‘Nevada’, CORAZONES helados
Chely Lima
El Nuevo Herald l 10.30.12
Akuara Teatro, La Ma Teodora y el Archivo Digital de Teatro Cubano de la Universidad de Miami traen a la Sala Avellaneda Nevada,
de Abel González Melo, bajo la dirección de Alberto Sarraín y con la
asistencia de José Antonio Orta. Se trata de una obra que forma parte de
la trilogía Fugas de invierno, junto con Chamaco y Talco, que Sarraín llevara a escena con anterioridad para disfrute del público miamense.
La pieza tiene lugar en un ámbito
violento y oscuro de la Cuba contemporánea, entre personajes a los que
se niega toda esperanza y para los que la única puerta de salida es la
fuga hacia lo desconocido. Lucía, la protagonista, es una jovencísima
jinetera que ejerce el oficio para complacer a Rosnay, el hombre del que
vive enamorada. Magda, la madre, una enfermera que explota a su hija, y
Osmel, el hermano recién expulsado de la Escuela Militar Camilo
Cienfuegos, completan el círculo familiar. Desde la periferia, testigos
ignorantes del cruce de amores y desamores del cuarteto, otros dos
caracteres se inmiscuyen en el camino de Lucía; son ellos Frank, un
marginal de poca monta que paga por el cuerpo de la chica, y la vieja
Higinia, quien vigila el destartalado cine del barrio en las madrugadas.
El sueño de Rosnay de escapar en lancha
con rumbo a Estados Unidos en compañía de su novia, para establecerse
ambos en el estado de Nevada, funciona como detonante de una tragedia en
la que la única calidez proviene del tórrido invierno tropical, porque
la batalla por la supervivencia ha invadido como nieve maligna la
humanidad de aquellos que rodean a la pequeña prostituta, estableciendo
reglas inmisericordes que convierten al hombre en el lobo del hombre.
La producción cuenta con un notable
diseño escenográfico de Eddy Díaz Souza –que sugiere con unos pocos
planos la sordidez de una calle, el apartamento de Rosnay y la vivienda
que comparten Lucía y su madre–, en tanto el diseño de luces pertenece a
Mario García Joya, y la banda sonora –que es puro bolero, como
corresponde– corre a cargo de Daniel Correa.
En cuanto a la puesta de Sarraín, dentro
del ritmo vigoroso que imprime a la historia, tres escenas sobresalen
por su garra: aquella que ilustra la relación sadomasoquista de Magda y
el joven amante; esa otra en la que Frank le niega el pago a Lucía, y la
que se desarrolla entre Rosnay y Osmel. Sin embargo, creo que se abusa
innecesariamente del recurso de las imágenes en pantalla; siento que el
cuadro que cierra la obra debió subrayar el “congelamiento” de los
personajes, su pavorosa elementalidad, y queda en cambio como un
apéndice cuya falta de contundencia contrasta con la intensidad de la
escena que la antecede, y, por último, la concepción superficial del
personaje de Higinia –a cargo de Miriam Bermúdez– trivializa el
contenido simbólico del personaje.
Liset Jiménez se mueve sobre las tablas
con encanto y desenvoltura en el papel de Lucía; son excelentes las
actuaciones de Pepe Ronda como Rosnay y Andy Barbosa como Osmel; Yvonne
López Arenal borda cuidadosamente su Magda, y Carlos Alberto Pérez
encarna un maligno Frank lleno de color.
Altamente recomendable, Nevada,
con sus crudos diálogos y su pugna de corazones helados por el extremo
desencanto, es sin lugar a dudas una de las piezas más contundentes del
repertorio teatral miamense de este año.
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