En Miami, Foro Novísimo Teatro Cubano
Realizado en Miami un encuentro académico integrado por especialistas y artistas del teatro, residentes en Cuba y en Estados Unidos.
por Maité Hernández-Lorenzo.
Realizado en Miami un encuentro académico integrado por especialistas y artistas del teatro, residentes en Cuba y en Estados Unidos por Maité Hernández-Lorenzo Desde hace tres semanas la ciudad de Miami ha estado recibiendo la temporada de Chamaco, pieza del joven dramaturgo cubano Abel González Melo, bajo la dirección de Alberto Sarraín, líder del grupo cultural La Má Teodora. Interpretada en su mayoría por actores cubanos residentes en Estados Unidos y algunos de ellos de larga trayectoria en Cuba, la obra ha concebido a su alrededor otras acciones que promueven el teatro cubano tanto dentro como fuera de la Isla. Ello ha sido resultado intrínseco del proyecto Archivo Digital de Teatro Cubano.
Por esa razón, el montaje también ha permitido el foro Novísimo Teatro Cubano en el que teatristas de disímiles disciplinas ofrecieron sus perspectivas sobre la pieza de González Melo y también sobre una zona de creación mas reciente del teatro en Cuba.
Bajo los auspicios del Archivo Digital del Teatro Cubano de la Universidad de Miami (UM), del Center of Latinamerican Studies de la UM, del Cuban Research Institute de la Universidad Internacional de la Florida, así como del grupo cultural La Má Teodora y del Joseph Carter Fund, Modern Languages and Literature, se desarrolló un encuentro académico integrado por especialistas y artistas residentes en Cuba y en Estados Unidos el pasado sábado.
La profesora y ensayista de origen cubano radicada en Estados Unidos, Dra. Lillian Manzor, una de las principales impulsoras y organizadoras de la cita; la traductora y académica estadunidense Dra. Yael Prizant; el director cubano establecido en Estados Unidos, Alberto Sarraín; el dramaturgo cubano, actualmente entre La Habana y Madrid, Abel González Melo, y los cubanos residentes en la Isla, el crítico Omar Valiño y quien esto escribe, integramos la mesa de debate.
La Dra. Uva de Aragón, directora del Cuban Research Institute, de la FIU y una de las más prestigiosas ensayistas y especialistas de estudios cubanos, ofreció la bienvenida en nombre del centro que dirige y de las demás instituciones anfitrionas.
Luego la Dra. Manzor, destacada por sus investigaciones y análisis del teatro cubano y actualmente directora del Programa de Estudios Latinoamericanos y del Archivo Digital de Teatro Cubano, abrió la sesión dedicándole el encuentro académico al director y productor teatral Gilberto Zaldívar, fallecido recientemente, quien fuera una de las figuras más importantes del teatro cubano fuera de la Isla y fundador y líder de la compañía Repertorio Español, radicada en Nueva York. Desde ese núcleo, Zaldívar contribuyó a intensificar el dialogo artístico y humano entre los teatristas de las dos orillas durante varias décadas.
Según Manzor, el Archivo se propone “salvaguardar la herencia patrimonial del teatro cubano, dondequiera que este se escriba o se monte, y difundir esta historia mediante las nuevas tecnologías. El adjetivo ‘cubano’ se refiere a cubano en el sentido que le confiere Ana López a ‘la Gran Cuba’, ese espacio cultural y no necesariamente geográfico donde convive la producción cultural insular y diaspórica. También es ese espacio o zona fronteriza donde la cubanidad es reconfigurada como resultado del encuentro en competencia entre jurisdicciones nacionales y la economía global”.
El Archivo es contentivo de manuscritos de obras, cuadernos de dirección, programas de mano, carteles, fotografías, videos, todo lo concerniente a un proceso de montaje y su estreno. En estrecho vinculo con la Cuban Heritage Colection donde radica la mayor parte del material físico del Archivo, el proyecto se encuentra en constante renovación y actualización.
En Cuba ha establecido relación y colaboración con el proyecto de Diseño Escénico Cubano al cuidado del artista Jesús Ruiz. En el se puede acceder a más de cinco mil entradas y se encuentran digitalizados todos los diseños de las obras de Abelardo Estorino, la compañía Rita Montaner y el Teatro Universitario de La Habana.
En su intervención, Lillian destacó que el montaje, la publicación del texto y el encuentro académico forman parte de un grupo de acciones que el Archivo y La Má Teodora buscan fomentar entre las escenas de Miami y Cuba. Este es solo un paso más dentro del intenso intercambio que ambas zonas del teatro cubano pueden protagonizar, tanto en Miami como en la Isla.
Uno de los valores reales que tiene un proyecto de esta naturaleza, es el de poner a disposición de los usuarios de Cuba y del mundo, la información histórica y actual de lo que acontece en la escena nacional.
Chamaco
La exposición de Manzor dio paso a la sesión de los panelistas más enfocada en Chamaco y en dos ejemplos de los novísimos teatristas cubanos, término a debate en el panorama escénico de la Isla en estos momentos.
Moderado por la Lic. Dinorah Pérez Rementería, especialista cubana radicada en Estados Unidos, el primer panel abrió con la charla de Dra. Yael Prizant, profesora de la Universidad de Notre Dame, en Indiana.
Autora de la traducción del español al inglés para la edición bilingüe preparada por el Archivo, la Dra. Prizant comentó sobre las pertinencias de la pieza para despertar el debate sobre la Cuba de hoy. Relató al público su experiencia personal con sus alumnos y reveló los inmensos valores literarios que descubrió en la obra de Abel González, haciendo énfasis en el excelente manejo del idioma y de las lecturas que su propuesta espacial genera.
También se refirió al enorme desafío que constituyeron las faenas de traducción por tratarse de un lenguaje sumamente coloquial, pleno de códigos y palabras de la jerga. Aquí se detuvo para explicar algunas variantes referentes a frases y nombres de lugares solo localizables en Cuba, como el del Parque Central, sitio donde se desarrolla mayormente la acción; o el de la propia voz chamaco. En este sentido, sostuvo que el diálogo con el dramaturgo y con Sarraín fue decisivo para encontrar las palabras, frases que no cambiaran su sentido en la pieza.
A propósito de ello, el tema provocó en el público una polémica en la cual algunos apostaban por que el texto en inglés mantuviera ciertas palabras y nombres cuya traducción literal podría crear un equívoco o una traslación mecánica. De esa forma, algunos abogaban por conservar el nombre de Parque Central y no Central Park, de otras connotaciones en Estados Unidos, por ejemplo.
Para Yael fue una lectura potente, colmada de otras visiones que le permitieron a ella y a sus estudiantes entender que no se trataba de una obra solamente cubana sino de resonancia universal.
En la segunda parte del primer panel abordé lo social en Chamaco a partir de un análisis desde lo literario. Lo social transido de lo existencial y humano fue el eje de mi intervención. Esos universos trastocados donde personajes “marginables” negocian, dialogan y sucumben ante un destino trágico que los domina. Me refirí, además, al metatexto que el propio autor va relatando en las acotaciones, una especie de deseo que se agazapa ante la propia historia que narra, una salida apenas solapada al conflicto del cual es testigo.
Los novísimos
La segunda sesión del panel, moderada por Eva Silot, estudiante de origen cubano de la UM, versó con más especificidad en torno a los novísimos y su presencia, a través de dos obras teatrales, en el panorama cubano contemporáneo.
Omar Valiño, director de la revista de teatro cubano Tablas y de la casa editorial Tablas-Alarcos, aludió, de modo general, a las características que diferencian este grupo generacional del resto de los dramaturgos jóvenes cubanos, así como al proyecto Tubo de Ensayo, del cual proceden. En su mayoría estudiantes del Instituto Superior de Arte (ISA) y sin una trayectoria de gran impacto en la escena cubana, algunos de estos noveles escritores y teatrólogos en ciernes, van dejando una marca palpable en las publicaciones y espacios del teatro cubano.
Tubo de ensayo, poseedor de una multimedia donde están agrupados tanto los dramaturgos como los críticos, todos ellos entonces estudiantes del ISA, se disparó con mayor visibilidad gracias a la antología de obras teatrales preparada por la joven teatróloga cubana Yohayna Hernández. A raíz de su aparición bajo la colección Teatro Cubano Actual, de Tablas-Alarcos, se desató una polémica que en gran medida denunciaba un conflicto generacional, más allá de la coyuntura de la propia selección y del espacio que la legitimaba.
A propósito, Valiño apuntó que, sin dudas, este fenómeno estaba moviendo las piedras del teatro cubano, estaba señalando un camino, una vía posible de renovación, pero lamentablemente este movimiento no había producido sus directores pariguales o equivalentes. En esta generación lo que sobresale son los dramaturgos y críticos, y no así sus propios directores. En este sentido, se refirió a los dos autores que destaca entre el grupo, cuyas obras ya en escena no han encontrado los directores capaces de leer lo que estas nuevas piezas están planteando en el escenario contemporáneo, no solo del teatro sino también de la sociedad cubana.
En su exposición Valiño hizo un breve recorrido por la discontinuidad de la dramaturgia cubana más reciente. La generación de los ochenta, de la cual se siente parte también, emigró de Cuba y esa salida dio lugar a una década en la que no se renovó la escritura escénica de la Isla. Algunos de esos autores nunca más fueron llevados a escena, otros dejaron de escribir teatro y son escasos los ejemplos de los que han mantenido con Cuba un vínculo creativo.
En este punto, se produjo una sesión de debate donde algunos se cuestionaron el futuro del teatro cubano teniendo en cuenta esa experiencia de ruptura. No hay manera de avizorar si en los años más próximos ocurrirá o no lo mismo. La discusión en torno a esos jóvenes autores pasa por la necesidad de que sus piezas sean montadas ahora, ante un espectador contemporáneo que dialogue activamente con esos textos, muchos de ellos duros, estremecedores y desesperanzadores.
Por su parte, Alberto Sarraín, director teatral y líder de La Má Teodora leyó su introducción a la edición cubana de Vacas, obra de Rogelio Orizondo, uno de estos noveles creadores. Sarraín formó parte del jurado que entregó a Orizondo el Premio David en su edición 2007, uno de los más prestigiosos y antiguos certámenes para jóvenes escritores del país, convocado por la UNEAC. En su texto llama la atención sobre la capacidad del autor para, “sin huir de la particularidad de su discurso” mostrar “una voz inclusiva que puede leerse en cualquier sociedad occidental contemporánea, con el mismo valor, peso y urgencia”.
Desde el tema racial, feminista, homoerótico, establece una reflexión y conflicto que llegó tardíamente a la escena cubana. Para Alberto Sarraín con estos personajes, Orizondo nos “ofrece una visión completamente desprejuiciada, libre, de la relación erótico triangular de sus protagonistas, sin acentuar el tema, sin subrayarlo, dejando que sus mujeres asuman la vida —la erótica incluida— desde la cotidianidad, la desfachatez de lo privado, lo natural”.
De Rogelio Orizondo transitamos a una nueva Electra en el teatro cubano gracias a la versión que Yerandy Fleites, autor de la nómina de los novísimos, hiciera del original de Sófocles. Jardín de héroes obtuvo el Premio Calendario que otorga la Asociación Hermanos Saiz.
González Melo, un autor que con respecto a este grupo de los novísimos se ubica en una especie de gozne o puente entre su generación precedente y esta, señala con justicia que no solo la Electra de Fleites le debe, obviamente, al original griego, sino también a la fuerte tradición cubana de aproximaciones a los textos clásicos. Desde la temprana y crucial Electra Garrigó, de Virgilio Piñera o las Medeas de José Triana, Reinaldo Montero y la reciente de Abelardo Estorino. El autor de Chamaco destaca a Fleites entre sus coetáneos y llama la atención sobre la recurrencia en Fleites por versionar a los griegos: Un bello sino, a partir de Medea, Antígona, publicada en Tablas, e Ifigenia en Argos, aún inédita.
La mirada contemporánea sobre el original se verifica para González Melo en que se trata de personajes “ajenos a la divinidad que la tragedia clásica impone, expuestos a la intemperie cotidiana (…) que ansían resolver sus vidas despojados de dogmas. No creen en las profecías sino en sus propios cuerpos, en su inteligencia más que en su linaje, en el destino que como amantes u obreros consigan labrarse. Sueñan con tener hogar, pareja, hijos, en un espacio desprovisto de retórica y falso estoicismo”.
Abel recordó en su intervención las palabras de elogio del narrador y ensayista Francisco López Sacha en la presentación que se hiciera de Jardín de héroes en la anterior Feria del Libro. Sacha, con esa elocuencia tan propia, le espetó que debía dedicase a escribir teatro y que su pieza era solo comparable con la Electra Garrigó de Virgilio Piñera. González Melo va un poco más allá y plantea que “no sólo recuerdo a Piñera, sino que pienso con fervor en Martí, en la vida que Yerandy ha tenido en ese pueblo olvidado al centro de la Isla solitaria donde nació, y en ese modelo de patria que estos personajes, desesperados y anhelosos, advierten al mismo tiempo como ara y pedestal”.
Al finalizar, los panelistas sostuvieron un intenso diálogo con el público sobre el futuro del teatro en Cuba, la inserción de esos jóvenes escritores en el panorama escénico de la Isla, así como la pertinencia de seguir convocando a espacios como este, tanto en Cuba como fuera de ella, donde el teatro cubano sea un puente firme de intercambio de ideas y de creación artística.
El Archivo Digital de Teatro Cubano es, sin duda, uno de esos espacios reales donde puede verificarse la escena cubana como un continuum, o un aleph de la creación teatral cubana.
EXTRAORDINARIA SESIÓN DE NOVíSIMO TEATRO CUBANO
POR OLGA CONNOR en el Nuevo Herald.
Enlace: ARTEDFACTUS.
Realizado en Miami un encuentro académico integrado por especialistas y artistas del teatro, residentes en Cuba y en Estados Unidos.
por Maité Hernández-Lorenzo.
Realizado en Miami un encuentro académico integrado por especialistas y artistas del teatro, residentes en Cuba y en Estados Unidos por Maité Hernández-Lorenzo Desde hace tres semanas la ciudad de Miami ha estado recibiendo la temporada de Chamaco, pieza del joven dramaturgo cubano Abel González Melo, bajo la dirección de Alberto Sarraín, líder del grupo cultural La Má Teodora. Interpretada en su mayoría por actores cubanos residentes en Estados Unidos y algunos de ellos de larga trayectoria en Cuba, la obra ha concebido a su alrededor otras acciones que promueven el teatro cubano tanto dentro como fuera de la Isla. Ello ha sido resultado intrínseco del proyecto Archivo Digital de Teatro Cubano.
Por esa razón, el montaje también ha permitido el foro Novísimo Teatro Cubano en el que teatristas de disímiles disciplinas ofrecieron sus perspectivas sobre la pieza de González Melo y también sobre una zona de creación mas reciente del teatro en Cuba.
Bajo los auspicios del Archivo Digital del Teatro Cubano de la Universidad de Miami (UM), del Center of Latinamerican Studies de la UM, del Cuban Research Institute de la Universidad Internacional de la Florida, así como del grupo cultural La Má Teodora y del Joseph Carter Fund, Modern Languages and Literature, se desarrolló un encuentro académico integrado por especialistas y artistas residentes en Cuba y en Estados Unidos el pasado sábado.
La profesora y ensayista de origen cubano radicada en Estados Unidos, Dra. Lillian Manzor, una de las principales impulsoras y organizadoras de la cita; la traductora y académica estadunidense Dra. Yael Prizant; el director cubano establecido en Estados Unidos, Alberto Sarraín; el dramaturgo cubano, actualmente entre La Habana y Madrid, Abel González Melo, y los cubanos residentes en la Isla, el crítico Omar Valiño y quien esto escribe, integramos la mesa de debate.
La Dra. Uva de Aragón, directora del Cuban Research Institute, de la FIU y una de las más prestigiosas ensayistas y especialistas de estudios cubanos, ofreció la bienvenida en nombre del centro que dirige y de las demás instituciones anfitrionas.
Luego la Dra. Manzor, destacada por sus investigaciones y análisis del teatro cubano y actualmente directora del Programa de Estudios Latinoamericanos y del Archivo Digital de Teatro Cubano, abrió la sesión dedicándole el encuentro académico al director y productor teatral Gilberto Zaldívar, fallecido recientemente, quien fuera una de las figuras más importantes del teatro cubano fuera de la Isla y fundador y líder de la compañía Repertorio Español, radicada en Nueva York. Desde ese núcleo, Zaldívar contribuyó a intensificar el dialogo artístico y humano entre los teatristas de las dos orillas durante varias décadas.
Según Manzor, el Archivo se propone “salvaguardar la herencia patrimonial del teatro cubano, dondequiera que este se escriba o se monte, y difundir esta historia mediante las nuevas tecnologías. El adjetivo ‘cubano’ se refiere a cubano en el sentido que le confiere Ana López a ‘la Gran Cuba’, ese espacio cultural y no necesariamente geográfico donde convive la producción cultural insular y diaspórica. También es ese espacio o zona fronteriza donde la cubanidad es reconfigurada como resultado del encuentro en competencia entre jurisdicciones nacionales y la economía global”.
El Archivo es contentivo de manuscritos de obras, cuadernos de dirección, programas de mano, carteles, fotografías, videos, todo lo concerniente a un proceso de montaje y su estreno. En estrecho vinculo con la Cuban Heritage Colection donde radica la mayor parte del material físico del Archivo, el proyecto se encuentra en constante renovación y actualización.
En Cuba ha establecido relación y colaboración con el proyecto de Diseño Escénico Cubano al cuidado del artista Jesús Ruiz. En el se puede acceder a más de cinco mil entradas y se encuentran digitalizados todos los diseños de las obras de Abelardo Estorino, la compañía Rita Montaner y el Teatro Universitario de La Habana.
En su intervención, Lillian destacó que el montaje, la publicación del texto y el encuentro académico forman parte de un grupo de acciones que el Archivo y La Má Teodora buscan fomentar entre las escenas de Miami y Cuba. Este es solo un paso más dentro del intenso intercambio que ambas zonas del teatro cubano pueden protagonizar, tanto en Miami como en la Isla.
Uno de los valores reales que tiene un proyecto de esta naturaleza, es el de poner a disposición de los usuarios de Cuba y del mundo, la información histórica y actual de lo que acontece en la escena nacional.
Chamaco
La exposición de Manzor dio paso a la sesión de los panelistas más enfocada en Chamaco y en dos ejemplos de los novísimos teatristas cubanos, término a debate en el panorama escénico de la Isla en estos momentos.
Moderado por la Lic. Dinorah Pérez Rementería, especialista cubana radicada en Estados Unidos, el primer panel abrió con la charla de Dra. Yael Prizant, profesora de la Universidad de Notre Dame, en Indiana.
Autora de la traducción del español al inglés para la edición bilingüe preparada por el Archivo, la Dra. Prizant comentó sobre las pertinencias de la pieza para despertar el debate sobre la Cuba de hoy. Relató al público su experiencia personal con sus alumnos y reveló los inmensos valores literarios que descubrió en la obra de Abel González, haciendo énfasis en el excelente manejo del idioma y de las lecturas que su propuesta espacial genera.
También se refirió al enorme desafío que constituyeron las faenas de traducción por tratarse de un lenguaje sumamente coloquial, pleno de códigos y palabras de la jerga. Aquí se detuvo para explicar algunas variantes referentes a frases y nombres de lugares solo localizables en Cuba, como el del Parque Central, sitio donde se desarrolla mayormente la acción; o el de la propia voz chamaco. En este sentido, sostuvo que el diálogo con el dramaturgo y con Sarraín fue decisivo para encontrar las palabras, frases que no cambiaran su sentido en la pieza.
A propósito de ello, el tema provocó en el público una polémica en la cual algunos apostaban por que el texto en inglés mantuviera ciertas palabras y nombres cuya traducción literal podría crear un equívoco o una traslación mecánica. De esa forma, algunos abogaban por conservar el nombre de Parque Central y no Central Park, de otras connotaciones en Estados Unidos, por ejemplo.
Para Yael fue una lectura potente, colmada de otras visiones que le permitieron a ella y a sus estudiantes entender que no se trataba de una obra solamente cubana sino de resonancia universal.
En la segunda parte del primer panel abordé lo social en Chamaco a partir de un análisis desde lo literario. Lo social transido de lo existencial y humano fue el eje de mi intervención. Esos universos trastocados donde personajes “marginables” negocian, dialogan y sucumben ante un destino trágico que los domina. Me refirí, además, al metatexto que el propio autor va relatando en las acotaciones, una especie de deseo que se agazapa ante la propia historia que narra, una salida apenas solapada al conflicto del cual es testigo.
Los novísimos
La segunda sesión del panel, moderada por Eva Silot, estudiante de origen cubano de la UM, versó con más especificidad en torno a los novísimos y su presencia, a través de dos obras teatrales, en el panorama cubano contemporáneo.
Omar Valiño, director de la revista de teatro cubano Tablas y de la casa editorial Tablas-Alarcos, aludió, de modo general, a las características que diferencian este grupo generacional del resto de los dramaturgos jóvenes cubanos, así como al proyecto Tubo de Ensayo, del cual proceden. En su mayoría estudiantes del Instituto Superior de Arte (ISA) y sin una trayectoria de gran impacto en la escena cubana, algunos de estos noveles escritores y teatrólogos en ciernes, van dejando una marca palpable en las publicaciones y espacios del teatro cubano.
Tubo de ensayo, poseedor de una multimedia donde están agrupados tanto los dramaturgos como los críticos, todos ellos entonces estudiantes del ISA, se disparó con mayor visibilidad gracias a la antología de obras teatrales preparada por la joven teatróloga cubana Yohayna Hernández. A raíz de su aparición bajo la colección Teatro Cubano Actual, de Tablas-Alarcos, se desató una polémica que en gran medida denunciaba un conflicto generacional, más allá de la coyuntura de la propia selección y del espacio que la legitimaba.
A propósito, Valiño apuntó que, sin dudas, este fenómeno estaba moviendo las piedras del teatro cubano, estaba señalando un camino, una vía posible de renovación, pero lamentablemente este movimiento no había producido sus directores pariguales o equivalentes. En esta generación lo que sobresale son los dramaturgos y críticos, y no así sus propios directores. En este sentido, se refirió a los dos autores que destaca entre el grupo, cuyas obras ya en escena no han encontrado los directores capaces de leer lo que estas nuevas piezas están planteando en el escenario contemporáneo, no solo del teatro sino también de la sociedad cubana.
En su exposición Valiño hizo un breve recorrido por la discontinuidad de la dramaturgia cubana más reciente. La generación de los ochenta, de la cual se siente parte también, emigró de Cuba y esa salida dio lugar a una década en la que no se renovó la escritura escénica de la Isla. Algunos de esos autores nunca más fueron llevados a escena, otros dejaron de escribir teatro y son escasos los ejemplos de los que han mantenido con Cuba un vínculo creativo.
En este punto, se produjo una sesión de debate donde algunos se cuestionaron el futuro del teatro cubano teniendo en cuenta esa experiencia de ruptura. No hay manera de avizorar si en los años más próximos ocurrirá o no lo mismo. La discusión en torno a esos jóvenes autores pasa por la necesidad de que sus piezas sean montadas ahora, ante un espectador contemporáneo que dialogue activamente con esos textos, muchos de ellos duros, estremecedores y desesperanzadores.
Por su parte, Alberto Sarraín, director teatral y líder de La Má Teodora leyó su introducción a la edición cubana de Vacas, obra de Rogelio Orizondo, uno de estos noveles creadores. Sarraín formó parte del jurado que entregó a Orizondo el Premio David en su edición 2007, uno de los más prestigiosos y antiguos certámenes para jóvenes escritores del país, convocado por la UNEAC. En su texto llama la atención sobre la capacidad del autor para, “sin huir de la particularidad de su discurso” mostrar “una voz inclusiva que puede leerse en cualquier sociedad occidental contemporánea, con el mismo valor, peso y urgencia”.
Desde el tema racial, feminista, homoerótico, establece una reflexión y conflicto que llegó tardíamente a la escena cubana. Para Alberto Sarraín con estos personajes, Orizondo nos “ofrece una visión completamente desprejuiciada, libre, de la relación erótico triangular de sus protagonistas, sin acentuar el tema, sin subrayarlo, dejando que sus mujeres asuman la vida —la erótica incluida— desde la cotidianidad, la desfachatez de lo privado, lo natural”.
De Rogelio Orizondo transitamos a una nueva Electra en el teatro cubano gracias a la versión que Yerandy Fleites, autor de la nómina de los novísimos, hiciera del original de Sófocles. Jardín de héroes obtuvo el Premio Calendario que otorga la Asociación Hermanos Saiz.
González Melo, un autor que con respecto a este grupo de los novísimos se ubica en una especie de gozne o puente entre su generación precedente y esta, señala con justicia que no solo la Electra de Fleites le debe, obviamente, al original griego, sino también a la fuerte tradición cubana de aproximaciones a los textos clásicos. Desde la temprana y crucial Electra Garrigó, de Virgilio Piñera o las Medeas de José Triana, Reinaldo Montero y la reciente de Abelardo Estorino. El autor de Chamaco destaca a Fleites entre sus coetáneos y llama la atención sobre la recurrencia en Fleites por versionar a los griegos: Un bello sino, a partir de Medea, Antígona, publicada en Tablas, e Ifigenia en Argos, aún inédita.
La mirada contemporánea sobre el original se verifica para González Melo en que se trata de personajes “ajenos a la divinidad que la tragedia clásica impone, expuestos a la intemperie cotidiana (…) que ansían resolver sus vidas despojados de dogmas. No creen en las profecías sino en sus propios cuerpos, en su inteligencia más que en su linaje, en el destino que como amantes u obreros consigan labrarse. Sueñan con tener hogar, pareja, hijos, en un espacio desprovisto de retórica y falso estoicismo”.
Abel recordó en su intervención las palabras de elogio del narrador y ensayista Francisco López Sacha en la presentación que se hiciera de Jardín de héroes en la anterior Feria del Libro. Sacha, con esa elocuencia tan propia, le espetó que debía dedicase a escribir teatro y que su pieza era solo comparable con la Electra Garrigó de Virgilio Piñera. González Melo va un poco más allá y plantea que “no sólo recuerdo a Piñera, sino que pienso con fervor en Martí, en la vida que Yerandy ha tenido en ese pueblo olvidado al centro de la Isla solitaria donde nació, y en ese modelo de patria que estos personajes, desesperados y anhelosos, advierten al mismo tiempo como ara y pedestal”.
Al finalizar, los panelistas sostuvieron un intenso diálogo con el público sobre el futuro del teatro en Cuba, la inserción de esos jóvenes escritores en el panorama escénico de la Isla, así como la pertinencia de seguir convocando a espacios como este, tanto en Cuba como fuera de ella, donde el teatro cubano sea un puente firme de intercambio de ideas y de creación artística.
El Archivo Digital de Teatro Cubano es, sin duda, uno de esos espacios reales donde puede verificarse la escena cubana como un continuum, o un aleph de la creación teatral cubana.
EXTRAORDINARIA SESIÓN DE NOVíSIMO TEATRO CUBANO
POR OLGA CONNOR en el Nuevo Herald.
Enlace: ARTEDFACTUS.
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