, Ronda o Cádiz, ciudad en la que incluso se plantea comprar una vivienda para instalarse. Otras veces se desespera por las trabas burocráticas o estalla contra las editoriales por una mala traducción o por el incumplimiento de los contratos...
Y, al fondo, la enfermedad...

Y, por supuesto, está la enfermedad. Primero, como amenaza: "Nueva York, con el problema del sida está irrespirable... Afortunadamente, mi salud está bien e incluso he engordado...", escribe en 1985. "Nueva York, entre el frío y la plaga del sida, se ha convertido en una verdadera tumba", anota dos años después. Y, luego, como realidad: «Ésta es la primera vez que escribo luego de mi muerte; pues como muerte hay que considerar lo que he sufrido y me falta», comenta ya desde el hospital en 1988.

Poco a poco, en las cartas de Reinaldo Arenas se mezclan el (triste) tránsito por la enfermedad y los propósitos sobre el destino final de su obra literaria. "Apenas puedo escribir y seguramente esta carta sea difícil de leer, no tengo control en el pulso", expone a finales de agosto de 1990. La muerte ya le rondaba de cerca.

Pecaminoso.




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PECAMINOSO

Pecaminoso es una puñalada desde el margen a un tema un tanto controversial pero no ajeno a nuestro diario vivir. En un país hambriento de revolución y justicia, los marginados apuestan por la utopía.

Podemos cambiar la vida desde el arte, las aulas, los púlpitos pero también desde las rejas o las calles.

¿Por qué no? La utopía no tiene límites. El teatro, en su loco devenir, trata de poseerla y convertirla en un cuadrilátero de púgiles devastados. Desde esa perspectiva, podemos convertir un cuarto de hotel en un tablero de ideas políticas, la cárcel en un descubrimiento de relaciones y la discoteca en una pugn bilateral. Todo es posible en el teatro, paraíso utópico de los apartados, los del otro lado, los marginados.convertirla

Grupo Escenas regresa con "PECAMINOSO", después del éxito HOMBRES...EN FIN!.

La pieza está destinada a abrir polémica por su tema corrosivo y desgarrador, pues está inspirada en el caso de las tantas muertes de mandos eclesiásticos, ligadas a una clandestina vida sexual y a
circunstancias criminales que motivaron un enfrentamiento entre la policía, los medios de comunicación y la iglesia del país.

La pieza revisa con humor y crudeza la intolerancia y la indiferencia de la sociedad política y religiosa de nuestro país, teniendo como punto de partida tres perspectivas del sexo, amor y trabajo que se entrecruzan por la fuerza de sus pasiones. La pieza pone sobre el tapete a tres personajes (un cura, un estudiante y un buscavidas) cuyos destinos se atarán un sábado por la noche en un discoteca de la ciudad. A partir de ese momento, la fuerza de la acción dramática nos remitirá a una historia de revelaciones y confesiones de alta tensión que vuelven añicos una cantidad de tabúes y falsas morales de nuestra sociedad latina.

César Mite, conocido dramaturgo, actor y director y premiado varias veces por obras como Tartufo, El Burges Gentilhombre, y "Hombres...en Fin", con la que recientemente obtuvo el reconocimiento de la ciudad de Miami Beach, establece con todos los parámetros políticos y sociales que se pueden escindir de un triángulo que plantea desde el principio situaciones discutibles y polémicas de nuestra realidad tales como el celibato, la inseguridad social, la prostitución y la tergiversación mediática.

En todo caso, el autor, ausculta la presencia de la culpa, no sólo en los personajes sino en lasinstituciones que paralelamente la ejercen sobre ellos, sea el gobierno, la iglesia o los medios de comunicación. Es una pieza sin anestesia que no deja que el escándalo te paralice y que solicita un público movilizado y libre de ataduras políticas, sociales y religiosas. Una pieza hecha para poner el dedo en la llaga sobre situaciones aun no esclarecidas ni resueltas por los altos estamentos de la sociedad y ocultas bajo el velo de la hipocresía, el amarillismo, la intolerancia y la impunidad.

La obra teatral cuenta con las actuaciones protagónicas de Gerson Albornoz, Dennis Mencia y Césa Mite. El diseño de la escenografía es de Pablo de Cuellar, el diseño gráfico de Rafael Carabano, Gloria Bocaranda en las Relaciones Publicas, la producción artística y general del Grupo Escenas.

La puesta en escena es de César Mite.

Estará en cartelera a partir del 26 de Noviembre hasta el 12 de Diciembre, con miras a extender la temporada en la Sala del Teatro Havanafama, el cual tiene una capacidad de público de unas 70 personas (752 SW 10 Av. - Miami, FL 33130).

Las funciones se llevarán a cabo Viernes y Sábado a las 8 p.m. y Domingos a las 6:30 p.m. El jueves 9 de Diciembre función especial a beneficio del actor Roberto Levermann a las 8:00 p.m. Info al 786-797-0055 / 786-319-1716 o en www.grupoescenas.com

Saturday, December 4, 2010

Emotiva propuesta revive a Virginia Woolf


Miriam Bermúdez y Yoan Vega en escena. Foto Miguel Pascual

Emotiva propuesta revive a Virginia Woolf

DIARIO LAS AMERICAS.

Publicado el 12-04-2010

Por Jesús Hernández

Más vale tarde que nunca, afirma el viejo refrán. Comentario que debemos al estreno de Flores no me pongan, de la escritora cubana, afincada en Estados Unidos, Rita Martin, que el grupo Akuara Teatro, bajo la dirección de Yvonne López Arenal, presentara en la sala Havanafama hace tres semanas.

Asumir un argumento de esta envergadura, donde se trata de “revivir” un personaje tan célebre y polémico como la escritora inglesa Virginia Woolf (1882 – 1941), e incluso algo distante a nuestra cultura hispánica, es tarea de titanes. Aproximación que la autora evoca a partir de la aparición del espectro de Virginia por medio de un monólogo que, aludiendo al tiempo pasado, pero visto con la perspectiva de hoy, arremete contra todo lo que cree haberle hecho daño hasta enloquecerla. Vertiente que ratifica lo que el personaje fue y quedó por ser. De ahí el título Flores no me pongan. Una arriesgada apreciación que Rita Martin expone para hacer hablar al personaje sin mayores ataduras.

Desconozco el texto original y los ajustes que pudo haber tenido, pero percibo a la imagen fantasmagórica de Virginia secundada por las voces de quienes marcaron su vida de alguna manera. Sucesión de acusaciones y menciones de pasajes muy específicos que aluden al conflicto inminente, pero sin marcar con mucho énfasis el hilo conductor del argumento.

Hay alusiones que van desde la infancia, su condición de esposa y seductora, escritora triunfal y reprochada, hasta mujer adelantada a su época, experiencias lésbicas y el aparente golpe final que pudo haber sido el bombardeo nazi a su ciudad. Un texto que resulta ser ligeramente reflexivo y exige la atención minuciosa del lector o el público en este caso.

De hecho, Yvonne López Arenal asume la puesta en escena con una escenografía mínima e imprescindible que resulta ser efectiva. Una mesa de poca altura sirve de asiento y estrado primero, y luego es lecho para los placeres, mientras un par de teléfonos que cuelgan del techo parece aludir al contacto inevitable del personaje con la realidad.

Miriam Bermúdez interpreta a Virginia bajo la dirección de Ivonne con una emotiva caracterización que, si bien resulta ser emocional y convincente, deja a este espectador con el deseo de haber presenciado un aumento gradual de la intensidad.

Las voces que persiguen a Virginia tienen por rostro a Joan Vega. Un joven actor que, ...
sin interponerse a la actuación de Miriam, interactúa con la actriz y logra desglosar algunas de las caracterizaciones que traen la dosis necesaria de realismo a la obra y sobre todo la esperada comprensión del “conflicto inminente”. Interpretación conjunta que, acompañada con movimientos corporales, resalta el atractivo poético que emana la mención del personaje en cuestión.

El uso de ciertas citas literarias evoca el entorno natural del sujeto, mientras otras más recientes, así como la música compuesta por Aurelio de la Vega, las canciones de The Beatles y el ya célebre We are the champions de Queen, lo acerca a nuestro tiempo, que es cuando, definitivamente, tiene lugar la aparición del espectro.

En Flores no me pongan Rita Martin apuesta ante todo por la liberación del pensamiento femenino y para ello emplea a Virginia Woolf por ser precisamente una heroína. Jugada y desafío que Yvonne López Arenal secunda con buenos deseos para darnos una de las proposiciones argumentales más emotivas del año.


Siete autores teatrales y una ciudad.


Siete autores teatrales y una ciudad

Teatro Cubano de Miami se presentó al público durante el I TEMFest, celebrado desde el 21 de octubre al 21 de noviembre del año en curso. Es la primera compilación de dramaturgos exiliados en Miami de que se tengan noticias

Por Max Barbosa.

Teatro Cubano de Miami es la primera compilación conocida de dramaturgos que viven en la capital del exilio. Luis de la Paz y Rodolfo Martínez Sotomayor son los responsables del acontecimiento. Luis, escritor y periodista del Diario Las Américas, realizó la selección. Rodolfo, escritor y director de la editorial Silueta, promovió publicarla. Ambos editaron el libro. Son siete autores: Julio Matas, Matías Montes Huidobro, José Abreu Felippe, Daniel Fernández, Ernesto García, Ivonne López Arenal y Julie de Grandy. Por el interés suscitado entre los teatristas miamenses, Luis y Rodolfo accedieron a conversar sobre el propósito que los anima.

¿Es cierto que el surgimiento de la editorial se debe, fundamentalmente, a un hecho trágico?

Sí, al suicidio del escritor cienfueguero Juan Francisco Pulido en Minnesota a la edad de 22 años. Decidí homenajearlo recopilando poemas, cuentos y artículos periodísticos relacionados con su creación literaria, publicados después de su muerte. Cuando tuve el libro listo pensé que a ninguna editorial le interesaría. En ese momento nace la editorial Silueta. Dicho libro, Palabras de un joven suicida: homenaje al escritor Juan Francisco Pulido, permitió conocer los daños sicológicos a los que fue sometido Pulido en Cuba por su actitud irreverente, daños que provocaron su muerte.

De izquierda a derecha, los autores Matías Montes Huidobro, Ernesto García, Julie de Grandy, Daniel Fernández y José Abreu Felippe.

Parece ser que a las editoriales nos le interesa publicar textos teatrales. Entonces, ¿qué motivo esta edición?

Precisamente por no haber interés editorial por el teatro, alguien tenía que hacer lo contrario. Cuando el hablé a Rodolfo de la idea de publicar este libro, de inmediato se entusiasmó.

Según la nota introductora, son siete dramaturgos pertenecientes a cuatro generaciones. ¿ Se observa la diferencia generacional entre ellos?

Definitivamente. Julio Matas y Matías Montes Huidobro representan la vieja guardia del teatro cubano. José Abreu Felippe y Daniel Fernández, quienes nacieron en 1947, tienen su formación bajo la República, pero comienzan a escribir con la revolución. Por su parte, Ivonne López Arenal y Ernesto García surgen bajo la sombrilla del Instituto Superior de Arte. Mientras tanto, Julie de Grandy es parte de la literatura cubanoamericana. Estas cuatro tendencias quedan bien definidas en el libro en cuanto a tematicas, estilo y manera de enfocar sus obras.

Debido a la escasa publicación de obras de teatro se podría pensar que no abundan los autores del género y que la selección que nos ocupa fue relativamente fácil.

No, todo lo contrario. La selección fue muy difícil. Al realizar la investigación para el proyecto había una veintena de dramaturgos cubanos residentes en Miami. Eso complicó la selección final, pues hubo que establecer un criterio por qué unos y otros no.

¿Algunos de los dramaturgos ve publicada su obra por primera vez?

Tres de ellos: Julie de Grandy, Ernesto García y Daniel Fernández, aunque algunos tienen libros publicados en otros géneros. Esta realidad demuestra, una vez más, que la publicación de obras teatrales no abundan.

El título del libro, Teatro Cubano de Miami, posee connotaciones político-sociales porque las autoridades de Cuba, así como muchas instituciones culturales norteamericanas consideran que el arte cubano por excelencia sólo existe en la Isla. ¿Se valorará esta publicación como es debido?

De izquierda a derecha, los escritores Rodolfo Martínez, editor de teatro cubano de Miami y Luis de la Paz, compilador.

La palabra final sobre el libro la tendrá el tiempo, como siempre ocurre. Las siete obras son excelentes y los siete dramaturgos poseen talento y trayectoria. Lo que consideren las autoridades de Cuba, siempre propensas a ignorar lo que hacen los exiliados; y las instituciones norteamericanas, muchas veces obnubiladas por el castrismo, no pueden echar por el suelo un hecho evidente, la labor de los dramaturgos cubanos de Miami.

Dicen que hay un intercambio cultural entre los Estados Unidos de América y Cuba. ¿Existe la posibilidad de que el libro se conozca en Cuba?

Sin arrogancias, pero Teatro Cubano de Miami existe. Nadie podrá evitar que algunos ejemplares lleguen a la isla aunque no sea de manera oficial.

Para ustedes, ¿cuál es la mayor satisfacción con esta publicación?

El hecho de poder mostrar una parte de la dramaturgia cubana en la capital del exilio.

Max Barbosa hizo teatro y televisión en Cuba. Se graduó de Licenciatura en Letras en la Universidad de Oriente. Desde el 1994 reside en Miami. Ha escrito para diversos medios de prensa de esa ciudad.

Friday, December 3, 2010

NOTICIAS TEATRALES: LIBRO DE ROSA ILEANA BOUDET.



TEATRO CUBANO: RELECTURA CÓMPLICE, DE ROSA ILEANA BOUDET.


TEATRO CUBANO: RELECTURA CÓMPLICE, de Rosa Ileana Boudet, recorre más de cincuenta años de la escena cubana de la República a través de su dramaturgia, en íntima relación con fenómenos culturales como la popularidad del teatro Alhambra, el auge de la zarzuela y la influencia de la radio. Intenta una periodización diferente a la acostumbrada y aboga por revisar el concepto de damaturgia de transición –Felipe, Piñera y Ferrer– para incluir muchos otros autores, menos estudiados y rechazados por el canon, entre éstos, los que se identifican como “teatro perdido de los cincuenta”, una dramaturgia que está por recuperar y se fracciona y dispersa con la Revolución de 1959. 390 páginas. 

(Publicado en Ediciones de la Flecha, 2010).

 Solicitar copias en lanzarlaflecha@hotmail.com Más información en:

CORTESÍA DE NOTICIAS DE ESPAÑA.


LANZAR LA FLECHA.

LIBROS Y REVISTAS.

PARA COMPRAR EL LIBRO VAYA AL ENLACE DE BONANZA.

Wednesday, December 1, 2010

Dramaturgos y actriz reciben los Premios ICRA.

Foto: Luis de la Paz. Magali Boix, Raúl de Cárdenas e Yvonne López Arenal. Cuban Heritage Collection UM.

Dramaturgos y actriz reciben los Premios ICRA

Por Olga Connor.
Nuevo Herald.
12-1-2010.

En la quinta función anual de los Premios ICRA del Instituto Cultural René Ariza, una tradición en la Colección de la Herencia Cubana de la Biblioteca Otto Richter de la Universidad de Miami, se galardonó a los dramaturgos Raúl de Cárdenas y Héctor Santiago, y a la actriz Magali Boix. Esperanza de Varona, directora de la Colección, e Yvonne López Arenal, que preside el ICRA este año, dieron comienzo al acto con las biografías de los premiados y sus presentadores.

RAUL DE CARDENAS:

VIAJE A LA LUZ

Le tocó al dramaturgo y crítico, novelista y poeta Matías Montes Huidobro presentar a su amigo Raúl de Cárdenas, autor de Un hombre al amanecer, Premio Letras de Oro, que es, dijo, un "recorrido por la existencia martiana hasta la antesala de la muerte''. Esto le dio pauta para una indagación en la que fustigó a personas que "clavan la ponzoña del veneno'' por ingratitud o por falta de luz. Por contraste, dijo, De Cárdenas es un escritor en que se da" el sello de ascenso hacia la luz'' reflejado en "el humanismo auténtico que hay en los personajes y situaciones que nos encontramos en su obra''. Un ejemplo es La palangana, escrita a principios de la década de 1970 (recién montada en Miami), ``que se refiere a una palangana utópica que ilumina el solar habanero, en busca de la luz de una palangana bruñida, no oxidada, que se eleva sobre sí misma''.

Dos obras que también destacó fueron Recuerdos de familia, un recorrido de una familia cubana de 1944 a 1960, y Las Carbonell de la Calle Obispo, sobre la vida idílica en la época republicana. "En nuestro teatro hay mucha violencia, mucha política, mucho sexo, pero pocas relaciones íntimas donde la sensibilidad amatoria se imponga más allá del orgasmo'', aseveró Montes Huidobro. "En nuestra escena, son muchos los que se odian, bastantes los que están asediados por la lujuria, pero muy pocos realmente se comprenden y se quieren. Pero no es el caso de Raúl de Cárdenas, quien siempre ilumina lo que toca''.

De Cárdenas se sentía como si hubiera ganado un Oscar, declaró, agradeciendo a Matías y Yara Montes Huidobro, afirmando luego que su pasión era Cuba, nación que Fidel Castro ha tratado de destruir y él ha tratado de preservar.

HECTOR SANTIAGO:

EL ESCRIBANO

El relato del narrador y periodista Luis de la Paz sobre Héctor Santiago comenzó con un recorrido por Nueva York junto al dramaturgo. "Horas alrededor de Battery Park, el barrio chino, la pequeña Odessa, la zona de Coney Island. De un extremo a otro de la ciudad, hasta caer, ya de madrugada, exhaustos, en la rotonda de Columbus Circle, justo a la entrada al Parque Central donde se encuentra el monumento a las víctimas del acorazado Maine, que estalló en el puerto de La Habana en febrero de 1898''. Santiago no pudo venir a la presentación del Premio y desde lejos envió un largo escrito que comenzaba con estas palabras: "El teatro ha sido mi vida, y a nadie deben premiarlo por vivir''.

Nacido en La Habana en 1944, Santiago ha estado ligado al teatro de todas las formas y maneras, "unas veces como asesor literario, director y dramaturgo; en otras como actor, titiritero, coreógrafo, bailarín y pintor'', dijo De la Paz. Escribió crítica teatral para La Gaceta de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y el periódico Juventud Rebelde. Pero sus vicisitudes comenzaron con un encierro en los campamentos de la UMAP, luego fue víctima de la espeluznante ``parametración'', y más tarde pasó años en prisión hasta que en 1979 logró salir de la isla. Con 100 obras escritas tiene nueve publicadas, y 10 puestas en escena en Estados Unidos, México, Brasil y Paraguay. Su Premio Letras de Oro, por Vida y pasión de La Peregrina, sobre Gertrudis Gómez de Avellaneda, se estrenó en el Teatro Avante.

MAGALI BOIX EN

PALABRAS DE SU HIJO

El fotógrafo Iván Cañas, hijo de Gloria Magali Boix Arenal, fue el reseñador de su vida en el acto del ICRA, lo que provocó una respuesta emocionada de la actriz. Se remontó a su nacimiento en 1925 y continuó con su actuación como niña precoz en el Teatro Nacional, que la inspiró a dedicarse a la locución en radio y televisión, y a ser parte del elenco de la radio novela El derecho de nacer, de Félix B. Cagnet. Pero pronto se interesó en hacer teatro, y en 1956 desempeñó un papel en El caso de la mujer asesinadita, de Miguel Mihura, con Adela Escartín, dirigida por Carlos Piñero. También protagonizó Espíritu burlón , bajo la dirección de Rubén Vigón.

Las restricciones en la radio y televisión, después de 1959, lanzaron a Magali Boix de nuevo al teatro, en el rol protagónico de La muerte de un viajante, con Vicente Revuelta. Incursionó también en el celuloide con El robo y En días como éstos. De esa etapa se recuerdan sus actuaciones en Las brujas de Salem, El robo del cochino, Las impuras, Las vacas gordas, La soga al cuello, Bodas de sangre, La casa de Bernarda Alba, Yerma y María Antonia. Desde 1993, en el exilio, ha seguido actuando esporádicamente, especialmente en obras de Federico García Lorca.