DRAMATURGOS
por Matías Montes Huidobro
Desde hace muchas décadas he estado empeñado en el análisis y la divulgación de la dramaturgia cubana en su totalidad, incluyendo aquella que ha estado escribiéndose fuera del territorio insular, llámese exilio o diáspora, y que es parte intrínseca del teatro cubano pero que, sometida a circunstancias geográficas y políticas especiales, representa un hecho diferencial, aunque el teatro cubano sea uno solo, como también he destacado un buen número de veces. El teatro (del cual muchas personas no tienen la menor idea de lo que realmente es) es la ultima carta de la baraja entre los géneros literarios. Mucho más “dramático” es el caso de una producción literaria que, consciente de su identidad histórica y cultural carece de un “territorio” específico en el cual afincarse. Naturalmente que, por ser mi propia persona parte intrínseca de esta vertiente escénica, como dramaturgo, esto me ha llevado a insistir en el análisis de esta parte significativa del teatro cubano, al que le he dedicado gran parte de mi tiempo, como me ocurre precisamente en este momento. Por muchos años, a través de conferencias nacionales e internacionales, Dramaturgos primero, Editorial Persona y Anales Literarios después, artículos publicados en el Diario las Américas, una serie de comentarios bajo el subtítulo de “Una dramaturgia sin escenario” que aparecieron en Teatro Mundial.Com, al cuidado de Ernesto García, y más recientemente en la página Web del ICRA, y en mis libros, he insistido en el tema, que me ha conducido finalmente a la organización del congreso “Teoría y práctica de la dramaturgia cubana del exilio”, bajo el lema aglutinador de “Celebrando a Virgilio”, figura en la cual se acopla toda la dramaturgia cubana contemporánea.
Esto ha dado por resultado una reunión de investigadores de las artes escénicas y dramaturgos (con la implicación, transcendiendo los género, de que se trata igualmente de dramaturgas) que se celebrará en la Universidad de Miami los días 12, 13, 14 y 15 de enero del 2012. Aceptando nuestra invitación a participar en el mismo, José Triana, cuya importancia en el teatro cubano contemporáneo va más allá de todo lo que yo pudiera decir, será el dramaturgo invitado, lo cual ya dará a esta reunión el sello de su trascendencia. Durante el congreso, se anticipan tres montajes de obras de Piñera: Electra Garrigó, dirigida por Miriam Lezcano; Siempre se olvida algo, por Yoshvani Medina, y El álbum, por Dexter Capiro, mientras Juan Roca asumirá la dirección de El pasatiempo nacional de Raúl de Cárdenas. A iniciativa de Beatriz Rizk, además, y como parte de este contexto, Teatro Prometeo le rendirá homenaje a Julio Matas, figura representativa de esta dramaturgia, incluyendo lecturas dramatizadas agrupadas bajo el título de “Juegos y rejuegos de Julio Matas”. La presencia y participación de Raúl de Cárdenas, Pedro Monge Rafuls, Iván Acosta, Ernesto García, Yoshvani Medina, Marcos Miranda, y de una más reciente promoción de dramaturgas (Julie de Grandy, Yvonne López Arenal, Maricel Mayor Marsans, Cristina Rebull, Rita Martin), en una conjunción de análisis crítico sobre algunos de estos autores y su propia experiencia personal, dará un carácter enfáticamente teatral respaldado por el aporte crítico de investigadores universitarios dedicados a la interpretación de este teatro. La planificación incluye la dramaturgia de autores cubanos que escriben en inglés y proyectan nuevas direcciones, como es el caso de Nilo Cruz y el desaparecido René Alomá. A esto habría que agregar la lectura dramatizada de “Nocturno de cañas bravas” en memoria de José Corrales, que pocas veces pudo ver en escena su extensa obra dramática y que da la medida de lo que significa escribir teatro cubano más allá de la insularidad.
Naturalmente, no es suficiente. Ciertamente no todos están presentes, pero no es porque no hayan sido invitados, ya que lo he hecho en todas las medidas posibles, y dado que el principio que nos anima es incluyente y no excluyente, expuesto en nuestra primera circular Particularmente en el área de la investigación teórica, la búsqueda de críticos dedicados al estudio de esta dramaturgia cubana escrita fuera de Cuba (perdónese la redundancia) es extremadamente difícil, dejando constancia de la razón de ser de un proyecto que no se circunscribe a la actividad universitaria, sino que propone una participación en torno al teatro en sí mismo, como si este fuera la única verdad posible más allá de todos los desastres.
Esto ha dado por resultado una reunión de investigadores de las artes escénicas y dramaturgos (con la implicación, transcendiendo los género, de que se trata igualmente de dramaturgas) que se celebrará en la Universidad de Miami los días 12, 13, 14 y 15 de enero del 2012. Aceptando nuestra invitación a participar en el mismo, José Triana, cuya importancia en el teatro cubano contemporáneo va más allá de todo lo que yo pudiera decir, será el dramaturgo invitado, lo cual ya dará a esta reunión el sello de su trascendencia. Durante el congreso, se anticipan tres montajes de obras de Piñera: Electra Garrigó, dirigida por Miriam Lezcano; Siempre se olvida algo, por Yoshvani Medina, y El álbum, por Dexter Capiro, mientras Juan Roca asumirá la dirección de El pasatiempo nacional de Raúl de Cárdenas. A iniciativa de Beatriz Rizk, además, y como parte de este contexto, Teatro Prometeo le rendirá homenaje a Julio Matas, figura representativa de esta dramaturgia, incluyendo lecturas dramatizadas agrupadas bajo el título de “Juegos y rejuegos de Julio Matas”. La presencia y participación de Raúl de Cárdenas, Pedro Monge Rafuls, Iván Acosta, Ernesto García, Yoshvani Medina, Marcos Miranda, y de una más reciente promoción de dramaturgas (Julie de Grandy, Yvonne López Arenal, Maricel Mayor Marsans, Cristina Rebull, Rita Martin), en una conjunción de análisis crítico sobre algunos de estos autores y su propia experiencia personal, dará un carácter enfáticamente teatral respaldado por el aporte crítico de investigadores universitarios dedicados a la interpretación de este teatro. La planificación incluye la dramaturgia de autores cubanos que escriben en inglés y proyectan nuevas direcciones, como es el caso de Nilo Cruz y el desaparecido René Alomá. A esto habría que agregar la lectura dramatizada de “Nocturno de cañas bravas” en memoria de José Corrales, que pocas veces pudo ver en escena su extensa obra dramática y que da la medida de lo que significa escribir teatro cubano más allá de la insularidad.
Naturalmente, no es suficiente. Ciertamente no todos están presentes, pero no es porque no hayan sido invitados, ya que lo he hecho en todas las medidas posibles, y dado que el principio que nos anima es incluyente y no excluyente, expuesto en nuestra primera circular Particularmente en el área de la investigación teórica, la búsqueda de críticos dedicados al estudio de esta dramaturgia cubana escrita fuera de Cuba (perdónese la redundancia) es extremadamente difícil, dejando constancia de la razón de ser de un proyecto que no se circunscribe a la actividad universitaria, sino que propone una participación en torno al teatro en sí mismo, como si este fuera la única verdad posible más allá de todos los desastres.
Todos confiamos en que este encuentro sera todo un exito y modelo de inclusividad y creatrividad.
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