RESUMEN teatro hispano
Como cada mes de diciembre, señalo el esfuerzo, la capacidad y sobre todo la creatividad más relevante del teatro hispano aquí en Miami. Selección que concibo a modo muy personal y sin ánimo de favoritismo alguno. Un año que tuvo una oferta teatral muy variada, así como la incorporación de nuevos grupos teatrales, como tal vez siempre hemos querido que sea.
De enero destaco la reposición de La última parada. La versión libre de Un tranvía llamado deseo, del estadounidense Tennessee Williams. Pieza hábilmente tropicalizada a la cubana por Rolando Moreno y protagonizada por Carlos Caballero otra vez nueve años después.
Luego vino febrero y la realización del Festival del Monólogo Teatro a Una Voz. Certamen que el grupo Havanafama presentó por noveno año y contó con notables representaciones, entre las que destaco Puta. Un texto de poco contenido en plan despecho concebido por Charlie Abaca, pero astutamente engrandecido por el autor con aditivos colaterales como director e intérprete de la representación.
El mes de marzo trajo Al horizonte no se llega en una barca de papel, obra escrita y dirigida por Ernesto García. Un texto que aunque tuvo el tema recurrente del reencuentro sirvió para destacar el trabajo creativo de Ernesto y su grupo TEMS.
También en marzo tuvimos Talco, cocaína en el argot popular cubano de la Isla. Pieza concebida por el escritor Abel González Melo que tuvo al sexo, el abuso y la droga por protagonistas, aunque el argumento tan sólo dejaba leer entre líneas la existencia de un mal instaurado. Puesta en escena que tuvo al director Alberto Sarraín con una acertada representación y en mi modesta opinión la mejor actuación masculina del año con Juan David Ferrer como el travesti.
Durante el verano disfrutamos La sombra del Tenorio del escritor español José Luis Alonso de Santos. Argumento que recoge el lamento de un viejo actor que no tuvo la oportunidad de interpretar el gran personaje de su vida, Don Juan Tenorio. Caracterización que Marcos Casanova supo llevar por muy buen camino bajo los auspicios del grupo HTG.
Oda a la tortura, con ese título tan provocador, fue una acertada obra de Ernesto García muy bien defendida en escena. Asimismo, La noche de Eva de Yvonne López Arenal fue otro buen texto, así como Frijoles colorados de Cristina Rebull exquisitamente dirigida por Rolando Moreno. La mejor puesta en escena del año que tuvo a su vez la mejor actuación femenina en Cristina Rebull.
Hay que destacar el esfuerzo continuo de Mario Ernesto Sánchez por mantener el festival internacional de teatro hispano. Certamen que ha sufrido el embate de las crisis económicas y a su vez supervivido año tras año. Por las tierras de Colón, bajo la firma de Guillermo Schmidhuber y la dirección de Mario Ernesto, fue el buen aporte del grupo Avante al Festival.
Asimismo, sobresale la creación de un nuevo festival dedicado a la creatividad del patio. El festival TEMSFest, que tan brillantemente organizaron Ernesto y Sandra García, reunió importantes representaciones, mayormente reposiciones, que sirvieron para demostrar que las cosas que hacemos en casa merecen una atención mayor.
Si tengo en cuenta el buen curso del 2010, me atrevería a decir que el 2011 promete ser igualmente relevante.
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