PROMETEO EN EL FESTIVAL DE TEATRO.
Por Angel Cuadra
DIARIO LAS AMÉRICAS.
El Grupo Prometeo de Teatro ha estado presente durante años en el Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami. Este año, en la XXV edición del Festival, Prometeo participa con la obra “Filo al Fuego”, del escritor dramático Oliver Meyer, que se presentó en estreno el pasado viernes 9 de julio, en el Auditorium del Miami Dade College, del downtown.
El largo elenco de esta peculiar obra está integrado por alumnos de dicho seminario de teatro, bajo la dirección de Joann Yarrow, actual directora de Prometeo.
Ella ha realizado una loable tarea para llevar a escena esta obra, en la que intervienen diecisiete personajes en un movimiento escénico complicado, por cuanto casi siempre están en la escena o sus alrededores todo el elenco.
Esta obra de Oliver Meyer lleva al espectador a entrar en el mundo del boxeo: las sesiones del gimnasio, los equipos para el entrenamiento de los boxeadores, los ejercicios de los mismos, los entrenadores, los reporteros deportivos, animadores, árbitros y todo ese cortejo de fanáticos de este deporte, que rodea la vida de los “ídolos del ring”. Todo esto circundando un “ring” de combate que está en el centro del escenario, donde tienen lugar los encuentros de los boxeadores.
El espectáculo se engrandece y complementa con música popular (en especial cubana), bailes, ritmos de tambores, de modo que se logra armonizar la atmósfera del ring y el gimnasio con las fiestas de los fanáticos que siguen en coro a los boxeadores.
En medio de eso se desarrollan las escenas de la vida privada de los gladiadores, cuya figura central es Mantequilla Décimo, campeón mundial de su peso, de origen cubano, que en la realidad histórica fue el gran boxeador cubano Mantequilla Nápoles. Este papel está a cargo de Anthony Bless, que encarna bastante bien el personaje, con su hablar a lo cubano, la exaltación de su cubanía y la vanidad usual de los campeones.
Su rival en la obra es Pedro Quin, retador estadounidense de origen mexicano; personaje de complicada psicología, sentimental y de vacilante sexualidad, que interpreta Luis Fuentes, con cierta eficacia en este difícil papel.
El otro boxeador, Wilfredo Vinal, boricua, grosero, agresivo, alardoso, papel a cargo de Boris Roa, que logra una buena caracterización del personaje, aunque a pesar de su voz fuerte, a veces se apaga por dejar caer el final de la frase.
Dos viejos boxeadores apadrinan a cada uno de los contendientes: Alacrán, que interpreta Orlando Arias, con muy buena interpretación, y El Mocho, a cargo de Ariel Polo que, en mi opinión, alcanza la mejor actuación en el conjunto, bien logrados los matices y las transiciones de su personaje.
Bien Michael A. González en su imitación de Beny Moré, y Guillermo Pérez en la rectitud sin palabras del árbitro. Sarah Córdoba en la sensual Sarita, y el resto del conjunto, con un nivel general aceptable de actuación, lo que habla bien de la enseñanza recibida en este en este seminario para actores.
Hay que destacar, finalmente, la eficacia del movimiento escénico que ha logrado dar a la puesta en escena la directora Joann M. Yarrow; todo lo que, unido al magnífico juego de las luces, las canciones sugerentes y los paréntesis de los bailes del grupo, hacen de “Filo al Fuego”, una buena contribución más de Prometeo al Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami.
El largo elenco de esta peculiar obra está integrado por alumnos de dicho seminario de teatro, bajo la dirección de Joann Yarrow, actual directora de Prometeo.
Ella ha realizado una loable tarea para llevar a escena esta obra, en la que intervienen diecisiete personajes en un movimiento escénico complicado, por cuanto casi siempre están en la escena o sus alrededores todo el elenco.
Esta obra de Oliver Meyer lleva al espectador a entrar en el mundo del boxeo: las sesiones del gimnasio, los equipos para el entrenamiento de los boxeadores, los ejercicios de los mismos, los entrenadores, los reporteros deportivos, animadores, árbitros y todo ese cortejo de fanáticos de este deporte, que rodea la vida de los “ídolos del ring”. Todo esto circundando un “ring” de combate que está en el centro del escenario, donde tienen lugar los encuentros de los boxeadores.
El espectáculo se engrandece y complementa con música popular (en especial cubana), bailes, ritmos de tambores, de modo que se logra armonizar la atmósfera del ring y el gimnasio con las fiestas de los fanáticos que siguen en coro a los boxeadores.
En medio de eso se desarrollan las escenas de la vida privada de los gladiadores, cuya figura central es Mantequilla Décimo, campeón mundial de su peso, de origen cubano, que en la realidad histórica fue el gran boxeador cubano Mantequilla Nápoles. Este papel está a cargo de Anthony Bless, que encarna bastante bien el personaje, con su hablar a lo cubano, la exaltación de su cubanía y la vanidad usual de los campeones.
Su rival en la obra es Pedro Quin, retador estadounidense de origen mexicano; personaje de complicada psicología, sentimental y de vacilante sexualidad, que interpreta Luis Fuentes, con cierta eficacia en este difícil papel.
El otro boxeador, Wilfredo Vinal, boricua, grosero, agresivo, alardoso, papel a cargo de Boris Roa, que logra una buena caracterización del personaje, aunque a pesar de su voz fuerte, a veces se apaga por dejar caer el final de la frase.
Dos viejos boxeadores apadrinan a cada uno de los contendientes: Alacrán, que interpreta Orlando Arias, con muy buena interpretación, y El Mocho, a cargo de Ariel Polo que, en mi opinión, alcanza la mejor actuación en el conjunto, bien logrados los matices y las transiciones de su personaje.
Bien Michael A. González en su imitación de Beny Moré, y Guillermo Pérez en la rectitud sin palabras del árbitro. Sarah Córdoba en la sensual Sarita, y el resto del conjunto, con un nivel general aceptable de actuación, lo que habla bien de la enseñanza recibida en este en este seminario para actores.
Hay que destacar, finalmente, la eficacia del movimiento escénico que ha logrado dar a la puesta en escena la directora Joann M. Yarrow; todo lo que, unido al magnífico juego de las luces, las canciones sugerentes y los paréntesis de los bailes del grupo, hacen de “Filo al Fuego”, una buena contribución más de Prometeo al Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami.
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