Foto: Asela Torre. Un objeto de deseo. Nattacha Amador, Yamilé Amador y Jorge Hernández.
“Un objeto de deseo”: una obra controversial.
Publicado el 23 de Febrero de 2006 en el Diario las américas.
por Uva de Aragón
El próximo sábado 25 de febrero a la 1 p.m. el profesor Luis F. González-Cruz presentará en Ediciones Universales “Un objeto de deseo”, obra de teatro de Matías Montes Huidobro, recién publicada por esa casa editorial. La puesta en escena tuvo lugar el pasado mes, en el marco del Congreso “Celebrando a Martí”, bajo la dirección de Maria Salas-Lanz, y con las actuaciones de Jorge Hernández, Nattacha Amador y Yamilé Amador.
Por muchos años hemos seguido la trayectoria de Montes Huidobro como crítico literaria, académico, dramaturgo, novelista, poeta. Su quehacer en todos estos géneros ha ido siempre acompañado por una estrecha colaboración con su esposa, Yara González, crítica literaria por mérito propio, pero también lectora, analista y consejera influyente en la obra de Matías.
En 2004 la pareja dio a la luz, con la firma de ambos, “José Antonio Ramos. Itinerario del deseo. Diario de amor”, texto en que ambos comentan en contrapunto un diario del autor de Caniquí, que tuvimos el honor de presentar en el salón de Ediciones Universales y del que escribimos en estas páginas. En ese libro el juego entre la voz narrativa de Ramos, y las interpretaciones del texto de Matías y Yara, puede leerse como el montaje de una obra de teatro. Apunto este dato porque creo que la base estructural y estilística de “Un objeto de deseo” --posiblemente la mejor pieza teatral y la más innovadora de Matías Montes, que ya tiene a su haber una abundante obra dramática de reconocidos méritos – tiene un antecedente en el libro sobre Ramos.
El personaje central de “Un objeto de deseo” es José Martí, un riesgo poco común en nuestras letras. Llevar a Martí a las tablas en el Siglo XXI no puede reducirse a ofrecer una visión edulcorada del mártir cubano. El autor necesita hallar un balance entre el ser humano y su mito, entre su vida y la interpretación de la misma, entre los tiempos en que vivió y el actual. Montes Huidobro lo ha logrado. También ha querido establecer los nexos que unen a Martí con su obra. Para ello se ha valido de su absoluto dominio de las técnicas teatrales y de su formación como académico y dramaturgo.
Los otros dos personajes de la obra son Carmen Zayas Bazán, la esposa de Martí, y Lucía Jerez, el personaje de su novela Lucía Jerez o Amistad funesta. La crítica ha señalado con anterioridad la correspondencia de los personajes novelados con individuos reales. Si Lucía Jerez fue trazada por el autor con los rasgos que él veía en su mujer, Juan Jerez es el alter ego del propio Martí. Martí, en la obra de Montes Huidobro, se convierte en el objeto de deseo (amoroso, sexual) de estas dos mujeres, Carmen y Lucía, una real y otra ficticia. Aquí, naturalmente, hay una deconstrucción de la escala de valores del siglo XIX y aún de nuestros tiempos, en que son las mujeres las que suelen ser objetos de deseo. Además, se crea un movimiento dentro del texto teatral en que están en juego el tiempo, el espacio, la realidad, la ficción, y la intertextualidad no sólo con poemas y prosas martianas, sino también con artículos de crítica de Montes Huidobro. Para complicar más la madeja, en una introducción al libro de Yara González, la esposa del autor expresa que el tratamiento de la mujer en la sociedad cubana de Matías ha sido coherente desde los años cincuenta pero “que la voz femenina (es decir, la mía), no se sentía aún conforme”, lo cual sugiere su influencia indiscutible en la creación de los personajes femeninos.
“Un objeto de deseo” tiene toda la complejidad del neobarroco y toda la apertura del postmodernismo, pues la obra no sólo gira en torno a la relación amorosa de Martí con Carmen Zayas Bazán y la interpretación que los historiadores han ofrecida de la misma, sino que toca otros aspectos de la vida del luchador por la independencia cubana, como el episodio con María García Granados, sus amores con Carmita Mantilla, la posible paternidad de Martí en el caso de María Mantilla, su amistad con Fermín Valdés Domínguez. Pese a que todos estos pasajes de la vida de Martí han sido extensamente examinados por biógrafos y escritores desde hace más de un siglo, Montes Huidobro añade una mirada interpretativa con sugerencias novedosas, lo cual se facilita en una obra de ficción, basada en la realidad histórica, pero no sujeta a la misma. Estas insinuaciones le dan una sentido de apertura a este teatro dentro del teatro, estas imágenes ante un espejo, en que se confunden la realidad y su reflejo.
Algunos prefieren la visión hagiográfica de Martí. El Martí héroe, el del mito fundacional de la nación, mil veces manipulado para acercarlo al discurso que a cada cual conviene. Aparte de los muchos méritos literarios de esta obra, que merecería sin duda un trabajo más serio que esta breve reseña, yo agradezco la visión de un Martí de carne y hueso, tocado por el genio, sin duda, pero también capaz de sentir amores y desamores, ilusiones y desencantos, y el doloroso conflicto entre el deber patrio y los reclamos de una mujer. Con todo, hay que pensar que “Un objeto de deseo” ha de ser una obra controversial. Matías Montes es de los intelectuales que no busca sólo entretener con su teatro, sino punzar, hacer pensar. Es bueno que así sea
La puesta en escena trajo a la vida a los personajes, y añadió una capa más de complejidad a la obra, pues el director Mario Salas Lanza es sobrino biznieto de Martí, esposo de Nattacha Amador, que interpretó el papel de Carmen. El personaje de Lucía, fue representado por su hija, Yamilé Amador. Esta actuación de madre e hija puede interpretarse como una metáfora de que el personaje martiano (Lucía) fue hija de la mujer real (Carmen). .
Auguramos que la crítica verá que en los momentos actuales Matías Montes Huidobro ha dado un giro en su obra literaria, donde se entrelazan los géneros, y con el que llega a su plenitud creadora con “Un objeto de deseo”.
“Un objeto de deseo”: una obra controversial.
Publicado el 23 de Febrero de 2006 en el Diario las américas.
por Uva de Aragón
El próximo sábado 25 de febrero a la 1 p.m. el profesor Luis F. González-Cruz presentará en Ediciones Universales “Un objeto de deseo”, obra de teatro de Matías Montes Huidobro, recién publicada por esa casa editorial. La puesta en escena tuvo lugar el pasado mes, en el marco del Congreso “Celebrando a Martí”, bajo la dirección de Maria Salas-Lanz, y con las actuaciones de Jorge Hernández, Nattacha Amador y Yamilé Amador.
Por muchos años hemos seguido la trayectoria de Montes Huidobro como crítico literaria, académico, dramaturgo, novelista, poeta. Su quehacer en todos estos géneros ha ido siempre acompañado por una estrecha colaboración con su esposa, Yara González, crítica literaria por mérito propio, pero también lectora, analista y consejera influyente en la obra de Matías.
En 2004 la pareja dio a la luz, con la firma de ambos, “José Antonio Ramos. Itinerario del deseo. Diario de amor”, texto en que ambos comentan en contrapunto un diario del autor de Caniquí, que tuvimos el honor de presentar en el salón de Ediciones Universales y del que escribimos en estas páginas. En ese libro el juego entre la voz narrativa de Ramos, y las interpretaciones del texto de Matías y Yara, puede leerse como el montaje de una obra de teatro. Apunto este dato porque creo que la base estructural y estilística de “Un objeto de deseo” --posiblemente la mejor pieza teatral y la más innovadora de Matías Montes, que ya tiene a su haber una abundante obra dramática de reconocidos méritos – tiene un antecedente en el libro sobre Ramos.
El personaje central de “Un objeto de deseo” es José Martí, un riesgo poco común en nuestras letras. Llevar a Martí a las tablas en el Siglo XXI no puede reducirse a ofrecer una visión edulcorada del mártir cubano. El autor necesita hallar un balance entre el ser humano y su mito, entre su vida y la interpretación de la misma, entre los tiempos en que vivió y el actual. Montes Huidobro lo ha logrado. También ha querido establecer los nexos que unen a Martí con su obra. Para ello se ha valido de su absoluto dominio de las técnicas teatrales y de su formación como académico y dramaturgo.
Los otros dos personajes de la obra son Carmen Zayas Bazán, la esposa de Martí, y Lucía Jerez, el personaje de su novela Lucía Jerez o Amistad funesta. La crítica ha señalado con anterioridad la correspondencia de los personajes novelados con individuos reales. Si Lucía Jerez fue trazada por el autor con los rasgos que él veía en su mujer, Juan Jerez es el alter ego del propio Martí. Martí, en la obra de Montes Huidobro, se convierte en el objeto de deseo (amoroso, sexual) de estas dos mujeres, Carmen y Lucía, una real y otra ficticia. Aquí, naturalmente, hay una deconstrucción de la escala de valores del siglo XIX y aún de nuestros tiempos, en que son las mujeres las que suelen ser objetos de deseo. Además, se crea un movimiento dentro del texto teatral en que están en juego el tiempo, el espacio, la realidad, la ficción, y la intertextualidad no sólo con poemas y prosas martianas, sino también con artículos de crítica de Montes Huidobro. Para complicar más la madeja, en una introducción al libro de Yara González, la esposa del autor expresa que el tratamiento de la mujer en la sociedad cubana de Matías ha sido coherente desde los años cincuenta pero “que la voz femenina (es decir, la mía), no se sentía aún conforme”, lo cual sugiere su influencia indiscutible en la creación de los personajes femeninos.
“Un objeto de deseo” tiene toda la complejidad del neobarroco y toda la apertura del postmodernismo, pues la obra no sólo gira en torno a la relación amorosa de Martí con Carmen Zayas Bazán y la interpretación que los historiadores han ofrecida de la misma, sino que toca otros aspectos de la vida del luchador por la independencia cubana, como el episodio con María García Granados, sus amores con Carmita Mantilla, la posible paternidad de Martí en el caso de María Mantilla, su amistad con Fermín Valdés Domínguez. Pese a que todos estos pasajes de la vida de Martí han sido extensamente examinados por biógrafos y escritores desde hace más de un siglo, Montes Huidobro añade una mirada interpretativa con sugerencias novedosas, lo cual se facilita en una obra de ficción, basada en la realidad histórica, pero no sujeta a la misma. Estas insinuaciones le dan una sentido de apertura a este teatro dentro del teatro, estas imágenes ante un espejo, en que se confunden la realidad y su reflejo.
Algunos prefieren la visión hagiográfica de Martí. El Martí héroe, el del mito fundacional de la nación, mil veces manipulado para acercarlo al discurso que a cada cual conviene. Aparte de los muchos méritos literarios de esta obra, que merecería sin duda un trabajo más serio que esta breve reseña, yo agradezco la visión de un Martí de carne y hueso, tocado por el genio, sin duda, pero también capaz de sentir amores y desamores, ilusiones y desencantos, y el doloroso conflicto entre el deber patrio y los reclamos de una mujer. Con todo, hay que pensar que “Un objeto de deseo” ha de ser una obra controversial. Matías Montes es de los intelectuales que no busca sólo entretener con su teatro, sino punzar, hacer pensar. Es bueno que así sea
La puesta en escena trajo a la vida a los personajes, y añadió una capa más de complejidad a la obra, pues el director Mario Salas Lanza es sobrino biznieto de Martí, esposo de Nattacha Amador, que interpretó el papel de Carmen. El personaje de Lucía, fue representado por su hija, Yamilé Amador. Esta actuación de madre e hija puede interpretarse como una metáfora de que el personaje martiano (Lucía) fue hija de la mujer real (Carmen). .
Auguramos que la crítica verá que en los momentos actuales Matías Montes Huidobro ha dado un giro en su obra literaria, donde se entrelazan los géneros, y con el que llega a su plenitud creadora con “Un objeto de deseo”.
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