Quién conversa con Eva Vázquez echará por tierra su propia creencia de que “el teatro sólo premia a la mujeres jóvenes y bonitas” cuando la vea interpretar, a sus 95 años, el personaje de María Josefa en
La casa de Bernarda Alba, tras cuatro décadas sin pisar un escenario.
En la función única del domingo, en el Dade County Auditorium, el alcalde de Miami Tomás Regalado proclamará el 10 de abril, como El Día de Eva Vázquez y Pili de la Rosa le entregará la Orden Gonzalo Roig en nombre de la Sociedad Pro Arte Grateli.
“Quien me motivó a regresar al teatro fue Pedrito Román. A él nadie le puede decir no”, confesó la veterana actriz en su apartamento del noroeste de la ciudad. “Mi trabajo consiste en sólo una escenita. Y como tengo la misma memoria de cuando tenía 40 años me la aprendí enseguida”.
“Memoria le sobra”, dijo el director en uno de los ensayos. “Eva mantiene esa dignidad de las actrices de antaño. Su dicción es impecable. Realmente es un milagro”.
Vázquez recuerda hasta el más mínimo detalle de su vida teatral desde que debutó a la edad de 4 años en El genio alegre, una comedia de los hermanos Alvarez Quintero en la que sólo tenía que decir “me llamo Rosita”.
“Si usted no vive para el teatro jamás tendrá éxito”, advirtió. “Yo hice La enemiga con mi esposo ingresado y una novela de radio después de enterrar a mi padre. ¡Los problemas personales nunca deben mezclarse con el trabajo!”.
Mientras hojea uno de sus álbumes fotográficos que atesora su paso por las tablas, la radio y la televisión de Cuba junto al actor Carlos Badía, con quien estuvo casada 45 años, la artista evocó fechas, títulos y un sinnúmero de colegas que la acompañaron a lo largo de una trayectoria que continuó en el exilio.
“Tengo un recuerdo especial de Otto Sirgo, un actor con quien me identificaba mucho porque tuvo una historia parecida a la mía. Como sus padres eran artistas nació y creció dentro del teatro”, añadió.
Vázquez nació en La Habana el 3 de septiembre de 1915. Siendo apenas “la damita joven” de la compañía actuó en Don Juan Tenorio, Doña diabla, La enemiga y en decenas de obras que representó en el Teatro Principal de la Comedia.
“Allí trabajé con todos los grandes actores de la época. Cuando lo demolieron me paré en la acera de enfrente sin parar de llorar”, dijo emocionada, al tiempo que recordó que en esa sala interpretó el papel de Martirio en una representación de La casa de Bernarda Alba.
Pero no siempre hubo aplausos en su carrera. Ante el cierre de muchos teatros habaneros en los últimos años del período presidencial del general Gerardo Machado, derrocado por una sublevación popular en 1933, la actriz, su familia y buena parte de sus colegas tuvieron que buscar trabajo en la radio.
“Nos refugiamos en Radio Ideas Pasos, la emisora donde conocí a Carlos, mi único novio, mi único esposo y el gran amor de mi vida. Nos casamos el 20 de junio de 1939”, precisó. Al año siguiente nacería Carlos, su único hijo, que la hizo abuela de cinco nietos y seis bisnietos.
“Mi hijo trajo un pan bajo el brazo”, dijo Vázquez, que en 1940 se sumó al elenco de las radionovelas de la CMQ de Monte y Prado, bajo las órdenes del poeta José Angel Buesa, “un director muy suave y muy culto”.
Mi apellido es Valdés, Lo primero son los hijos, Hasta que las muerte los separe, etc, figuran entre los títulos que mantuvieron atrapados a los radioescuchas en los 14 años que permaneció en la emisora.
“De esa época sólo quedo yo. El otro día una señora me pidió de favor que no dijera más ‘en paz descanse’ cada vez que mencione alguno de mis compañeros de entonces”, dijo la actriz entre risas, quien se enorgullece de estar entre las primeras que aparecieron en los espacios dramatizados de la televisión cubana en 1950.
“Con Carlos hice el policíaco Tensión en el Canal 6 y con Otto Sirgo actué muchas veces en Gran teatro del sábado”, destacó Vázquez, que impulsada por el deseo de “enseñar todo lo que había aprendido” ganó una plaza por oposición en la Academia Municipal de Arte Dramático de La Habana, donde impartió clases por espacio de 10 años.
“Era divina”, dijo la actriz Zully Montero, una de sus alumnas. “Con ella aprendimos dicción y a escribir obras pequeñas que luego representábamos. Tenía una voz impresionante. Lamento que nunca pudiéramos trabajar juntas”.
La que sí ha podido es Marta Picanes, otra de sus alumnas, que asumirá el personaje principal en La casa de Bernarda Alba.
“Cuando las veo actuar me digo: ¡qué bien me han respondido!”, expresó Vázquez, quien, gracias a su fe en Dios logró capear el temporal que enfrentó al renunciar a la academia, tras negarse a participar en la campaña de alfabetización de 1961. Sin contar las humillaciones que tuvo que soportar por causa del activismo anticastrista de su hijo y de su esposo, quien guardó prisión en dos ocasiones.
Vázquez llegó a Miami el 4 de febrero de 1962 reclamada por su hijo, que había salido un año antes. Su esposo logró salir de la isla rumbo a México en 1970 por gestión de Mario Moreno “Cantinflas”.
En el exilio, la actriz se sumó al elenco de America Productions, un estudio de radionovelas instalado en La Torre de la Libertad, donde grababa 14 capítulos al día por $75 a la semana.
“Las hacíamos en tres turnos hasta las 12 de la noche. Pero la compañía dejó de hacerlas cuando el presidente [Luis] Echeverría prohibió que se pasaran en México, el principal distribuidor, porque estaban grabadas por artistas anticastristas. Fue una etapa muy difícil”.
Al margen de esa labor, Vázquez protagonizó varias producciones de Pro Arte Grateli, donde revivió los éxitos de Doña diabla, La enemiga y La sombra, entre otras producciones. Además, hizo comerciales y vendió muebles durante 14 años.
“Cuando los dueños de la mueblería me preguntaron si conocía de muebles les respondí que yo sólo sabía que las butacas servían para sentarse, pero que si tenía que vender alpargatas lo haría también”, agregó la actriz, que ahora trabaja como voluntaria de actividades culturales en su edificio y suele recitar sus poemas a las vecinas.
“Yo siempre pensé retirarme en Cuba porque ya teníamos pagada una casita en la playa de Boca Ciega. Pero en eso llegó ‘el monstruo’”, rebeló. “Y hoy, a mis 95 años, sigo al tanto de todo lo que pasa allá y me digo, ¡Dios mío, quisiera ver a mi patria libre antes de morirme”.
“La casa de Bernarda Alba” irá a escena en el Dade County Auditorium, 2900 W. Flagler St. Domingo 3 pm. Información: 305-827-6311, 305-547-5414 y ticketmaster.com. Función única.