Friday, January 6, 2012

Matías Montes Huidobro habla del congreso Teoría y práctica del teatro cubano, “Celebrando a Virgilio”


Matías Montes Huidobro habla del congreso Teoría y práctica del teatro cubano, “Celebrando a Virgilio”

Por Luis de la Paz

Unas pocas preguntas a Matías Montes Huidobro, y unas respuestas precisas, sirven de anticipo de lo que será el congreso Teoría y práctica del teatro cubano, “Celebrando a Virgilio”, que está por comenzar en Miami.


¿Cómo surge la idea del congreso?


La idea del congreso surgió cuando me di cuenta que en el año 2012 se cumplía el centenario del nacimiento de Virgilio Piñera. Como soy muy impulsivo (las cosas que se piensan demasiado muchas veces no se hacen), no lo pensé dos veces (sin darme cuenta del trabajo que iba a darme) y el día de la presentación del cuarto tomo de Cuba detrás del telón, el 25 de junio del 2011, lo di a conocer. Como todos sabemos el ICRA carece de fondos monetarios para hacer tal cosa, puede decirse que fue una locura, pero, como ya he dicho, “los locos somos los cuerdos.” Conseguir una sede fue muy difícil, hasta que gracias a la intercesión de Lesbia Varona se logró el apoyo de The University of Miami. Aunque Piñera nunca se exilió, sufrió las consecuencias de un acontecer histórico que lo exilió dentro de su propio país. A pesar que nuevas generaciones de cubanos han revalorizado su obra, de todas formas ese exilio insular nadie se lo quitó de encima. Esas circunstancias nos unen, dando lugar a, una particular e inaplazable necesidad de “celebrar a Virgilio”, un doloroso privilegio; una, diríase, lamentable prioridad, individual y colectiva. A esto se unen, los vínculos con Piñera, como dramaturgo y crítico, ya que formo parte de una generación que se gesta a partir de este dramaturgo.


¿Por qué este congreso?


Por otra parte, el hecho de que yo saliera de Cuba en 1961, me vinculó a la literatura que se escribe en el exilio. Todos somos cubanos, pero todos hemos estado expuestos a vivencias históricas que nos han situado en diferentes circunstancias, que cada cual ha sufrido y sufre a su modo y manera. La identidad nacional nos unifica, pero los hechos históricos nos separan. Las circunstancias de Piñera y la necesidad de que se lleven a efecto estudios sobre esta dramaturgia tan marginada, me llevó a unir una cosa con la otra, que me pareció apropiado ubicar dentro de los objetivos del ICRA, creando una convergencia presidida por la simbólica presencia de Piñera, correlacionando dos áreas de investigación y crítica: Piñera y el exilio –pero también, por extensión, el teatro cubano como totalidad, Cuba misma como agente unificador de la cultura.


¿Qué se propone con este evento?


En primer lugar hacer algo más que acreciente el prestigio del Instituto Cultural René Ariza, ya establecido, como institución representativa de las artes escénicas cubanas, particularmente del exilio. El ICRA tiene ya una tradición entre nosotros, y ha hecho mucho por dar a conocer esta dramaturgia, y esto no es más que una extensión de lo que se ha venido haciendo por muchos años. He querido, además, involucrar a investigadores universitarios y proyectarla más allá del ámbito inmediato y esto ha sido lo más difícil. Correlacionar la dinámica teatral con la investigación textual ha sido otro objetivo, logrado en parte, aunque no en la medida que yo hubiera querido. La lectura dramatizada en Teatro Akuara de Electra Garrigó (dirección de Miriam Lezcano) y Dos viejos pánicos (dirección de Valentín Álvarez Campo); el homenaje que se le rinde a Julio Matas (que ha sido una propuesta de Beatriz Rizk, con dramatizaciones de este autor); la lectura del Nocturno de cañas bravas de Corrales, bajo la dirección de José Manuel Domínguez, y de El Pasatiempo Nacional de Raúl de Cárdenas, dirigida por Juan Roca sirven para integrar teoría y práctica escénicas. El montaje de Siempre se olvida algo por Yoshvani Medina, que cerrará el congreso a niveles teatrales, nos enfrenta a un texto poco conocido del dramaturgo. Es, básicamente, un ejercicio del poder de la cultura como razón de ser de la existencia, que se superimpone a la adversidad histórica.


¿Qué criterios se siguieron para seleccionar a los autores que se van a estudiar?


Ha sido, sencillamente, Piñera y la dramaturgia del exilio, sin criterios excluyentes de ningún tipo, con algunas ligeras desviaciones temáticas, pero correlacionadas con la propuesta, inclusive el teatro cubano escrito en inglés. Esta no es una conferencia hecha por un grupo de personas que se reparten los papeles entre sí, aunque yo, claro, presido en compañía de otros coordinadores. No sé cómo saldrá, pero hemos trabajado muy duro en el intento. Partí, simple y llanamente, de lo que en inglés se llama “call for papers”, concepto fundamentalmente democrático, que di a conocer desde el principio, personalmente, o a través de la internet. Al llegar el momento de invitar a algún dramaturgo en particular, como figura representativa, casi se caía de su peso que nos decidiéramos por José Triana. Para mí ha sido un privilegio, y creo que para todos, que Triana, por derecho propio, aceptara la invitación. Su presencia, como dramaturgo y como tema de análisis crítico, es una lógica consecuencia de su trabajo, y parte medular de la propuesta. Hemos tratado por todos los medios de lograr la más amplia representación de temas y autores.


El único criterio establecido ha sido una propuesta intelectualmente válida, más allá de cualquier posición ideológica, tanto en cuanto al tema como en cuanto a los conferenciantes. La dramaturgia femenina, especialmente, está muy bien representada. En muchos casos invité directamente a los participantes, con una buena representación de intelectuales y artistas que viven en Miami. Ha sido particularmente gratificante que participen investigadores que no conozco personalmente, pero de los cuales tengo noticia por las investigaciones que han realizado. Muchos títulos son realmente estimulantes, como puede verse en el programa. Creo, en fin, que hemos logrado un equipo de trabajo heterogéneo y sólido, aunque se podría hacer mucho más. Paradójicamente, por ejemplo, a pesar de mi empeño, no pude recibir una propuesta sobre Ariza. Muchos participantes residen en Miami, pero otros vienen de South Dakota, El Paso, Chicago, Milwaukee, New York, Austin, Auburn, Costa Rica, París, etc, y pienso que reunirse en esta ciudad para “celebrar a Virgilio” y al teatro cubano, es un signo positivo; una oportunidad única de escuchar diferentes puntos de vista, en una conferencia abierta al público sin costo alguno, que no es mi conferencia, ni siquiera la del ICRA, porque es la conferencia de todos ustedes.


¿Qué resultados espera obtener del encuentro?


Haber hecho algo constructivo.

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