Wednesday, January 5, 2011

Reflexiones del joven dramaturgo cubano Maikel Chávez

Puerto de Coral del 7 al 23 de enero, 2011 en HAVANAFAMA Teatro Estudio, 752 SW 10 Avenue, Miami. Para más información llame al 786 319 1716.

Reflexiones del joven dramaturgo cubano Maikel Chávez

La emoción del ser humano puede encontrar disímiles fuentes de inspiración, puede camuflarse, mutar su esencia detrás de cualquier estereotipo o cualquier pretexto de querer mostrarse el ser humano emocionado. Ese tipo de emoción suele ser siempre falsa.

Existe otro tipo de emotividad que no se vale de mecanismos para edificar un torrente en el alma. Havanafama estrenó en Miami mi Puerto de coral. Aquella obra que escribí una madrugada de frenética emoción y que tiene como tempo dramático la madrugada y su pasar lento y paladeable, como metáfora de la hora en la que se debe callar, pero estos personajes no pueden y por eso es que sueltan sus estrepitosos gritos, aquellos que han tenido reprimidos durante mucho tiempo. Abordé a través de esta obra una realidad muy conocida por mi, la historia de mi familia, y utilicé el teatro como escenario propicio para indagar sobre la teatralidad de conflictos reales y elaborados para un fin específico: contar pasajes de la vida de seres que adoro y admiro. Victoria Real, Ela García, Eida García, Erel y Eivel García y Eva García son esas criaturas que deambulan una madrugada cualquiera por la imaginación de un puerto que si bien no es de coral, tiene la esencia del coral por su belleza y por su tranquilidad, por lo pintoresco y triste que suele ser. Esa obra se estrenó en Cuba en el 2006 por Teatro Pálpito bajo la dirección de Ariel Bouza con un elenco de lujo y trajo a mi gran satisfacción y con ella giramos por todas las provincias de la isla.

Las personas, los textos, el teatro llega a uno de manera mágica y en el tiempo justo en que tienen que llegar y los creadores misteriosamente, como por arte del sortilegio nos entregamos a confiar.

Fue en La Habana donde conocí a Juan Roca, una tarde de tórrido verano. Cuando hablamos de la posibilidad de que él montara mi obra no lo dudé e inmediatamente acepté, por razones íntimas y emocionales y porque la energía creativa se muestra también de manera sincera, sin máscaras.

He visto varias veces el video de la obra. No he podido ocultar mi emoción ante tanta verdad, ante tanta poesía. Mi felicidad y mi satisfacción de ver en escena esta re visitación del texto convertido en efectiva dramaturgia espectacular que no se aparta de los presupuestos del inicio de mi escritura.

El amor y la ternura son ingredientes suficientes para transformar la realidad. Puerto de coral de Havanafama tiene de sobra amor y ternura, esa es una de las características fundamentales que sostienen a esta puesta que por momentos parece una poesía de esas que enamora a cualquiera, una postal de recordación del sitio en que tan bien se siente uno ó una fuga nostálgica de su director al reencuentro con su esencia, al reencuentro con sus recuerdos de cuando era un niño y escapado de su madre se metía en el mar y luego pagaba 25 centavos para bañarse y quitarse el sabor a sal del cuerpo para que no descubriesen su secreto. O cuando su abuelo, pescador de Caibarién o viejo lobo de mar como se les conoce también, le contó que Tritón lo salvó de una tempestad y que su barco cabía en la palma de la mano del Dios. Evidentemente su puesta en escena está llena de todos esos detalles emocionales y es por eso que el espectador no se resiste y entra en el juego irremediablemente.

El frenetismo de la era que nos ha tocado vivir implica que muchas veces no nos detengamos en las pequeñas cosas sin darnos cuenta de que son esas pequeñas cosas las que llenan el alma de caracoles y canciones. Esas pequeñas-grandes cosas fueron las que inspiraron a Juan Roca a llenar el espacio escénico de referencias emotivas que subyacen en el texto y que hace crecer como un puente entre las actrices y los espectadores que no es más que un intercambio de un mundo cognitivo y emocional en constante resonancia de energías que se lanzan desde la escena y estimulan los recuerdos y añoranzas de los de la platea. Ante esta puesta es difícil hacer resistencia para tanta sinceridad comprometida, para tanto amor y cuidadoso trabajo.

Cada escena es elaborada aquí con delicadeza de orfebre, o el preciosismo de un pintor, con la finura, el ritmo exacto y el cuidado de un coreógrafo, y es que Puerto de coral de Havanafama no es más que eso la unión de todos sus elementos expresivos en función de una efectiva recepción, por eso escuchamos a los espectadores que por momentos parecen perder la noción del espacio en que se encuentran y se escucha ora un suspiro, ora una carcajada ora un sollozo.

La artesanía teatral y su acabado no funcionan como elementos divorciados de sus protagonistas y ahí es donde encontramos los valores de teatralidad. El director apuesta por la imagen hermosa que centra su mira en las actrices por eso podemos hablar de un cuidadoso trabajo con los objetos que ayudan y acentúan cada instante actoral.

La partitura sonora es otro de lo aciertos del montaje. Nos trae los aires pintorescos de un Caibarién irremediablemente musical, jaranero, poético y sentimental. La música aquí no ilustra sino que recrea y apoya la proyección de las emociones que se suscitan en la escena.

Música, escenografía, luces, texto y su elemento fundamental, las actrices, funcionan como un todo unificado que enamora hasta al más escéptico de los espectadores. Ante tanta sinceridad y calidad interpretativa es difícil no dejar que el alma viaje y sea parte de ese Caibarién evocado como metáfora del sitio en que tan bien se siente el hombre.

Hablar de una actriz en específico sería una arrogancia y una frialdad espantosa, uno de los pilares más especiales y valiosos de esta puesta es la concatenación de todas sus protagonistas las que están en disposición de sus demás compañeras, porque eso es lo que hace valedero el arte del actor. El teatro funciona como unión de sus elementos y eso se ve claramente en esta puesta en escena.

Gracias a Havanafama por traer a mi vida una satisfacción enorme que no se mide por impresiones simples, sino por la capacidad de emocionarme una y otra vez ante esta poesía que han hecho desde mi obra que deja de ser mía para ser de ellos, porque ya mi Puerto de coral se convirtió en el puerto en el que anclaron para quedarse siempre Juan Roca, Belkis Proenza, Julie de Grandi, Oneysis Valido y Deysi Fontao.

Felicidades y éxitos en esta nueva temporada.

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