La palangana de oro: NOSTALGIA hecha luz
Por Yoan Vega (Comentario recogido de la red social Facebook.)
Es imposible vivir en Miami sin evocar Cuba. Cuba es un estigma que lleva cada uno de los que nacieron bajo su seno. No es necesaria la palabra cuando va acompañada de un simple gesto. Es por eso que la nostalgia es una constante que se trasmite de generación en generación. En esta puesta en escena coinciden varias generaciones, con diversas razones para haber abandonado la tierra que los vió nacer.Todos los personajes Cheo, Madrina, Tila, Tata y el vecino del tambor que anuncia llegadas y despesdidas, representan el paralelismo que existe entre el sueño y la desilusión.
Es paralelo el pensamiento de todos los que se quedan o los que se van. Nos construimos sueños de pequeñas cosas y seguimos existiendo en un maravilloso universo, muchas veces creado por nosotros mismos.
El solar de la palangana de oro, que en su primer fin de semana contó con cientos de espectadores (sin enumerar a los que no pudieron entrar), nos lleva a un viaje, a un pasado que es presente –porque nunca las constantes en nuestras vidas fueron pasados–, con la detallada dirección del director de Artefactus Teatro, Eddy D. Souza, un niño de alma que cree en todas las posibilidades de la magia. Muy agradable la ambientación y dirección de arte de Alejandro Galindo. Destacan las actuaciones de Jorge Ovies en la costumbrista y muy cubana caracterización de Cheo; la siempre única presencia de Belkis Proenza, que nos conduce de la mano en un viaje. Oneysis Valido que es Lana Turner, por momentos, o Scarlett O’Hara, o simplente esa chica maravillosa que sólo tiene que entrar a una habitación oscura para que sea iluminada. La frescura de Carlos Arrechea en un perseverante y algo pueril Tata y el orgánico aporte de Alexander Jimenez que, al ritmo del tambor, marca el comienzo y final de este delirante eco de carnaval que siempre llevamos dentro.
Usted no necesariamente tiene que ser cubano. Los sueños son universales y soñamos todos a pequeña o gran escala. Muchas gracias al director de Havanafama, Juan Roca y a su equipo, por hacer posible este sueño.
Los invito a que se sumerjan en las aguas de esta palangana.
Es paralelo el pensamiento de todos los que se quedan o los que se van. Nos construimos sueños de pequeñas cosas y seguimos existiendo en un maravilloso universo, muchas veces creado por nosotros mismos.
El solar de la palangana de oro, que en su primer fin de semana contó con cientos de espectadores (sin enumerar a los que no pudieron entrar), nos lleva a un viaje, a un pasado que es presente –porque nunca las constantes en nuestras vidas fueron pasados–, con la detallada dirección del director de Artefactus Teatro, Eddy D. Souza, un niño de alma que cree en todas las posibilidades de la magia. Muy agradable la ambientación y dirección de arte de Alejandro Galindo. Destacan las actuaciones de Jorge Ovies en la costumbrista y muy cubana caracterización de Cheo; la siempre única presencia de Belkis Proenza, que nos conduce de la mano en un viaje. Oneysis Valido que es Lana Turner, por momentos, o Scarlett O’Hara, o simplente esa chica maravillosa que sólo tiene que entrar a una habitación oscura para que sea iluminada. La frescura de Carlos Arrechea en un perseverante y algo pueril Tata y el orgánico aporte de Alexander Jimenez que, al ritmo del tambor, marca el comienzo y final de este delirante eco de carnaval que siempre llevamos dentro.
Usted no necesariamente tiene que ser cubano. Los sueños son universales y soñamos todos a pequeña o gran escala. Muchas gracias al director de Havanafama, Juan Roca y a su equipo, por hacer posible este sueño.
Los invito a que se sumerjan en las aguas de esta palangana.
No comments:
Post a Comment